Política antidrogas fallida y narcoestado
Es bochornoso que periodistas “estrella” compitan por narrar la “narcohistoria” más truculenta sobre detención de "El Mayo" y el hijo de "El Chapo"
Continúan las especulaciones con relación al arresto formal (según versiones oficiales) o entrega “pactada”/traición (según “otras” versiones) de dos importantes líderes del Cártel de Sinaloa –Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo” Guzmán– el jueves 25 de julio en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas.
Es bochornosa la discusión en medios de comunicación y redes sociales entre distintos periodistas “estrella” que compiten por narrar la “narcohistoria” más truculenta. Ellos llaman erróneamente “periodismo de investigación” a las filtraciones que reciben de fuentes anónimas o testimonios de supuestos miembros de la delincuencia organizada que son imposibles de verificar. Muchos de estos testimonios y fuentes parecen provenir de Estados Unidos en un delicado momento electoral en el que la mercadotecnia política parece centrarse en el tema del narco mexicano y la crisis del fentanilo.
Llama mucho la atención que estos reporteros del narco (mexicanos y extranjeros) proporcionen información sumamente contradictoria con detalles espectaculares dignos de una telenovela o serie de Netflix. A este nuevo género de periodismo amarillista sobre narcos mexicanos se les une el análisis por parte de especialistas en seguridad –e incluso académicos expertos en temas de delincuencia organizada y lo que llaman “gobernanza criminal”– que se aprenden los nombres de todos los narcos, especulan sobre nimiedades y contribuyen a la confusión y desinformación. Es desconcertante, además, la aparente ignorancia por parte del gobierno de México sobre las acciones e investigaciones que pudieron haber realizado las agencias estadounidenses en territorio mexicano, violando quizás la soberanía nacional.
Lo que más sorprende es la preferencia por el morbo y la fascinación por las historietas de capos y ‘fiscales’ sin poner atención a las verdaderas causas de un problema humano fundamental que ha derivado en la muerte de cientos de miles de personas en los últimos años en ambos lados de la frontera –ya sea por sobredosis de droga o violencia relacionada con el negocio del narcotráfico. Es especialmente aberrante el enorme gasto derivado de los impuestos pagados por los contribuyentes estadounidenses para mantener las acciones de una agencia “antinarcóticos” que ha fracasado apabullantemente en su principal encomienda, que es supuestamente desmantelar las redes de narcotráfico para reducir el consumo de drogas en Estado Unidos.
Desde su creación en 1973 hasta 2021, las dotaciones de personal y asignaciones presupuestarias de la DEA ascendieron a la sorprendente suma de más de 70 mil millones de dólares (72.01 billion dollars). No obstante los extraordinarios recursos que se han erogado durante la llamada “guerra contra las drogas” estadounidense, año con año ingresan a la Unión Americana más drogas provenientes de un cada vez mayor número de puntos de origen. Hoy por hoy, entran y se consumen más drogas que nunca en ese país, al tiempo que se recrudece la crisis del fentanilo, no obstante que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha investigado, juzgado y encarcelado a un sinfín de malosos, es decir, a narcotraficantes de origen latinoamericano y de otros países del Sur Global –principalmente miembros de cárteles mexicanos.
Llama muchísimo la atención que los estadounidenses insistan vehementemente en aplicar, de manera repetida, acciones fallidas que no resuelven un problema humano fundamental en ese país. La DEA ha resultado ser una agencia fallida y Estados Unidos ha perdido su guerra contra las drogas arrestando capos. No obstante el fracaso estrepitoso de la llamada kingpin strategy o el enfoque en los “Señores del Narco”, algunos hasta proponen bombardear cárteles en territorio mexicano. Quizás el aún presidente Andrés Manuel López Obrador tenga razón en minimizar el tema de El Mayo, Los Chapitos y la guerra contra los cárteles mexicanos. Los “gringos” (como les llaman los mexicanos a los estadounidenses) deberían mejor investigar cómo entran, cómo se distribuyen y por qué se consumen masivamente las drogas en su propio territorio. La producción de drogas sintéticas en Estados Unidos es otro enigma que se debería indagar; no todo se produce en México.
Además, sería mucho más productivo que los sesudos especialistas y reporteros del “narco” dejaran de aprenderse de memoria los nombres de capos y de crear historias a partir de fuentes anónimas o testimonios de otros narcos. Ellos mejor deberían realizar investigaciones sobre las mafias del mercado de drogas al interior de los Estados Unidos, las acciones criminales de las grandes farmacéuticas (big pharma) y la corrupción policial en ese país. La política antidrogas de Estados Unidos es un fracaso rotundo, la DEA es una agencia fallida y, por las dinámicas del mercado de drogas ahí (en administraciones tanto republicanas como demócratas), algunos podrían incluso catalogar a Estados Unidos como un “narcoestado” o más bien un estado que ha perdido a parte de su sociedad por el consumo masivo de drogas dentro de su territorio.
(*) La Dra. Guadalupe Correa-Cabrera es profesora en la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad George Mason.
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