Víctor Jaramillo, guardián de las abejas en El Sereno, cumple 100 años de edad

El inmigrante recomienda consumir miel para una vida prolongada y saludable

Víctor Jaramillo al lado de su puesto de venta de miel en El Sereno.

Víctor Jaramillo al lado de su puesto de venta de miel en El Sereno. Crédito: Mey Mitteenn | Cortesía

Las abejas han picado a Víctor Jaramillo más de una docena de veces. A pesar de ello, deja de lado el traje protector cuando extrae la miel que producen sus abejas. No les tiene miedo ya que conoce a estos insectos desde que tenía 3 años de edad, cuando su padre y su abuelo le enseñaron el arte de la apicultura en su natal Zacatecas, México.

En 1946, llegó al norte de California y luego se mudó a El Sereno, un vecindario al noreste de Los Ángeles donde años más tarde decidió empezar la venta de miel. Hoy don Víctor es una figura muy querida en la comunidad de El Sereno, donde el pasado 28 de junio —en medio del cariño de familiares y amigos— celebró su cumpleaños número 100.

Su pequeño puesto, que consta de un letrero y una pequeña mesa de metal que muestra frascos de miel, jalea real y polen, está ubicado la cuadra 5236 S. de Huntington Dr., justo en frente de su casa.

Habiendo vivido allí durante casi cinco décadas, su negocio prospera gracias a la calidad de sus productos y sin necesidad del ajetreo y el bullicio de Instagram o TikTok.

“Nunca hemos tenido redes sociales para promocionar la miel… Yo estoy aquí de lunes a sábado de 9 a 5”, dice don Víctor, cuyo puesto puedes encontrar al tomar la línea de autobús 78 de Metro hasta la parada Huntington/Lifur.

El viaje para producir miel comienza cuando las abejas recolectan el néctar de las flores, que almacenan en uno de sus dos estómagos —uno es para alimento y el otro, que es una especie de buche, es solo para producir miel.

La magia empieza cuando las abejas regresan a la colmena. “Se empiezan a pasar el néctar de boca en boca y al mezclarse con las enzimas que tienen, hacen que agarre la consistencia necesaria”, dice John Jaramillo, uno de los hijos de don Víctor.

Después de completar este proceso, las abejas ponen la miel en diversos hexágonos del panal y lo sellan con la cera que ellas mismas producen. John explica que durante esta temporada, una colmena puede albergar hasta 60,000 abejas.

Además, describe a detalle los roles que cumplen las abejas dentro de sus colonias. “Las abejas obreras [honeybees] son ​​todas hembras”, dice. “Pueden vivir hasta cuatro meses y trabajan hasta morir”.

En cambio, las abejas macho, conocidos como zánganos, no contribuyen a la producción de miel; su único propósito es aparearse con la abeja reina. Cuando se le pregunta a John sobre el papel de la abeja reina, enfatiza que cada colmena suele tener una reina, capaz de vivir hasta cinco años y que su función principal es poner huevos —lo que es esencial para la sostenibilidad de la colonia. “Estamos hablando de casi 1,500 a 2,000 huevos por día”, dice.

Luego de finalizar el proceso de elaboración de la miel, los Jaramillo proceden a la cosecha de la miel, donde se pueden recolectar hasta 50 libras en poco más de una semana. Sin embargo, su trabajo va más allá de recolectar miel. “Debemos estar atentos”, dicen. “Hay que hay que revisar las colmenas periódicamente para evitar que les lleguen hormigas o polillas de cera… A veces también hay que darles vitaminas”. Durante la sequía en California, los Jaramillo tuvieron que alimentar a las abejas. “Sufrieron mucho porque no tenían suficiente comida. Muchas de las flores se secaron”, dice John.

Los Jaramillo enfatizan la urgente necesidad de proteger a las abejas debido al calentamiento global y destacan el papel vital que tienen en la producción de alimentos. “Las abejas son excelentes polinizadoras”, dicen. Según el Instituto Nacional de la Salud (NIH), los cultivos polinizados por abejas (como nueces, frutas y verduras) contribuyen a casi un tercio de la dieta humana total.

Don Víctor también destaca la importancia de no dañar a las abejas.

“Ellas son bien trabajadoras, pero también pueden ser bien corajudas”, expresa. “Si tratas de darles un manotazo, es posible que se enojen y vengan a picarte”. Cabe resaltar que la picadura de una abeja es fatal para este insecto. Una vez que pica, su aguijón se queda atracado en la piel. Cuando esta parte se desprende de la abeja, esta muere en menos de una hora.

Los conocimientos de Don Víctor sobre la apicultura son fascinantes y los ha compartido con varios de sus 15 hijos.

“Las abejas también son como mis hijas”, dice con cariño. A este hombre, amante de la naturaleza, también le gusta compartir sobre el proceso de la miel con sus vecinos y clientes -que llegan en auto y transporte público desde Pasadena, Lincoln Heights, Alhambra y hasta de Pomona. 

A sus 100 años, don Víctor —quien no consume ni un grano de azúcar— se levanta diariamente a trabajar y a veces usa un bastón para caminar. También sobrevivió a una infección por COVID y a una operación para extirparle un tumor. 

¿Cuál es su secreto para la longevidad? 

“Miel”, dice don Víctor. “Tiene muchas propiedades curativas. Yo consumo un poquito todos los días”.

Miel de abeja Víctor Jaramillo

  • Lugar: 5236 S Huntington Dr, Los Ángeles, CA 90032
  • Puedes pagar por los productos con efectivo o a través de las aplicaciones de Zelle o Venmo.
  • ¿Cómo llegar en Metro?: toma el autobús 78 y baja en Huntington/Lifur.

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