Alaska registra la primera muerte infantil por tos ferina
Un bebé falleció en Alaska por tos ferina, donde ya se han registrado 234 casos este año. Las autoridades piden reforzar las vacunaciones
Alaska registra un brote de tos ferina que cobró la vida de un bebé. El Departamento de Salud del estado confirmó la noticia mientras se continúa luchando contra el incremento de casos de esta enfermedad respiratoria altamente contagiosa.
Las autoridades sanitarias han señalado que, hasta la fecha, se han reportado 234 casos confirmados de tos ferina en lo que va del año, lo que marca la cifra más alta registrada en los últimos nueve años en el estado.
Según el Dr. Joe McLaughlin, epidemiólogo estatal, un 70% de los casos involucran a niños menores de 15 años, con una cifra del 12% correspondiendo a bebés, de los cuales casi la mitad, el 45%, ha requerido hospitalización. McLaughlin subrayó que los bebés pequeños, especialmente aquellos menores de tres meses, son los más vulnerables a complicaciones graves derivadas de la tos ferina.
El especialista explicó que la vacuna es el principal medio de prevención contra esta enfermedad, pero los bebés no comienzan a recibirla hasta los dos meses de vida, lo que deja a los recién nacidos especialmente expuestos a la infección en las primeras semanas de vida.
Para ayudar a proteger a los recién nacidos, las mujeres embarazadas pueden recibir la vacuna en el tercer trimestre de gestación, lo que proporciona una barrera protectora temporal a sus hijos hasta que sean lo suficientemente mayores para comenzar su propio ciclo de inmunización.
A pesar de la disponibilidad de la vacuna, McLaughlin expresó su preocupación por la disminución de la inmunidad con el tiempo, lo que puede contribuir a la propagación de la enfermedad.
La protección proporcionada por la vacuna es más eficaz durante los primeros tres a cinco años después de su aplicación, pero comienza a decaer gradualmente, lo que hace necesarias dosis de refuerzo cada diez años para adolescentes y adultos.
Esta reducción en la inmunidad, sumada a la presencia de niños no vacunados, está provocando un aumento en los casos no solo en Alaska, sino también en otros estados de Estados Unidos.
McLaughlin destacó la importancia de la detección temprana de la enfermedad, señalando que los primeros síntomas a menudo se confunden con los de un resfriado común: estornudos, fiebre leve y tos.
La tos ferina puede prograsar rápidamente
Sin embargo, la enfermedad puede progresar rápidamente a ataques de tos violentos y dificultades para respirar, lo que puede ser especialmente peligroso en bebés. El periodo de incubación de la enfermedad es de aproximadamente 10 días, y las personas infectadas pueden ser contagiosas durante hasta tres semanas.
Para aquellos que viven con bebés, McLaughlin instó a la cautela. Si algún miembro del hogar presenta síntomas de una infección respiratoria, recomendó realizarse pruebas de tos ferina de inmediato para reducir el riesgo de transmisión a los más vulnerables.
Aquellos que den positivo pueden ser tratados con un ciclo de antibióticos de cinco días, lo que reduce significativamente la posibilidad de contagiar a otros.
Los proveedores de atención médica en todo el estado están disponibles para realizar pruebas de detección de la tos ferina, y las personas sin acceso a un médico habitual pueden acudir a centros de atención de urgencia para recibir atención.
El departamento de salud sigue enfatizando la importancia de mantener al día las vacunas para prevenir la propagación de esta enfermedad y proteger a los más pequeños, quienes enfrentan el mayor riesgo de complicaciones graves.
A medida que los casos continúan aumentando, los funcionarios de salud instan a la población a tomar medidas preventivas, no solo vacunándose, sino también reconociendo los síntomas tempranos de la enfermedad y tomando acciones rápidas en caso de exposición.
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