Pasó en Canadá: BMW deberá compensar por publicidad engañosa
El Tribunal de Ontario dictaminó que BMW debe indemnizar a un cliente canadiense por la discrepancia entre la autonomía real y la anunciada de su BMW i3 de 2014
En un fallo reciente del Tribunal Superior de Justicia de Ontario, en Canadá, BMW ha sido condenada a compensar a un cliente insatisfecho por la diferencia entre la autonomía real y la anunciada de su modelo BMW i3.
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Ronen Kleiman, el demandante, había adquirido el modelo eléctrico en 2014 y llevó el caso ante los tribunales en 2017 tras observar que el rendimiento del coche no coincidía con lo que la compañía había prometido.
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Este veredicto no solo pone en tela de juicio la transparencia en la publicidad de los vehículos eléctricos, sino que también abre un debate sobre cómo las empresas manejan las expectativas de los consumidores en relación a las nuevas tecnologías automotrices.
El caso es un claro ejemplo de cómo el creciente mercado de vehículos eléctricos (EV) enfrenta desafíos en cuanto a la información que proporciona a los usuarios, particularmente en lo que respecta a la autonomía de las baterías.
Mientras los fabricantes automovilísticos invierten millones en promover sus vehículos eléctricos como el futuro de la movilidad, la precisión en los datos sobre autonomía, especialmente en condiciones reales de uso, se ha convertido en un punto de fricción con los clientes.
El litigio: autonomía anunciada vs. realidad en carretera
El conflicto legal comenzó cuando Kleiman, un residente de Toronto, descubrió que su BMW i3 no alcanzaba la autonomía que BMW había anunciado en sus materiales publicitarios.
La diferencia entre la distancia que el vehículo podía recorrer con una sola carga y lo que la marca había prometido resultó ser considerable, según el cliente, lo que lo llevó a acusar a BMW de tergiversación.
Este tipo de disputa no es inusual en el sector de los vehículos eléctricos, ya que factores como el clima, el estilo de conducción y el uso de funciones adicionales del vehículo pueden afectar la autonomía de manera significativa.
A lo largo del proceso, Kleiman argumentó que la compañía debería haber sido más precisa en sus estimaciones de autonomía, considerando las variables que influyen en la performance real del coche.
En su demanda, presentada en 2017, exigió una compensación de 25.000 dólares por daños y perjuicios, alegando que la diferencia entre la autonomía prometida y la real afectaba gravemente su experiencia con el vehículo.
BMW niega tergiversación, pero ajusta su publicidad
BMW, tanto a través de su filial en Canadá como del concesionario BMW de Toronto, negó cualquier acusación de engaño.
La defensa de la compañía se centró en el hecho de que la autonomía de un vehículo eléctrico depende de diversos factores que están fuera del control del fabricante.
Entre estos factores se incluyen el comportamiento del conductor, las condiciones climáticas y el uso de sistemas a bordo como el aire acondicionado o la calefacción, que consumen energía adicional.
A pesar de la negativa inicial, BMW ajustó la información disponible en su sitio web, lo que llevó a mostrar cifras más realistas en cuanto a la autonomía del i3.
Este cambio, aunque no reconocido oficialmente como una admisión de culpa, mostró una mayor alineación entre las promesas publicitarias y la experiencia del usuario. No obstante, la compañía siguió argumentando en los tribunales que sus estimaciones originales no constituían una tergiversación deliberada.
El fallo judicial
El Tribunal Superior de Justicia de Ontario falló a favor de Kleiman, reconociendo que BMW había tergiversado la autonomía de su modelo i3. Sin embargo, la compensación otorgada fue de solo $5,000 dólares, mucho menos de los $25,000 dólares solicitados por el demandante.
El juez adjunto James Minns, quien dictó la sentencia el 13 de junio, señaló que, aunque existía cierta responsabilidad por parte de BMW, la diferencia en la autonomía no justificaba la suma total solicitada.
Curiosamente, a pesar de esta victoria parcial, el tribunal también ordenó a Kleiman reembolsar a BMW un total de $11,140 dólares en gastos legales, incluyendo honorarios de abogados y costos del litigio.
Esta medida fue tomada porque Kleiman había rechazado previamente una oferta de la compañía por $10,000 dólares, la cual incluía una cláusula de no divulgación. Kleiman explicó que su negativa a aceptar la oferta se debió a su deseo de hacer público el caso, con el objetivo de advertir a otros consumidores sobre lo que él consideraba prácticas engañosas.
La batalla de Kleiman: justicia con costo personal
En declaraciones a medios locales, Kleiman expresó su insatisfacción con el fallo. Si bien estaba contento de que el tribunal reconociera la tergiversación por parte de BMW, consideró que la compensación no reflejaba la gravedad del problema.
Además, mencionó que los gastos personales que tuvo que asumir para llevar el caso a los tribunales superaban los $25,000 dólares, lo que significa que, a pesar del fallo a su favor, terminó con una pérdida financiera.
Kleiman también criticó lo que considera una falta de opciones adecuadas para que los consumidores afectados puedan obtener una reparación justa sin tener que asumir altos costos.
Señaló que BMW podría haber ofrecido soluciones más satisfactorias, como cancelar el contrato de arrendamiento, reembolsar el dinero pagado o reemplazar su modelo 2014 por una versión más nueva con una batería de mayor capacidad. Estas opciones, sin embargo, nunca fueron consideradas por la empresa.
¿Qué implica este caso para el futuro de los vehículos eléctricos?
El caso de Ronen Kleiman contra BMW Canadá pone de relieve uno de los mayores desafíos que enfrenta la industria de los vehículos eléctricos: la confianza del consumidor en las promesas de autonomía.
Mientras los fabricantes continúan mejorando las tecnologías de baterías y los sistemas de gestión energética, la exactitud en las estimaciones de rendimiento sigue siendo un tema crucial.
Para los fabricantes de automóviles, este fallo podría servir como un recordatorio de la importancia de gestionar las expectativas del cliente de manera clara y transparente.
Los vehículos eléctricos han recorrido un largo camino en términos de desarrollo tecnológico, pero los consumidores deben ser plenamente conscientes de los factores que pueden afectar el rendimiento en la vida real.
Mientras la industria automotriz avanza hacia un futuro más eléctrico, será fundamental que los fabricantes adopten enfoques de comunicación más precisos y menos ambiguos.