Adultos con síndrome metabólico se benefician más del ayuno intermitente

Los suplementos pueden no ser seguros para quienes tienen síndrome metabólico. Expertos advierten sobre cromo, niacina, té verde, melón amargo y cardo mariano

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El ayuno intermitente tiene resultados comprobados en la pérdida de peso Crédito: Shutterstock

El uso de suplementos para mejorar la salud ha ganado popularidad en los últimos años, aunque no todos los productos son adecuados para todos los individuos.

Las personas que padecen síndrome metabólico, un conjunto de condiciones que incluyen la hipertensión, niveles elevados de glucosa en sangre, y anomalías en los perfiles de colesterol y triglicéridos, deben ser especialmente cautelosas al considerar la suplementación.

La dietista registrada Isabel Vásquez ha identificado para EatingWell cinco suplementos que las personas con este síndrome deberían evitar, destacando sus potenciales riesgos y efectos secundarios.

Uno de los suplementos más comunes es el cromo, un oligoelemento que se encuentra en alimentos como el jugo de uva y el brócoli. Aunque se promociona por su capacidad para ayudar a regular los niveles de azúcar y colesterol en sangre, la evidencia que respalda su eficacia es escasa y a menudo contradictoria.

Michelle Routhenstein, una dietista especializada en cardiología preventiva, señala que aunque algunos estudios han sugerido que el picolinato de cromo podría mejorar la sensibilidad a la insulina, estos resultados no son concluyentes. Además, el cromo puede interactuar con medicamentos antidiabéticos, lo que puede provocar efectos adversos como daño renal o problemas gastrointestinales en quienes lo consumen en exceso.

Otro suplemento a evitar es la niacina, o vitamina B3, que es fundamental para el metabolismo energético y el mantenimiento de un sistema nervioso saludable. A pesar de que algunas personas la utilizan para reducir el colesterol y el riesgo de ataques cardíacos, su uso en personas con síndrome metabólico puede ser peligroso.

Vásquez advierte que un estudio reciente encontró que, en individuos que tomaban estatinas, la adición de niacina podría elevar los niveles de colesterol HDL —considerado el “colesterol bueno”— a un punto que incrementa el riesgo de aterosclerosis, una condición que puede provocar problemas cardiovasculares graves.

El té verde es otro suplemento que, aunque puede parecer benigno, conlleva riesgos significativos. Mientras que consumir de seis a ocho tazas de té verde al día suele ser seguro, los extractos concentrados en suplementos pueden ser problemáticos.

Considerar riesgos metabólicos de consumir ciertos alimentos

Se ha demostrado que el extracto de té verde interactúa con ciertos medicamentos para problemas cardiovasculares y, en algunos casos, puede causar daño hepático. La advertencia de Vásquez resalta que aquellos que intentan perder peso mediante estos suplementos deben tener en cuenta estos riesgos antes de iniciar su uso.

Por otro lado, el melón amargo es conocido por sus propiedades hipoglucemiantes, ya que se ha asociado con niveles reducidos de azúcar en sangre. Sin embargo, la dietista sugiere que, aunque cocinar con esta fruta es seguro, los suplementos de melón amargo pueden no ser eficaces ni seguros a largo plazo para el tratamiento de la diabetes.

Finalmente, el cardo mariano, a menudo recomendado para mejorar la salud hepática y el control de la diabetes, no cuenta con evidencia sólida que respalde su uso en el contexto del síndrome metabólico. Lauren Mahesri, otra dietista registrada, recalca que no hay pruebas de su efectividad y advierte que las personas alérgicas a plantas como la ambrosía podrían experimentar reacciones adversas al cardo mariano.

Ante la incertidumbre sobre los beneficios de estos suplementos, los expertos enfatizan la importancia de mantener una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y granos integrales, así como la práctica regular de actividad física.

Se aconseja realizar chequeos médicos periódicos para monitorizar los factores de riesgo cardiometabólico. Routhenstein destaca que el control regular de la presión arterial y otros indicadores de salud puede ser crucial para manejar el síndrome metabólico y realizar ajustes en el tratamiento según sea necesario.

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