Satélite de Boeing explota en órbita y nadie sabe cuál fue la razón

El satélite Intelsat 33e de Boeing explotó sin explicación aparente, poniéndo más presión a la compañía que ha estado envuelta en polémicas

Boeing está investigando cuál fue la causa que provocó que su satélite explotara en órbita

Boeing está investigando cuál fue la causa que provocó que su satélite explotara en órbita Crédito: Shutterstock

Las malas noticias para Boeing parecen no tener fin. El satélite Intelsat 33e, construido por la empresa, sufrió una explosión en órbita el 19 de octubre, y hasta el momento, la causa sigue siendo un misterio. Este incidente genera gran preocupación, ya que el satélite estaba ubicado en órbita geoestacionaria, donde su destrucción podría impactar otros satélites cercanos.

Un satélite con problemas desde su lanzamiento

El Intelsat 33e fue lanzado en agosto de 2016 como parte de la constelación EpicNG de Intelsat, con el objetivo de ofrecer servicios de telecomunicaciones y transmisión de datos a nivel mundial. Sin embargo, los problemas comenzaron poco después de su lanzamiento. Un año más tarde, en 2017, se descubrió que el satélite estaba consumiendo combustible a un ritmo mucho mayor de lo esperado, lo que redujo significativamente su vida útil. Además, fallos en su motor principal limitaron aún más su capacidad de operación, con una expectativa de servicio que pasó de 15 años a menos de 10.

El 19 de octubre, Intelsat reportó un evento crítico: el satélite se había fragmentado en al menos 20 piezas. Aunque no se conoce la causa exacta, este tipo de incidentes, conocidos como “eventos de ruptura”, son extremadamente raros en órbita y generan serios riesgos para otros satélites debido a la posible colisión con los restos del Intelsat 33e.

Investigación en curso

Tras el incidente, tanto Intelsat como Boeing han iniciado una investigación exhaustiva para determinar qué provocó la explosión. La información preliminar no arroja luz sobre si el satélite fue víctima de una falla técnica o un evento externo, como una colisión con basura espacial. De cualquier modo, esta situación ha generado gran interés entre expertos de la industria espacial, ya que las órbitas geoestacionarias están altamente pobladas y el riesgo de generar más basura espacial es significativo.

El hecho de que el satélite haya dejado fragmentos flotando en órbita presenta una amenaza latente. Los ingenieros espaciales ahora se enfrentan a un doble desafío: no solo deben averiguar qué causó la explosión, sino también desarrollar estrategias para mitigar el riesgo de que los fragmentos dañen otros satélites en la misma órbita.

Boeing bajo presión

Este desastre supone otro golpe para Boeing, una empresa que ha visto su reputación afectada en los últimos años por diversos problemas técnicos en varios de sus proyectos, tanto en el sector aeronáutico como en el espacial. La compañía ha tenido problemas con aviones comerciales, como los fallos en los paneles de aeronaves, y su programa de cápsulas espaciales, que fracasó en misiones críticas para la NASA. 

La explosión del Intelsat 33e no hace más que añadir más presión a una empresa que ha estado luchando por mantener su lugar en la industria aeroespacial. Si bien Boeing sigue siendo uno de los principales fabricantes de satélites, este último incidente podría hacer que los operadores de satélites reconsideren sus contratos futuros con la compañía.

La explosión del Intelsat 33e pone en evidencia uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la industria espacial: la basura espacial. En órbitas bajas, los fragmentos pueden reentrar en la atmósfera y quemarse, pero en la órbita geoestacionaria, los restos pueden quedarse allí indefinidamente, representando un peligro constante. Con al menos 20 fragmentos identificados, existe una alta posibilidad de que estos desechos generen más colisiones, lo que podría tener repercusiones en las comunicaciones globales si otros satélites resultan dañados.

Aunque existen tecnologías para rastrear los desechos y prevenir colisiones, el nivel de incertidumbre y riesgo sigue siendo alto. Este incidente pone de relieve la necesidad urgente de mejores protocolos para manejar los satélites en órbita y, cuando sea necesario, retirarlos de manera segura.

El futuro de Boeing en la industria espacial

Mientras se lleva a cabo la investigación, queda por ver cómo afectará este incidente a Boeing. La compañía deberá demostrar su capacidad para corregir los errores cometidos y recuperar la confianza de sus clientes, como Intelsat. Sin embargo, la competencia en el sector de fabricación de satélites es feroz, y cada fallo debilita la posición de la empresa en el mercado.

Por otro lado, este evento también plantea preguntas sobre la durabilidad de los satélites y la capacidad de las empresas para cumplir con las expectativas de vida útil de sus productos. Si bien algunos satélites pueden superar con creces sus expectativas iniciales, como el famoso Telstar, otros, como el Intelsat 33e, terminan siendo decepcionantes para los operadores y fabricantes.

El estallido del Intelsat 33e plantea una serie de interrogantes tanto para Boeing como para la industria espacial en general. El impacto de este evento podría sentirse durante años, tanto en la gestión de los restos espaciales como en la reputación de los fabricantes de satélites.

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