El sospechoso daño de cables en el Báltico: ¿Guerra híbrida en el fondo del mar?

Dos cables de datos fueron dañados en el Mar Báltico. Los investigadores sospechan de actos de sabotaje

El barco "Ile de Brehat" durante la instalación del cabel submarino C-Lion 1.

El barco "Ile de Brehat" durante la instalación del cabel submarino C-Lion 1. Crédito: Deutsche Welle

Es más delgada que una manguera contra incendios y en su interior tiene fibra óptica de alto rendimiento, todo recubierto de acero y una capa protectora impermeable. Hablamos de la línea de comunicación submarina “Cinia C-Lion 1”, que conecta a la capital de Finlandia, Helsinki, con la ciudad alemana de Rostock. Son unos 1.200 kilómetros de genuina autopista de la información.

Cuando fue instalada, se abrió una zanja de un metro de profundidad en el fondo marino, con el objetivo de ofrecer una protección adicional. Y, sin embargo, pese a todas las prevenciones, el cable resultó dañado el lunes 18 de noviembre frente a la isla de Öland, igual que ocurrió con otro cable similar que une a Suecia y Lituania.

La sospecha de un sabotaje recae ahora sobre la tripulación de un carguero chino entre cuya tripulación hay un capitán ruso. El navío habría navegado por los lugares donde se produjeron los daños, y antes había atracado en un puerto ruso. El barco además desconectó su transpondedor, necesario para determinar su posición en el mar. Pese a ello, la Armada danesa conoce su ubicación y lo vigila de cerca.

No es el primer caso

Los hechos recuerdan a otro incidente ocurrido en el Mar Báltico el 7 de octubre de 2023, explica Moritz Brake, experto en seguridad marítima de la Universidad de Bonn (Alemania). En esa ocasión, las sospechas también recayeron sobre un barco chino, un carguero de contenedores que había dañado con un ancla arrastrada, aparentemente por accidente, dos cables de datos y el gasoducto “Baltic Connector”.

Brake no cree en la versión del accidente. “El ancla fue arrastrada unos 180 kilómetros a través del fondo del mar. No hay manera de que algo así sea un accidente”, señala. Además, el carguero iba acompañado de supuestos barcos de investigación rusos y los hechos tuvieron lugar justo el día del cumpleaños de dirigente ruso Vladimir Putin. “Son demasiadas coincidencias”, apunta.

Los servicios secretos occidentales llevan mucho tiempo preocupados por supuestos barcos de investigación rusos que navegan por los mares del norte de Europa, que más bien podrían estar espiando la infraestructura occidental.

En el caso de los cables de datos afectados, ni siquiera es necesario el espionaje, porque su ubicación se puede consultar en internet. La empresa finlandesa Cinia incluso publicó en 2015 un video donde mostraba que gran parte del cable C-Lion 1 fue tendido en paralelo al gasoducto Nordstream, el mismo que fue objeto de un ataque explosivo en septiembre de 2022, incidente que sigue sin ser explicado.

Daño menor, señal mayor

El perjuicio real causado al cable fue limitado. “En todo el mundo se han dañado cables alguna vez por accidente”, dice Brake. “Por eso, esta infraestructura está diseñada para que los efectos de estos desperfectos sean cubiertos por otros cables, así que los usuarios no se dan cuenta de lo ocurrido”.

Y, sin embargo, recuerda el experto, se trata de infraestructura crítica y más del 90 por ciento del tráfico mundial de datos pasa por cables submarinos. “Si se apunta de manera premeditada a puntos específicos o, como en este caso, se dañan dos cables, es posible que la próxima vez queden afectados más cables. Y entonces rápidamente tendremos problemas”.

Tampoco debe subestimarse el mensaje que envían estas acciones. “Acá se está manifestando una cooperación cada vez más estrecha entre China y Rusia, pero también con Irán y Corea del Norte. Desde hace tiempo se llevan a cabo acciones globales contra los intereses occidentales”, sostiene. “La pregunta es cómo vamos a reaccionar ante estos episodios”.

No existe la seguridad total

¿Puede protegerse mejor esta infraestructura? Tres cuartas partes del planeta están cubiertas por océanos, y en ellos hay más de 500 cables de este tipo. No importa si se trata de redes de datos, comercio marítimo, oleoductos o gasoductos: monitorear y proteger todo siempre y de manera integral es sencillamente imposible, dice Brake.

Las sociedades occidentales seguirán conviviendo con estos actos de sabotaje, aunque -destaca Brake- no en total indefensión. “Al menos podemos reforzar nuestras capacidades de vigilancia, es decir, ser capaces de reconocer, comprobar y hacer visible cuando otros actores estén amenazando nuestra infraestructura”.

(dzc/ms)

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