Venezolanos, chinos y cubanos, serían deportados por Trump hacia países caribeños y de Centroamérica
Para los venezolanos, chinos y cubanos que sean deportados, Donald Trump les tiene pensado un destino alternativo con respecto a sus naciones de origen
Los inmigrantes venezolanos, chinos y cubanos, que sean objeto de deportación durante la administración de Donald Trump y cuyos países de origen se nieguen a recibirlos serían enviados a naciones caribeñas e incluso a una ubicada en Centroamérica.
Tres fuentes familiarizadas con los planes de deportación masiva considerados por el presidente electo para erradicar al fenómeno migratorio, fueron citadas bajo condición de anonimato por la cadena de televisión NBC News, y advirtieron que el equipo de transición del político conservador ya inició conversaciones con cuatro países para que reciban a los inmigrantes expulsados por Estados Unidos.
A diferencia de su etapa anterior al frente de la Casa Blanca, Donald Trump ya no sólo piensa en México para darles cobijo a los extranjeros que decida echar del país al asumir la presidencia.
Presuntamente, se tiene pensado que los inmigrantes venezolanos, chinos y cubanos a quienes sus naciones se nieguen a volverles abrir las puertas serán trasladados a destinos como las islas Turcas y Caicos, Granada, las Bahamas e incluso a Panamá.
Como parte de su campaña, el republicano de 78 años se comprometió con la ciudadanía a realizar una deportación masiva de inmigrantes sin precedente.
Por ello, designó a Tom Homan como próximo zar de la frontera e incluso mencionó que, en caso de ser necesario, declarará emergencia nacional para apoyarse en las fuerzas armadas con el objetivo de arrestar y después echar a los inmigrantes sin documentos.
Como parte de dicho plan, presuntamente, personal cercano a Trump mantiene conversaciones con representantes de los cuatro países mencionados para establecer a un acuerdo mediante el cual reciban a personas que llegarían en vuelos procedentes de la Unión Americana.
Diversos críticos de las políticas de inmigración sostienen que, deportar a los más de 11 millones de extranjeros sin la documentación que respalde su estancia en Estados Unidos, es una auténtica misión imposible de llevar a cabo, pues además inicialmente requiere de un proceso legal y eso implica tiempo, así como personal calificado y millones de dólares.
No obstante, Trump no quita el dedo del renglón e incluso ya ha comenzado a presionar a México y Canadá para que ambas naciones dejen de servir de puente de acceso para los inmigrantes interesados en cruzar hacia territorio estadounidense.
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