Colombiana comparte cómo llegó a ser árbitra de fútbol al emigrar a EE UU
'Implica mucha disciplina, mantenerte en forma, entrenamiento y comer bien, pero a cambio, la paga es muy buena', dice
La colombiana Viviana Díaz jamás contempló en su vida que al emigrar a Estados Unidos, llegaría a ser árbitra de fútbol soccer, una carrera que la ha puesto a prueba, pero al mismo tiempo le ha dejado muchas satisfacciones, entre ellas, sostener económicamente a su familia en Colombia.
“Nunca pensé que jugar fútbol me llevaría por ese camino”, dice Viviana.
Fue hace ocho años que vino a California, después de vivir en Nueva York y Chicago.
En su natal Bogotá, se graduó como ingeniera industrial, pero en este país, como muchos inmigrantes recién llegados, tuvo que laborar limpiando casas y en la demolición.
En Colombia, dice que jugó fútbol desde niña, un deporte del que se considera apasionada.
“Cuando me mudé a Riverside en California, empecé a jugar en unas canchas techadas en San Bernardino”.
No imaginaba que el destino le tenía preparada una sorpresa. Mientras jugaba al fútbol, la dueña de las canchas, se enteró que buscaba empleo y le ofreció trabajar como árbitra.
“Estaba buscando trabajo, pero nunca contemplé ser árbitra porque yo era de las que les gritaban a los árbitros”.
Viviana no dudó en aceptar el reto, y la propietaria de los campos de juego le regaló un silbato y una camiseta de árbitro, que le animaron más a entrarle a dirigir los partidos y hacer cumplir las reglas del juego.
Así fue como hizo su debut como árbitra para juegos de fútbol de niños pequeños.
“En 2021 empecé; y ha sido un camino largo, lleno de bendiciones”.
Dice que el trabajo de árbitro es muy bien pagado, y entre mejor sea el desempeño, el ingreso aumenta.
“Me pagaban $22 la hora, pero ya como árbitra de la división 1 de College, gano $600 la hora, y hasta $700 en los juegos internacionales amistosos y semiprofesionales. He llegado a ganar $1,100 en un partido que cuando mucho yéndose a tiempos extras puede durar dos horas y media”.
Precisa que en la temporada universitaria ha llegado a ganar $12,000 en un periodo de cuatro a cinco meses; y los fines de semana, puede obtener $700.
“Si es un trabajo agotador. Las condiciones son duras porque hay que estar al sol y al frío”.
Un trabajo muy demandante
Viviana dice que ser árbitro es un trabajo muy demandante físicamente, ya que requiere mantenerse en forma para tener un buen desempeño en la cancha de juego porque todo el tiempo hay que andar corriendo.
“Hay que entrenar todos los días sobre todo en las temporadas bajas. Yo corro ocho millas dos veces a la semana”.
A eso le agrega el entrenamiento de ejercicios sprint (velocidad), ejercitar la parte superior del pecho, la espalda y entrenar los músculos. No quiero que a mayor edad, las rodillas me detengan”.
Pero también, ser árbitra le exige comer bien e invertir en su recuperación física después de un encuentro.
“En un partido normal puedes correr seis millas. Lo máximo que he corrido son 23 millas en un torneo”.
Dice que ese esfuerzo durante el juego, hace que termines con los pies adoloridos.
“Muchas veces te lesionas al correr, y tienes que invertir en fisioterapia”.
Al mismo tiempo, un árbitro es un atleta que debe mantener una buena dieta que implica alimentarse muy bien con comida casera.
“Esto incluye mucha proteína, los carbohidratos necesarios, y también dormir bien. Yo misma cocino mi comida”.
Pero además, dice que para ser árbitro, hay que prepararse, estudiar; y cada año leer el libro de reglas porque estas varían de acuerdo a la liga.
“Son diferentes para el fútbol del college y el del high school. Cada liga tiene diferentes reglas”.
Muchos retos
De 36 años de edad, casada con un exentrenador de fútbol a quien conoció en el terreno de juego, Viviana dice que se siente orgullosa de ser una mujer árbitro, sobre todo porque tuvo que vencer muchos retos.
“El inglés no es mi primer idioma. Los libros y todas las clases son en inglés. Me toca traducir y grabar todo para escucharlos más lentamente”.
Algo en lo que quizá no pensamos mucho, es que una mujer árbitra se encuentra con racismo en la cancha.
“Como mujer, me ha tocado tener que ganarme el respeto de los jugadores hombres. Soy muy cariñosa fuera del terreno de juego, pero en la cancha, soy una leona”.
Viviana sostiene que no le cruzó por su mente convertirse en árbitra al emigrar a EE UU, pero para ella, el arbitraje ha sido una manera de mantener el fútbol cerca de su vida.
“Me ayuda a mantenerme en forma y a hacer amigos”.
En el terreno económico, los beneficios han sido mucho principalmente porque esos ingresos ha podido sostener a su familia en Colombia.
“Yo soy el sostén de mis padres. Y ayudo a mi hermana que es madre soltera y a mis dos sobrinos”, dice.
Revela que su intención al compartir su historia es inspirar a los inmigrantes a que consideren el arbitraje como otra opción de ganarse la vida no solo limpiar casas, trabajar en las cocinas, como meseros o en la construcción.
“Si necesitan ayuda para hacerse árbitros, yo los puedo apoyar. Deben saber que el idioma no es una barrera”.
Para esta colombiana, ser árbitra es un premio a su vida como inmigrante.
“Antes de llegar a esto, pasé por muchas cosas. Tuve que dormir en los vagones del Metro de Nueva York, en sofás que me prestaba otra gente; y manejar cuatro días de Chicago a Riverside”.
Lo único que lamenta es no haber sabido de esta opción cuando recién llegó.
“Ser árbitro te permite ganar dinero y manejar tu tiempo”.
Viviana fue nombrada árbitra principiante del año en el sur de California; y árbitra del año. Ambos títulos le fueron otorgados por la Cal South Soccer.
“Sí, hay muchas mujeres árbitras. Pocas se lo toman en serio porque hay que entrenar mucho y comer bien”.
La edad, dice, que no importa para ser árbitra porque conoce señoras de hasta 66 años y niños de 12 años que dirigen partidos.
Otro de los beneficios de esta carrera es que le ha permitido viajar por todo el país con los gastos pagados y por supuesto el ingreso por el arbitraje.
Además de ser árbitra como contratista independiente, Viviana se gana la vida como chofer de entrega para Amazon.
Aún cuando ama ser la autoridad en el campo de juego, dice que un día le gustaría poder ejercer su carrera de ingeniería industrial en Estados Unidos, sin dejar el arbitraje en el fútbol.