Los microplásticos en el aire podrían provocar cáncer de pulmón y colon
Los microplásticos en el aire, generados por neumáticos y basura degradada, están vinculados a cáncer y otros daños graves a la salud, advierte estudio de UCSF
La contaminación atmosférica causada por microplásticos está ganando relevancia como un grave problema de salud pública, según un extenso estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
Estos diminutos fragmentos de plástico, que se originan principalmente de neumáticos desgastados y basura degradada, están presentes en todo el medio ambiente y se han asociado con una serie de enfermedades graves, incluidas afecciones respiratorias crónicas, infertilidad y cáncer.
El análisis, que revisó cerca de 3.000 estudios, revela que estas partículas microscópicas, menores de 5 milímetros y más pequeñas que un grano de arroz, podrían ser una amenaza significativa para la salud humana. Los microplásticos han sido vinculados a enfermedades como el cáncer de colon, la infertilidad masculina y femenina, y el mal funcionamiento pulmonar, según los hallazgos publicados el 18 de diciembre en la revista Environmental Science & Technology.
La Dra. Tracey J. Woodruff, autora principal del estudio y profesora de obstetricia, ginecología y ciencias reproductivas en la UCSF, enfatizó que los microplásticos son una forma de contaminación del aire por partículas, y las investigaciones previas han demostrado que este tipo de polución tiene efectos nocivos para la salud. Como directora del Programa de Salud Reproductiva y Medio Ambiente (PRHE), Woodruff ha estado al frente de esfuerzos por evidenciar los riesgos que esta forma emergente de contaminación representa para las personas.
Uno de los hallazgos es el vínculo entre los microplásticos y la inflamación pulmonar crónica, una afección que puede incrementar significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Estas partículas, generadas en gran parte por la fricción de neumáticos con las carreteras, se liberan al aire y, al ser inhaladas, pueden causar daños irreversibles en los sistemas respiratorio y reproductivo.
El estudio también destaca que, a nivel global, se producen anualmente cerca de 460 millones de toneladas métricas de plástico, cifra que podría alcanzar los 1.100 millones para 2050 si no se toman medidas drásticas. Gran parte de este plástico eventualmente se fragmenta en partículas diminutas que ingresan al aire, el agua y los alimentos, lo que aumenta exponencialmente las posibilidades de exposición humana.
Aunque la mayoría de los estudios revisados se basaron en modelos animales, los investigadores sostienen que las conclusiones pueden extrapolarse a los humanos debido a la similitud en las exposiciones ambientales. Nicholas Chartres, primer autor del informe y miembro del PRHE, hizo un llamado a los reguladores y líderes políticos para abordar urgentemente este problema. Chartres, quien ahora trabaja en la Universidad de Sídney, instó a las autoridades a tomar decisiones informadas para prevenir la exposición continua a los microplásticos y mitigar los riesgos a largo plazo.
El trabajo también expande un informe previo desarrollado en colaboración con el Consorcio de Evidencia de Políticas del Estado de California (CalSPEC), una entidad que reúne a expertos del sistema de la Universidad de California y asesora a los legisladores estatales. En ese informe, los investigadores ya habían señalado el impacto potencialmente devastador de los microplásticos en la salud pública y el medio ambiente.
A pesar de la creciente evidencia, la regulación de los microplásticos sigue siendo limitada. Los investigadores esperan que estudios como este impulsen a los gobiernos a establecer normativas más estrictas para reducir las emisiones de microplásticos al medio ambiente. Entre las recomendaciones, destacan la necesidad de desarrollar neumáticos más sostenibles, mejorar el reciclaje y reducir la dependencia de plásticos de un solo uso.
La comunidad científica y médica también está exigiendo mayor atención a las enfermedades derivadas de esta contaminación, que podrían ser más comunes de lo que se cree. Mientras tanto, la población enfrenta una exposición constante a estas partículas invisibles pero potencialmente mortales, que no solo afectan a las generaciones actuales, sino que también podrían tener impactos duraderos en las futuras.
El llamado a la acción es claro: detener la proliferación de microplásticos requiere esfuerzos coordinados entre la industria, los gobiernos y los ciudadanos. Solo así se podrá frenar el avance de este silencioso pero devastador enemigo de la salud pública.
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