Víctimas del incendio Eaton: ‘Todo el barrio fue arrasado’

Latinos que lo perdieron todo por el incendio Eaton confían en que comenzarán de nuevo y agradecen haber escapados de las llamas

Sonia mira los escombros de lo que fue su hogar en Altadena, California.

Sonia mira los escombros de lo que fue su hogar en Altadena, California. Crédito: Familia Montaño | Cortesía

A Miguel Ángel Montaño, un inmigrante de Moroleón, Guanajuato todavía le quedan ganas hasta para bromear, después de que perdió su casa valuada en $1.5 millones de dólares, a causa del incendio Eaton, que arrasó con miles de hogares y negocios en Altadena y Pasadena.

“¡Hasta se nos quemó el acta de matrimonio, así que estoy soltero!, dijo un sonriente Miguel Ángel, afuera del Centro de Convenciones de Pasadena, a donde le acompañó su esposa Sonia para someter un reclamo de ayuda ante representantes de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA).

Miguel Ángel Montaño, de 57 años, emigró a Estados Unidos desde que tenía 14 años, y con grandes esfuerzos compró su casa de cinco recámaras, en 1987.

“Una nube negra se posó sobre las casas de la calle donde vivíamos”,  recordó el señor Montano. “Mi hijo Erick fue a preguntarle a los bomberos que si había peligro de que nuestras casas se incendiaran y le respondieron que no podían darle información”.

Miguel Ángel y su esposa Sonia.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

La familia Montaño vivía por las calles Las Flores Drive y la Avenida Santa Anita, en la devastada ciudad de Altadena.

Ellos tuvieron que evacuar el vecindario por la madrugada del miércoles cuando sus vidas corrían riesgo por las intensas lenguas de fuego que emanaban desde la colina de la montaña, a una cuadra de la que era su casa.

“Todo estaba oscuro; no podíamos respirar y había mucho humo”, narró Miguel Ángel Montaño. “Era cuestión de salir rápido…, todo el barrio fue arrasado; no quedó ni una casa en pie”.

Con Miguel Ángel y su esposa Sonia solamente estaba su hijo Daniel. Erick Gabriel, de 30 años, no estaba en casa y su otro hijo, Robert Alejandro, un chef internacional vive en Medellín, Colombia.

“No se imagina el dolor de mi hijo Robert”, confió el señor Montaño . “Cuando me llamó, me preguntó por sus tres carros que había dejado en la casa y le tuve que decir que habían quedado calcinados por completo”.

Eran autos clásicos: un Volvo 1963, un Volkswagen 1967 y un Volkswagen Karmann Ghia 1967, con valor superior a los $30,000 dólares, cada uno.

También, todos los recuerdos y afiches que había conseguido Robert en diversos países de Asia y Europa quedaron esparcidos en cenizas.

“Toda una vida de 37 años en esa casa ya no existe. Solo los recuerdos”, expresó el hombre de origen mexicano. “Lo importante es que estamos vivos. Completos. No hay como se dice allá en mi tierra [Moroleón, Guanajuato] vamos a empezar de nuevo…Estamos completos y listos para trabajar”.

De hecho, a pesar de la tragedia, Miguel Ángel Montaño no ha dejado de trabajar en su negocio “Colores de México”, donde procesan auténticos azulejos de talavera, con decoración hecha a mano.

Confiado en que habrá de rehacer su vida, el hombre dijo a La Opinión que “ahorita no tenemos la cabeza fría para estar dándole vueltas. Primeramente, como le digo, tenemos vida, mi negocio y tenemos completos a nuestros hijos”.

Por su parte, la señora Sonia, casi al borde de las lágrimas, declaró que las cobijas que llevaba en una bolsa las valorará siempre como algo especial.

Fotografía de la familia Montaño al momento de evacuar su hogar en Altadena.
Crédito: Familia Montaño | Cortesía

“Se nos olvidó sacar muchas cosas, pero mis mascotas ¡nunca!”, dijo ella. Sus mascotas son tres gatos pequeños, un perrito y una guacamaya. “Era desesperante escapar porque no podíamos ver ni siquiera a 10 pies de distancia”.

Los esposos duermen temporalmente en un hotel, mientras se preparan para hacer un reclamo legal al seguro de su casa.

Ceden el paso solamente a residentes

Aunque los vientos de Santa Ana disminuyeron ligeramente, el incendio de Eaton que ya ha causado múltiples muertes y destruido o dañado miles de casas y estructuras avanzó amenazante hacia el Observatorio de Mount Wilson y hacia las torres de transmisión críticas para los medios de radio y televisión locales.

Las ráfagas de viento disminuyeron en las colinas de las montañas del Valle de San Gabriel.

Desde la autopista 210, al sur de la avenida Michilinda, en la ciudad de Arcadia, eran visibles grandes columnas de humo blanco.

En la intersección de las avenidas Michilinda y Montecito solamente a los residentes se les permitió el derecho de paso. De hecho, fueron instalados varios retenes con guardias de seguridad privados y oficiales del Departamento de Policia de La Verne,

“Estamos solamente como apoyo para la seguridad de todos”, comentó a La Opinión, el cabo David Weaver, acompañado del oficial  Brad Bailey.

Frente a su patrulla, al otro lado de la acera Pau Tank, gerente del restaurante Colete y su asistente Stanley Liang lamentaban que en toda la mañana solamente los había visitado una persona para comer.

“No sé. Quizás el seguro cubrirá las pérdidas”, indicó Tank.

Las condiciones de peligro por el incendio Eaton persistieron en la cima de la montaña, lo que dificultó la lucha aérea de los helicópteros que lanzaron agua a las llamas.

Las llamas se arrastraban a través de las copas de los árboles y la espesa vegetación hacia la cima montañosa.

El Departamento del alguacil del condado de Los Ángeles pidió la evacuación inmediata de cualquier persona que viva en las laderas.

El incendio de Eaton Canyon se inició alrededor de las 6:20 p.m. del martes en la zona de Altadena Drive y Midwick Drive en las colinas sobre Altadena en medio intensas ráfagas de vientos de Santa Ana.

Entre el Eaton Fire y el Palisades Fire han destruido en conjunto unas 9,000 estructuras, incluyendo miles de hogares.

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