“Mis sueños se quemaron”
La casa del mexicano Rodrigo Ortiz y su esposa Kara quedó reducida a cenizas y piden ayuda económica “con lo que sea”
Cuando era un niño, Rodrigo Ortiz y su hermana Mariana vinieron de vacaciones a Disneylandia con sus padres, y él soñaba con que algún día viviría en los Estados Unidos.
“Desde entonces pensé, me gustaría vivir allá”, recuerda Rodrigo, para quien el 8 de enero de 2025 se ha convertido en una pesadilla: esa madrugada se incendió por completo su casa en Altadena.
David Beadle, un amigo de Kara y Rodrigo Ortiz ha abierto una cuenta de GoFundMe para ayudar a la pareja a recuperarse de la pérdida total de su hogar.
Motivado por la tecnología y el profesionalismo que se emplea en la industria del cine en los Estados Unidos Rodrigo Ortiz, originario de la Ciudad de México decidió emigrar a este país en 2004.
“En México, la industria del cine es pequeña, comparada a la industria acá”, dijo durante una entrevista en casa de unos amigos de Pasadena, quienes le han ofrecido refugio temporal, junto con su esposa Kara.
“Siempre me gustó mirar hacia el vecino del norte por los proyectos que se hacían aquí, las películas, los programas de televisión y todas esas cosas”, agregó. “Siempre fue algo que me atrajo mucho”.
Dijo que, si bien el cine mexicano ha avanzado bastante, en las últimas dos décadas el número de proyectos y el monto de inversión era limitado.
Pero, cuando surgió una oportunidad de venir a vivir a Los Ángeles, Rodrigo no lo pensó dos veces.
Este jefe de ingeniería ha sido fundamental en el éxito de películas como Distant (2024), The Last Voyage of the Demeter (2023), Transformers: Rise of the Beasts (2023), 80 for Brady (2023) o The Rental (2021) donde trabajó como ingeniero de sonidos Foley, Los efectos de sonidos Foley se utilizan para mejorar la experiencia auditiva de una película.
“Han sido varios proyectos con gente con la que trabajo a gusto”, dice Rodrigo, de 53 años, quien, además, colaboró con su ingenio en Sonic the Hedgehog, una película de comedia de acción y aventuras basada en la serie de videojuego y con Don Johnson, en Dragon’s Dogma II (2024)
Esas participaciones y muchas más en la industria cinematográfica estadounidense, así como la compra de su casa le han permitido a Rodrigo conquistar el Sueño Americano.
“Así es. Desde aquella visita a Disneylandia me dejó marcado, y desde entonces pensé que mi futuro estaba en los Estados Unidos”, dijo. “Pero, ahora mis sueños se quemaron y volveré a renacer”.
La casa que Rodrigo y su esposa Kara habían comprado en 2013 no era grande: tres recámaras pequeñas, un baño completo y jardín.
“Todo parece surreal”
En la actualidad, todo se redujo a cenizas y escombros.
Al momento de la entrevista, Rodrigo no había tenido la oportunidad de ver siquiera fotografías de las condiciones en que había quedado la que fuera su hogar y el de su esposa Kara.
Fueron unos vecinos quienes hicieron entrega de las imágenes a Kara Ortiz. Ella quiso mostrárselas, pero él no quiso verlas.
“No vi las fotos hasta esta mañana”, narró. “Las vi y…no te lo puedo explicar. Todo parece tan ajeno. Parece surreal. Reconozco ciertas cosas…Lo único que quedó de pie es la chimenea”.
Rodrigo estuvo a punto de quebrarse.
“Es verdad. Como de ciencia ficción; como si hubiera caído una bomba a las casas de todo el vecindario”, manifestó.
“Todo por lo que has luchado durante tantos años se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos”, subrayó. “Se quemó mi sueño americano. Pero si lo hice una vez, lo puedo hacer otra vez”.
No obstante, Rodrigo tiene la convicción y la seguridad de que puede recuperarse, aunque le tome tiempo.
Él está consciente del valor, el coraje y las cualidades de lucha y superación incansable que caracteriza a los mexicanos.
Sin embargo, para él, la experiencia de haberlo perdido todo ha sido una oportunidad para experimentar el apoyo de la comunidad latina, de sus amigos y de la gente que se les ha acercado para saber cómo están o qué necesitan en estos tiempos de incertidumbre.
“Algunos amigos nos hacen o nos traen comida”, resaltó. “Y nuestros amigos que nos han recibido en su casa han sido unos anfitriones excelentes y estamos muy agradecidos con todos”.
Son sus amigos de trabajo, desde hace aproximadamente 20 años, quienes los tratan como si fuera parte de su familia.
Una experiencia más de su vida ha sido procesar el hecho de que, en el pasado, a él y su esposa Kara siempre les había tocado estar del lado de los donantes, llevando comida y cosas para la gente con necesidades económicas.
Ellos visitaron un centro de donación en Pasadena Community College.
“Fue muy bonito ver a todos los voluntarios y a la gente que nos quería ayudar”, recordó Rodrigo.
El sentimiento era diametralmente opuesto a los actos de solidaridad que la pareja había llevado a cabo anteriormente.
“La diferencia es que se siente el amor de la gente, la preocupación, la solidaridad y el cariño que tienen por los demás”, valoró el hombre mexicano.
Esa compasión experimentada la compartió entre llanto y en privado con su esposa.
“Llevábamos dos bolsas y nos las llenaron de cosas…Y luego, imagínate, nos dieron más bolsas, y una caja con comida…había gente que te ayudaba a cargar con todo y venían más personas para que pudiéramos llevarnos lo que necesitábamos: artículos de aseo e higiene personal, latas de sopa, alimentos enlatados, mantequilla de cacahuate, galletas y toallas para mi perro”.
Tenerlo todo y tener nada
Rodrigo Ortiz describió la diferencia entre tenerlo todo, y de pronto no tener nada, con el ejemplo del fallecimiento de su padre, Héctor, en octubre de 2024.
“Aunque llegué un poco tarde, fui a verlo…Él se murió y no se llevó nada. En su casa tenía guardado recuerditos de toda su vida: tenía sus lápices de colores de cuando fue a la primaria. Tenía de todo”.
Cuando él y miembros de su familia fueron a limpiar el departamento de su padre en la ciudad de México y regalaron, donaron o se deshicieron de algunos artículos, “me di cuenta de que, cuando mueres no te llevas nada”.
“Lo más importante es la vida y los seres queridos”, afirmó Rodrigo. “Entonces, de haber tenido todo a no tener nada, hoy literalmente solo tengo una maleta con un poco de cosas, y tengo a mi mujer, a quien amo y le doy gracias a Dios por ella”.
Además, aunque los Ortiz no tienen hijos, mantienen con ellos a su perrita llamada Riley, que tiene nueve años y es una mezcla de dóberman y rudgeback.
Tuvieron suerte de que a Riley no le sucediera nada. Ellos estaban fuera de casa y la habían dejado encargada en una pensión en Burbank.
A los cuidadores les llegó la noticia de la evacuación y se llevaron a la mascota para Long Beach, y de allí a San Diego.
“Cuando pase todo esto iremos por ella y la traeremos a casa”, manifestó Rodrigo, quien conserva con gran afecto los cuadros y retablos del Arcángel Gabriel que pintó su madre, Martha para él, los cuales fueron rescatados por su esposa Kara, quien el martes 7 de enero había regresado de Texas, a su casa, en Altadena, justo cuando comenzó el destructor incendio Eaton.
Ella había ido a visitar a sus padres, y él venia en un avión cuando escuchó las noticias.
Rodrigo pensaba que el incendio iba a ser controlado, aunque sabía que había habido mucho viento porque una vecina suya les envió una fotografía de un árbol que había caído en su jardín. Llamó a su jardinero para que lo cortara y lo removiera.
“Pensé, a lo mejor no pasa nada, pero cuando mi esposa llegó a las 11:15 de la noche a casa, estaba muy asustada y me dijo que el cerro atrás de la montaña ya estaba en llamas; le dije que se fuera a dormir un rato; Desde unos años atrás teníamos una caja con documentos, actas de nacimiento, los papeles de la casa, pasaporte y otros documentos”.
Ya no había electricidad donde vivían.
Y, Mientras él monitoreaba las noticias, a las 3:30 de la mañana del 8 de enero vio la alerta de evacuar la zona de inmediato.
“Ella [Kara] me preguntó si podía empacar más y le dije: No. No lo hagas. Lo importante es que salgas de ahí y que estés bien…entonces, agarró dos o tres cosas y se fue…”
Para ayudar a esta familia visita: https://gofund.me/87972e37