La estimulación eléctrica de la médula espinal puede ayudar a personas con parálisis en las piernas
Una terapia de estimulación eléctrica reactiva neuronas motoras en pacientes con AME, mejorando la movilidad sin fármacos
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Las sillas de ruedas son de gran ayuda para las personas con movilidad reducida Crédito: Shutterstock
Una nueva estrategia basada en estimulación eléctrica podría cambiar el paradigma del tratamiento de la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad neuromuscular hereditaria que provoca una pérdida progresiva de la función neuronal y debilita los músculos. Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han desarrollado una intervención innovadora que reactiva neuronas motoras funcionalmente inactivas en la médula espinal a través de la estimulación de los nervios espinales sensoriales. Este avance, publicado en Nature Medicine, ha demostrado mejorar la fuerza muscular y la capacidad de caminar en adultos con AME, ofreciendo una alternativa sin fármacos a los tratamientos actuales.
El estudio piloto incluyó a tres voluntarios con AME que se sometieron a sesiones regulares de neuroestimulación durante un mes. La intervención no solo redujo la fatiga, sino que también aumentó la movilidad de los participantes, independientemente de la gravedad de su afección. Este es el primer estudio que evidencia cómo una tecnología neuroestimuladora puede revertir la degeneración neuronal y restaurar la función celular en una enfermedad neurodegenerativa humana.
El Dr. Marco Capogrosso, coautor del estudio, explicó la importancia de atacar la raíz del problema. “Para frenar la neurodegeneración, no basta con evitar la muerte neuronal; también debemos restaurar la funcionalidad de las neuronas supervivientes”, afirmó. En esta línea, la estimulación eléctrica epidural busca potenciar la comunicación entre las neuronas motoras y el sistema nervioso, mejorando la movilidad sin recurrir a tratamientos farmacológicos.
La AME se caracteriza por la degeneración de las neuronas motoras, responsables de transmitir señales del cerebro y la médula espinal a los músculos. Con el tiempo, esta enfermedad provoca debilidad progresiva y dificulta actividades cotidianas como caminar o levantarse de una silla. Aunque en la última década han surgido tratamientos como la terapia génica y medicamentos neuroprotectores, estos solo ralentizan la progresión de la enfermedad sin revertir el daño existente.
Estudios previos en modelos animales sugieren que, en la AME, las neuronas motoras supervivientes reciben menos estimulación de los nervios sensoriales, lo que afecta su capacidad de funcionamiento. Basándose en esta premisa, los investigadores de Pitt propusieron la estimulación eléctrica epidural para amplificar las señales sensoriales y reactivar los circuitos neuronales afectados.
En el ensayo clínico, los tres adultos con AME tipo 3 o 4 fueron sometidos a neuroestimulación durante 29 días. Se les implantaron dos electrodos en la médula espinal lumbar para estimular exclusivamente las raíces nerviosas sensoriales. Cada sesión duró cuatro horas y se realizaron cinco veces por semana, acumulando un total de 19 sesiones antes de retirar los dispositivos. Durante el estudio, los investigadores midieron parámetros como la fuerza muscular, la fatiga, la capacidad de caminar y la función neuronal.
Los resultados fueron notables: todos los participantes mejoraron su resistencia muscular, reflejado en un aumento de al menos 20 metros en la “Prueba de caminata de 6 minutos”, en comparación con un incremento medio de solo 1,4 metros en un régimen de ejercicios sin neuroestimulación. Para ponerlo en contexto, los tratamientos farmacológicos actuales logran mejoras similares solo después de más de un año de terapia.
Además de las mejoras en la movilidad, la estimulación eléctrica potenció la actividad neuronal, aumentando la capacidad de las neuronas motoras para generar y transmitir impulsos eléctricos a los músculos. La Dra. Elvira Pirondini, coautora del estudio, destacó la sorpresa de los pacientes: “La AME es progresiva, por lo que los pacientes no esperan mejorar con el tiempo. Sin embargo, nuestros participantes lograron avances clínicos significativos en solo cuatro semanas. Uno de ellos incluso pudo caminar hasta el laboratorio sin agotarse”.
El impacto de esta tecnología podría trascender la AME. Según el Dr. Robert Friedlander, presidente de neurocirugía en Pitt, esta técnica podría adaptarse para tratar otras enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o la enfermedad de Huntington. Sin embargo, se requieren más estudios para validar su eficacia en el largo plazo y expandir su aplicación.
Los investigadores planean lanzar un nuevo ensayo clínico para evaluar la seguridad y durabilidad del tratamiento en una muestra más amplia de pacientes. Si los resultados se confirman, esta neurotecnología podría marcar un hito en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas, ofreciendo una alternativa innovadora y no invasiva para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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