Kylian Mbappé hace pedazos al Manchester City y con un triplete los echa de la Champions
Con un Mbappé cerca de su mejor forma, el Real Madrid arrolló 3-1 a unos Citizens que no opusieron resistencia en la eliminatoria clasificatoria
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Mbappé tuvo su “noche mágica” en el Bernabéu. Crédito: Bernat Armangue | AP
La noche mágica de Kylian Mbappé vestido de blanco llegó y este miércoles fue el héroe que le dio el pase a los octavos de final de la Champions League al Real Madrid, al hacer añicos a la defensa del Manchester City y marcarles un triplete.
En un Santiago Bernabéu pletórico, el delantero francés y el club merengue fueron ampliamente superiores a un endeble City que parecía haber olvidó la garra y el talento en el vestuario. Una caricatura del equipo de Guardiola al que estamos acostumbrados a ver competir al máximo nivel, uno que pasa por un momento oscuro y hoy tocó fondo.
Nunca un equipo de Guardiola mostró menos señas de identidad en un campo. No funcionó el planteamiento táctico de un técnico que dejó grandes exhibiciones en la pizarra en el pasado. Genialidad o locura, apostó por sus tres fichajes invernales como titulares y la identidad del City mutó por completo respecto a su historia dorada reciente.
Encarar un partido trascendental del único título grande por el que aún peleaba sin Rodri al mando, cuya dimensión se palpa en la ausencia prolongada, con De Bruyne en el banquillo, por si faltaba poco, sin Haaland tocado, era una losa. Y el Real Madrid sabía la forma de dañar la inconsistencia de una defensa impropia de la grandeza, al menos en presupuesto, de la plantilla del City.
Y la pesadilla para los ingleses se volvió realidad: tuvo enfrente a un equipo que fue un vendaval y exhibió torrentes de poderío ofensivo en un duelo que así lo ameritaba.
Tardó apenas cuatro minutos Mbappé en abrir el marcador. En un balón de uno de los jugadores que más ha crecido en la eliminatoria, Raúl Asencio, en largo, preciso, a la espalda de los centrales que fueron un flan ante Mbappé. Midió mal Rubén Dias y precisó bien Kylian. De primeras, picando el balón a la salida desesperada de Ederson. Cualquier plan de Guardiola saltaba por los aires.
Ante un City sin profundidad, con una posesión improductiva sin un solo pase decisivo entre líneas, que apenas pisó área rival, asomó un Real Madrid contundente, exuberante en el físico, preciso con balón al ritmo de Dani Ceballos. La movilidad con altas dosis de calidad de Bellingham, que dejó la peor noticia con una amarilla que le aparta de la ida de octavos, la electricidad de Rodrygo, la velocidad de Vinícius y la pegada de Mbappé.
El papelón de asumir el marcaje de ‘Vini’ en un City sin lateral derecho tras la espantada de Walker recayó en Khusanov. Desbordado. Superado siempre en carrera, indeciso en el juego aéreo y en la acción del segundo tanto madridista. A los 33 minutos, cuando el Real Madrid degustaba su superioridad.
Bellingham lo había acariciado en acción de estrategia, peinando en el primer palo el saque de esquina de Rodrygo. Mbappé chutaba todo lo que le llegaba aumentando el miedo del rival. Ederson sacaba con el cuerpo su disparo en carrera. Valverde lo intentaba desde lejos. El City solo sufría.
El club de Mánchester que protagonizó capítulos de sufrimiento en el Bernabéu en el pasado ante el empuje madridista, con la remontada con doblete de Rodrygo en los últimos segundos de una eliminatoria que parecía perdida en la ‘Champions’ de las remontadas, nunca mostró una imagen tan débil. Sin una sola noticia ofensiva. Con Asencio crecido para frenar cualquier intento. Así llegó una acción coral para dar forma a un gran gol. La conexión de Jude con ‘Vini’, la indecisión de salir al corte de Khusanov la aprovechó Rodrygo para asistir a Mbappé. Recorte de diestra y zurdazo potente a la red. El Bernabéu era una fiesta.
La esperada última palabra del City en el Bernabéu no llegó. Se esperaba más orgullo. Tardó 66 minutos en intentar un disparo, lejano y a la grada de Foden. Un segundo en el 76 al cuerpo de Courtois. El único entre palos hasta el tanto postrero de Nico tras una falta al larguero de Marmoush. Superado en todas las facetas sin solución alguna desde el banquillo. Nada cambió en el segundo acto, sin arriesgar, sintiendo todo perdido, en manos del Real Madrid.
Rodrygo buscó su gol con dos disparos, pero era la gran noche soñada de Mbappé. Tras acariciar su triplete lanzándose a un centro de Valverde, tan fiable de lateral como en cualquier demarcación en la que juegue, y después de llevarse un golpe, nada más regresar al campo inventó una bicicleta y un disparo de zurda al palo largo al que no llegó Ederson. El Bernabéu coreó sin cesar el nombre de su nuevo ídolo, el más esperado, que ya decide los días grandes con su demoledora pegada.
Restaba media hora de sufrimiento para Guardiola en el Bernabéu, sosteniendo en pie la imagen pobre de su equipo y el cachondeo de la grada. Hasta el balón fue del Real Madrid entre olés en la posesión. Un día de superioridad en el duelo de los que en el arranque de la nueva ‘Champions’ eran considerados los grandes favoritos, que refuerza la candidatura madridista a extender su reinado. Atlético de Madrid o Bayer Leverkusen le esperan en octavos mientras resuena en el coliseo de la Castellana el “así, así, así gana el Madrid”.
*Con información de EFE.
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