Francisco, el primer papa en tener un papamóvil eléctrico

Este 21 de abril el Vaticano confirmó el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años. Su partida cierra una etapa marcada por la reforma, el compromiso social y una apertura sin precedentes hacia nuevas formas de comunicación, inclusión y hasta movilidad.

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Jorge Mario Bergoglio, argentino y jesuita, asumió el papado en marzo de 2013. Desde el primer momento, mostró que no seguiría un camino tradicional. Su elección como el primer pontífice latinoamericano ya fue histórica.

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Pero más allá de los símbolos, Francisco actuó. Reformó estructuras internas, afrontó escándalos financieros y pidió una Iglesia “con rostro de misericordia”.

Durante su pontificado, Francisco no evitó los temas difíciles. Habló sin ambigüedades sobre pobreza, migración, el medio ambiente y el rol de la mujer. Impulsó la transparencia financiera y una revisión profunda de la Curia Romana.

Su liderazgo fue, sin duda, pastoral antes que político. Cercano a la gente, directo en sus mensajes y dispuesto a escuchar, Francisco se ganó el respeto incluso fuera del ámbito religioso.

El papa Francisco, comprometido con la movilidad verde

Pero su legado no se limita al plano doctrinal. En los últimos meses de 2023, el Papa protagonizó un hecho que puede parecer menor, pero que es profundamente simbólico: se convirtió en el primer Pontífice en utilizar un Papamóvil totalmente eléctrico.

Un gesto que habla de coherencia con sus propios principios, especialmente con lo expresado en la encíclica Laudato si’, dedicada al cuidado del planeta.

El vehículo en cuestión fue una versión especial del Mercedes-Benz Clase G580 eléctrico, modificado artesanalmente para cumplir con los requisitos de la Santa Sede.

Este fue entregado en el Vaticano por Ola Källenius, CEO de la compañía. El acto fue sobrio, pero cargado de significado. “El primer Pontífice en utilizar un Mercedes-Benz totalmente eléctrico en sus apariciones públicas”, subrayó Källenius durante la presentación.

El diseño del nuevo Papamóvil es una muestra de ingeniería personalizada. A partir del robusto todoterreno G580, los técnicos suprimieron el techo tras el pilar B para instalar uno rígido desmontable

Ese detalle permite que el Papa se ponga de pie al saludar a los fieles. Se le incorporó una butaca central giratoria, regulable en altura, y dos asientos auxiliares.

Además, se añadió una escalera plegable y plataformas elevadoras para facilitar el acceso de seguridad. Todo, conservando el tradicional blanco perla por fuera, con un interior en cuero blanco y moqueta roja.

Una colaboración con mucha historia

La colaboración entre Mercedes-Benz y la Santa Sede no es nueva. Data de 1930, cuando se adaptó un modelo 460 Pullman Saloon para Pío XI. Desde entonces, modelos de la firma alemana han sido utilizados por varios pontífices, entre ellos Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

En 2002, el Clase G500 pasó a formar parte del parque automotor oficial del Vaticano, y hoy varios de estos modelos históricos se exhiben en el Museo Mercedes-Benz de Stuttgart.

La elección de un vehículo eléctrico por parte de Francisco va más allá de la comodidad o la innovación. Es una toma de postura en favor de la sostenibilidad. El Papa nunca dudó en hablar de la “urgencia ecológica” ni de la necesidad de una conversión hacia una “economía integral” que respete tanto a las personas como al planeta.

Este nuevo Papamóvil no fue simplemente una donación tecnológica, representa el espíritu de una Iglesia que dialoga con su tiempo. La movilidad limpia, el respeto ambiental y la coherencia entre discurso y acción marcaron muchas de las decisiones de Francisco.

Aunque algunos escépticos vieron el gesto como un detalle menor, el uso de un Papamóvil eléctrico tiene implicaciones poderosas en la era del cambio climático.

El vehículo, cuyo precio estimado ronda los $150,000 dólares en su versión base (sin modificaciones papales), representa también un salto simbólico hacia un futuro más responsable.

No se trató solo de innovación, sino de una señal clara: si hasta el Vaticano apuesta por la movilidad eléctrica, el resto del mundo puede hacerlo también.

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