Inversores presionan a Elon Musk: Tesla exige liderazgo
Elon Musk enfrenta la mayor presión de los inversores en años. Accionistas reclaman que el CEO vuelva a enfocarse en la compañía que lo hizo famoso
El Tesla Model 3, de los modelos más importantes de la compañía. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía
Durante más de una década, Elon Musk ha sido el rostro de la disrupción tecnológica. Dueño de una personalidad tan carismática como divisiva, ha conseguido que sus empresas cambien industrias completas.
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Pero en los últimos tiempos, ese magnetismo que una vez impulsó a Tesla ahora parece arrastrarla al abismo. La paciencia de los inversores se agota y el momento de decidir ha llegado: o Musk regresa por completo al timón de Tesla, o la compañía continuará su lento declive.
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Lejos queda la imagen del visionario incansable que dormía en las fábricas de Fremont para cumplir con los pedidos del Model 3.
En su lugar, ha emergido un personaje más volcado en la escena política y en proyectos paralelos, desde la inteligencia artificial hasta la exploración espacial.
Su implicación con el presidente Donald Trump ha reconfigurado su figura pública en Estados Unidos, pero también ha generado un malestar creciente entre quienes apuestan por Tesla.
La lejanía de Elon Musk ha afectado a Tesla
La gota que colmó el vaso para muchos fue la integración de Musk en el nuevo Gobierno republicano como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un rol simbólicamente potente pero operativo y políticamente desgastante. Tras meses de polémica, ha anunciado su salida de este cargo. No obstante, el daño ya está hecho.
Tesla atraviesa un momento crítico. Las cifras no mienten: las ventas han disminuido en mercados clave como China y Europa, donde la percepción pública del CEO ha influido negativamente en la imagen de la marca.
Las expectativas apuntan a que 2025 será el primer año en más de una década en el que Tesla no lidere el mercado global de vehículos eléctricos. En su lugar, la empresa china BYD ocupará ese trono, con modelos competitivos y precios más bajos.
Según un análisis del Washington Post, Elon Musk lideró su ascenso, ha provocado su crisis y ahora le toca resucitarla.
Lo más preocupante para los accionistas no es la competencia ni la evolución del mercado: es la falta de foco del propio Musk. Mientras SpaceX continúa creciendo en el sector aeroespacial y X/xAI gana notoriedad, Tesla parece relegada a un segundo plano. El problema es que sin su fundador al frente, la empresa parece no tener rumbo claro.
Los accionistas piden resoluciones inmediatas
En una carta enviada al consejo de administración y filtrada a varios medios estadounidenses, un grupo significativo de accionistas ha solicitado que Musk se comprometa con Tesla al menos 40 horas semanales. En concreto, exigen que garantice la dirección de la compañía al menos durante 40 horas semanales. Unas 8 horas diarias de lunes a viernes o casi seis horas diarias durante los siete días de la semana.
La solicitud no es simbólica: refleja una urgencia real por retomar el control de una empresa que aún cuenta con productos de primer nivel, pero que necesita liderazgo constante para seguir siendo competitiva.
Aunque Tesla sigue invirtiendo en desarrollo tecnológico, no ha presentado grandes novedades desde el lanzamiento del Cybertruck. Mientras tanto, los rivales no se detienen.
A pesar de ese anuncio, el mercado aún espera acciones concretas. Uno de los principales proyectos que Tesla tiene entre manos es el lanzamiento del servicio de robotaxis, previsto para mediados del próximo mes en Austin.
Y es que a pesar de que no podrán llamarse oficialmente “Robotaxis” debido a restricciones legales, Musk confía en que el despliegue de estos vehículos con conducción autónoma total será el factor que revitalice la marca.
Pero incluso los avances tecnológicos más ambiciosos no bastan si no hay una visión firme que los respalde. El modelo de negocio de Tesla siempre ha estado estrechamente ligado a la figura de su fundador.
¿Cómo puede darse este resurgir en Tesla?
Cuando Musk está presente, las acciones suben, los proyectos avanzan y la narrativa se fortalece. Cuando no lo está, reina la incertidumbre.
En el entorno interno de la compañía también hay preocupación. Algunos empleados han expresado abiertamente su malestar con las prioridades del CEO. La sensación de abandono ha crecido y con ella, la rotación de talento clave.
Pero mientras tanto, la competencia se intensifica. BYD, la firma china que amenaza el dominio global de Tesla, ha conseguido escalar rápidamente gracias a una combinación de innovación, precios agresivos y apoyo estatal.
Algunos de sus modelos estrella, como el Seal y el Dolphin, ya están disponibles en América y Asia a precios notablemente más bajos que los de Tesla. El BYD Dolphin, por ejemplo, parte desde aproximadamente $17,000 dólares en algunos mercados emergentes, frente a los más de $38,000 dólares de un Model 3 básico.
La ventaja tecnológica de Tesla, que durante años fue su gran fortaleza, empieza a erosionarse. Aunque sigue siendo una referencia en software y autonomía, otras marcas han cerrado esa brecha rápidamente. Empresas como Hyundai, NIO o incluso Volkswagen han elevado su juego.
Frente a este panorama, solo un liderazgo firme y visible puede ofrecer esperanza. Y los inversores saben que ese liderazgo solo puede venir de una persona: Elon Musk.
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