¿Qué es la hiponatremia? y cómo tomar agua en exceso puede afectar tu salud
La sobrehidratación diluye el sodio en la sangre, inflama las células del cuerpo y produce daños en órganos vitales como el corazón, el cerebro y los riñones

Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU. determinaron una ingesta diaria adecuada de líquidos de aproximadamente 3.7 litros (15.5 tazas) para los hombres y 2.7 litros (11.5 tazas) para las mujeres Crédito: Pexels
Son muchos los escenarios en los que la respuesta a todos los problemas parece ser “bebe más agua”.
Deportistas, entusiastas del ejercicio físico e incluso quienes salen de fiesta y se toman unas copas son frecuentemente advertidos sobre las consecuencias de la deshidratación y el mantra se repite: “bebe más agua”.
De hecho, en el imaginario popular una creencia que se posiciona con fuerza es que mientras más agua bebamos, mejor vamos a sentirnos, en realidad esta afirmación es incorrecta e incluso peligrosa, veamos por qué.
Cuando estamos deshidratados, incluso de forma leve, nuestro cuerpo y mente sufren. En estos casos, beber agua sí nos hace sentir mejor. Sin embargo, la idea de que una mayor ingesta de agua siempre conduce a un mayor bienestar es falsa, porque existe un umbral a partir del cual el exceso se vuelve perjudicial.
En otras palabras, al igual que la deshidratación provoca debilidad, dolor de cabeza, mareos, convulsiones y otros problemas, tomar demasiada agua puede hacer que te enfermes de hiponatremia o intoxicación por agua, una condición grave y poco conocida.
La hiponatremia: ¿Qué pasa en tu cuerpo cuando te hidratas en exceso?
La hiponatremia es una condición en la que los niveles de sodio en la sangre se vuelven anormalmente bajos, provocando la inflamación de las células del cuerpo, lo que puede afectar el funcionamiento de varios órganos vitales.
En su artículo The Science of Hydration: How Water Impacts the Body (La ciencia de la hidratación, cómo el agua impacta al cuerpo) publicado por la American Physiological Society el doctor Joseph Verbalis, reconocido profesor de medicina y director de la división de endocrinología y metabolismo de la Universidad de Georgetown lo explica así: “Cuando se consume agua en exceso, especialmente en un corto período de tiempo, los riñones pueden tener dificultades para excretar el exceso, lo que lleva a una dilución del sodio en la sangre. Esto puede hacer que el agua se mueva hacia las células, provocando su hinchazón”.
La consecuencia más alarmante de la hiponatremia es la hinchazón (edema) cerebral. Nuestro cerebro está confinado dentro del cráneo y tiene muy poco espacio para expandirse. Cuando las células cerebrales se hinchan debido al exceso de agua, la presión intracraneal aumenta, lo que puede comprometer seriamente la función cerebral.
Al respecto, el doctor Verbalis subraya:”Cuando las células del cerebro se ven afectadas [por la hiponatremia], las consecuencias pueden ser potencialmente mortales”.

¿Quienes son más propensos a sufrir “intoxicación por agua”
Si bien la hiponatremia es relativamente común en pacientes hospitalizados con condiciones médicas subyacentes, la hiponatremia dilucional (por beber demasiada agua) es menos frecuente en la población sana. Sin embargo, es un riesgo real para:
Atletas de resistencia: corredores de maratón y triatletas que reponen las pérdidas de sudor (que contiene sodio) exclusivamente con agua, diluyendo el sodio restante. Un estudio de 2005, publicado en el New England Journal of Medicine encontró que el 13% de los corredores del Maratón de Boston desarrollaron hiponatremia.
Individuos con polidipsia psicógena: un trastorno en el que una persona bebe compulsivamente cantidades excesivas de agua, a menudo asociado a trastornos psiquiátricos.
Personas que siguen consejos extremos de hidratación: algunos retos o modas de salud pueden llevar a ingerir cantidades peligrosas de agua.
La sobrehidratación afecta el corazón y los riñones
Además del peligro de la hiponatremia, el consumo excesivo de agua impone una carga adicional a otros órganos vitales. Aunque los riñones son increíblemente eficientes en su función de filtrado, tienen una capacidad límite para procesar y excretar el exceso de líquidos. Un consumo extremadamente alto y rápido puede sobrepasar esta capacidad, sobrecargando temporalmente el sistema renal, según el doctor. Stanley Goldfarb, profesor de medicina en la Universidad de Pensilvania.
Asimismo, el exceso de volumen de sangre resultante de la sobrehidratación aumenta la carga de trabajo del corazón. La Asociación Americana del Corazón, señala que “el corazón tiene que bombear un volumen de sangre más grande”. Si bien esto podría no ser un problema para un corazón sano, “puede exacerbar condiciones en pacientes con insuficiencia cardíaca”, haciendo que el órgano trabaje más de lo necesario y con un riesgo mayor.

Entre la hidratación y el exceso: ¿Qué cantidad de agua es “demasiada agua”?
La cantidad de agua que un ser humano necesita consumir diariamente varía considerablemente según múltiples factores como la edad, el nivel de actividad física, el clima y la salud general.
Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU., determinaron una ingesta diaria adecuada de líquidos de aproximadamente 3.7 litros (15.5 tazas) para los hombres y 2.7 litros (11.5 tazas) para las mujeres.
Es crucial recordar que estas medidas incluyen el agua proveniente de todas las fuentes: agua pura, otras bebidas y, aproximadamente, el 20% del agua contenida en los alimentos. No hay un volumen específico que sea peligroso para todos, pues todo depende de la velocidad de consumo y la capacidad renal individual.
Sin embargo, los problemas suelen surgir cuando se consumen varios litros de agua en un período de tiempo muy corto (pocas horas), sobrepasando la capacidad de los riñones para mantener el equilibrio de sodio.
Según los especialistas, la clave para una hidratación saludable es la moderación y la escucha atenta de las señales de tu cuerpo como la sed. No se trata de beber la mayor cantidad posible, sino la adecuada para tus necesidades individuales.
Considera también tu nivel de actividad física, el clima y cualquier condición médica o medicación que pueda influir en tus necesidades de líquidos.