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Elon Musk se aleja de Trump y vuelve al mando de Tesla

Las tensiones políticas y los problemas operativos en X y Tesla han llevado a Elon Musk a tomar una decisión drástica: retirarse de la escena política

Centro de Tesla

Centro de Tesla. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía

Desde hace años, Elon Musk ha jugado en múltiples tableros a la vez: innovación tecnológica, redes sociales, energía, inteligencia artificial, pero también política.

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Pero en las últimas semanas, los resultados de esa dispersión de esfuerzos comenzaron a pasarle factura. Tesla atraviesa un momento complicado, X (antes Twitter) sufrió una caída global y su papel en la administración Trump ha comenzado a generar tensiones incluso dentro de su círculo empresarial.

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Las señales de agotamiento eran evidentes. Quienes le siguen de cerca aseguran que el magnate ha empezado a revaluar seriamente su presencia en el escenario político estadounidense. Las consecuencias económicas, mediáticas y reputacionales empiezan a ser más altas que los beneficios. Y parece que Musk lo ha entendido.

Un colapso técnico que encendió las alarmas

Todo comenzó el pasado lunes, cuando X, la red social de su propiedad, presentó una interrupción global que afectó a miles de usuarios. Musk no tardó en señalar una causa externa: “Nos atacan todos los días, pero esta vez ha sido con muchos recursos. Un gran grupo coordinado y/o un país está involucrado”, escribió en su propia plataforma.

Aunque no se ofrecieron detalles técnicos concluyentes, la magnitud de la falla provocó inquietud. Musk, visiblemente incómodo, asumió personalmente el liderazgo de la respuesta: “Estoy trabajando 24/7”, aseguró, agregando que estaba durmiendo en salas de conferencias y fábricas para supervisar personalmente los esfuerzos de recuperación tanto en X como en Tesla y xAI.

Además, reconoció que una de las principales fallas técnicas estuvo relacionada con la redundancia en la conmutación por error, un aspecto clave para garantizar que los servicios no se caigan ante problemas mayores. La promesa: implementar mejoras inmediatas para que esto no vuelva a suceder.

Las cifras que preocupan a los inversionistas

Pero la crisis no se limita a lo tecnológico. Tesla ha tenido un desplome en sus ganancias: una caída del 71%, lo cual ha provocado una fuerte sacudida entre sus accionistas.

En paralelo, la automotriz enfrenta un retroceso en el mercado europeo, donde las ventas se han reducido y algunas de sus concesionarias han sido blanco de protestas.

Los precios de sus modelos han bajado en varios mercados como estrategia para mantener la demanda. Por ejemplo, el Model 3 Performance tuvo una reducción hasta llegar a los $52,000 dólares en algunas regiones.

Sin embargo, esto no ha sido suficiente para revertir el descenso general de la marca, sobre todo en países donde el discurso político de Musk ha generado controversia.

Elon Musk, el hombre más rico del mundo
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Crédito: Matt Rourke | AP

El factor político: ¿Punto de quiebre?

Durante los últimos dos años, Elon Musk se convirtió en una figura destacada dentro de la política estadounidense, especialmente al apoyar públicamente a Donald Trump y colaborar en su administración como parte del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).

Sin embargo, en el marco del Foro Económico de Doha, Musk sorprendió con una declaración que podría marcar el inicio de un giro: “Voy a hacer mucho menos en el futuro. Creo que ya he hecho suficiente”, dijo, refiriéndose a su implicación en donaciones políticas.

Estas palabras no pasaron desapercibidas. Analistas interpretaron que Musk busca reducir su exposición política para proteger a sus compañías. Con X en crisis y Tesla perdiendo participación de mercado, el empresario sabe que su figura polarizante podría convertirse en un lastre más que en un activo.

La presión de los inversores y el futuro de Tesla

Varios inversionistas han pedido a Musk que se concentre en Tesla. En respuesta, el empresario ha manifestado su intención de mantenerse al frente de la compañía durante al menos cinco años más, e incluso ha revelado que quiere garantizar su permanencia con una estructura de poder que le permita conservar el control.

Su temor es claro: ser desplazado por accionistas activistas. Por eso, también busca blindar sus proyectos más ambiciosos, como el robot humanoide Optimus, que sigue siendo parte fundamental de su visión a largo plazo.

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Crédito: AP

Optimus, el símbolo del próximo capítulo

Optimus, el robot humanoide de Tesla, es una de las razones por las que Musk quiere mantenerse al mando de la empresa.

Este desarrollo, aún en fase experimental, representa no solo una apuesta tecnológica, sino una redefinición de lo que Tesla quiere ser: no solo una automotriz, sino una compañía de innovación robótica.

Y es justamente allí donde Musk considera que debe enfocarse: en consolidar un ecosistema que combine movilidad, inteligencia artificial y automatización. Sus recientes declaraciones y decisiones operativas apuntan a recuperar la confianza de los inversionistas y del público.

¿Adiós definitivo a Trump?

Aunque no ha roto públicamente con Donald Trump ni ha renunciado formalmente a su rol en el DOGE, la distancia es evidente. Musk ha dejado de aparecer en eventos políticos, no ha hecho nuevas donaciones significativas y ha tomado una postura mucho más reservada.

Para muchos, la frase “Creo que ya he hecho suficiente” funciona como un cierre simbólico de esa etapa. No sería la primera vez que Musk toma distancia de una alianza estratégica cuando ya no le resulta rentable o conveniente.

El próximo desafío será recuperar la confianza. Las acciones de Tesla necesitan estabilidad, X necesita eficiencia y xAI aún debe demostrar su viabilidad frente a competidores como OpenAI, Google DeepMind y Anthropic.

En ese contexto, dedicar “todo su tiempo” a las empresas tecnológicas no es solo una decisión, sino una medida de supervivencia empresarial.

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