Este simple cambio en tu consola podría darte más victorias de las que imaginas
Utilizar un cable de red en lugar de una conexión WiFi puede marcar un antes y un después en tu experiencia de juego en línea

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Si eres gamer y te gusta jugar en línea desde tu consola, ya sea una PlayStation, Xbox o incluso la Nintendo Switch, usar WiFi puede estar saboteando tu experiencia sin que lo sepas. Aunque hoy en día muchos dispositivos ofrecen conectividad inalámbrica, lo cierto es que una conexión por cable Ethernet sigue siendo la opción más estable, rápida y confiable, especialmente cuando se trata de juegos multijugador donde cada milisegundo cuenta.
Muchos jugadores se preguntan por qué sufren de lag, desconexiones, o partidas donde sienten que no están al mismo ritmo que los demás. La respuesta, en muchos casos, no es la consola, ni el juego, ni siquiera el proveedor de internet, sino el uso del WiFi como medio de conexión.
El cable de red ofrece una velocidad más constante que el WiFi
A diferencia de lo que muchos piensan, el WiFi no garantiza velocidades estables ni una conexión libre de interferencias. Tu consola puede estar a dos metros del router, pero si hay paredes, otros dispositivos conectados o incluso microondas en uso cerca, tu conexión puede fluctuar sin previo aviso.
Cuando conectas tu consola con un cable Ethernet directamente al router, eliminas esas variables. Estás creando una conexión directa, sin obstáculos físicos ni interferencias electromagnéticas. Esto se traduce en velocidades de descarga y carga más altas, latencias más bajas y una experiencia mucho más fluida.
Para juegos como Fortnite, Call of Duty: Warzone, Apex Legends o FIFA, esto puede marcar la diferencia entre ganar y perder una partida. En estos títulos, una fracción de segundo puede definir si tú disparas primero o lo hace tu oponente. Con WiFi, esa fracción puede ser la causa de tu derrota.
Además, si estás descargando juegos, actualizaciones o expansiones (que en muchos casos pesan decenas de gigabytes), hacerlo por cable puede acortar enormemente los tiempos de descarga. Incluso si cuentas con una conexión de alta velocidad contratada, el WiFi puede no estar aprovechando todo ese ancho de banda.
Jugar con cable reduce el ping y las desconexiones
Uno de los grandes enemigos del jugador online es el ping. Este término, que básicamente se refiere al tiempo que tarda tu consola en comunicarse con el servidor del juego, se dispara fácilmente cuando usas WiFi. Mientras que por cable puedes tener un ping de 10 ms, con WiFi esa cifra puede subir a 60, 80 o más, y eso sin contar los temidos picos de latencia.
Además, las desconexiones inesperadas son más comunes en conexiones inalámbricas. Un simple corte de señal, una bajada en la potencia de la red o una saturación del canal WiFi puede hacer que te saquen de una partida, arruinando tu progreso o afectando a tus compañeros de equipo. Con un cable de red, estos problemas son prácticamente inexistentes.
Y si eres de los que juega de noche o cuando hay más gente en casa viendo series, descargando archivos o usando redes sociales, notarás aún más la diferencia. El WiFi reparte el ancho de banda entre todos los dispositivos conectados, mientras que el cable mantiene tu conexión aislada y directa.
Cómo conectar tu consola por cable fácilmente
Lo primero que necesitas es un cable Ethernet. No tiene que ser el más caro del mercado, pero sí es recomendable que sea al menos categoría 5e o 6 para aprovechar mejor las velocidades actuales. Luego, simplemente conecta un extremo al puerto Ethernet de tu consola y el otro al router o al módem.
Si tu consola está lejos del router y no quieres tirar un cable por toda la casa, existen alternativas como los adaptadores PLC (PowerLine), que usan la red eléctrica de tu hogar para llevar la señal de internet de un punto a otro. No son tan perfectos como un cable directo, pero son mucho mejores que depender exclusivamente del WiFi.
También puedes considerar instalar un punto de acceso más cerca de tu consola, aunque esto requiere más inversión y conocimientos técnicos.
Si realmente quieres aprovechar todo lo que tu consola puede ofrecerte en juegos online, dejar de usar WiFi y conectar por cable es uno de los mejores pasos que puedes dar. Menor ping, más estabilidad, mejores descargas y, sobre todo, una experiencia de juego mucho más competitiva y sin interrupciones.
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