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Exempleados de Elon Musk están detrás del nuevo misil hipersónico que llegará al arsenal de Estados Unidos

El Blackbeard GL cuenta con un alcance de hasta 800 kilómetros con velocidades máximas de unos 6,000 kilómetros por hora

Los nuevos misiles podrán ser desplegados desde los HIMARS que Estados Unidos ya posee

Los nuevos misiles podrán ser desplegados desde los HIMARS que Estados Unidos ya posee Crédito: Alex Brandon | AP

En el campo militar todo va rápido, pero el Blackbeard GL —nombre que ya suena a leyenda— promete cambiar el ritmo aún más. Desarrollado por Castelion, una startup fundada en 2022 por tres exempleados de SpaceX, este misil hipersónico está diseñado para integrarse directamente en los lanzadores HIMARS, los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad que ya están en manos del Ejército de EE.UU. Eso significa logísticas más simples, costes controlados y una capacidad de despliegue realmente ágil.

Lo que hace al Blackbeard GL especial es que promete unir tres grandes ventajas: velocidad, precisión y compatibilidad con plataformas existentes. A primera vista parece mucho, pero la tecnología actual lo está haciendo posible todo.

¿Qué lo hace realmente especial?

Primero: velocidad hipersónica. Este cohete viaja a velocidades superiores a Mach 5, es decir, más de 6,000 kilómetros por hora. Esa rapidez le da dos cosas cruciales: reduce drásticamente la capacidad de respuesta del enemigo y minimiza la ventana de interceptación.

Segundo: alcance significativo —cerca de 800 km—, lo que permite realizar ataques estratégicos sin necesidad de acercarse a las zonas más peligrosas. Si la combinación de velocidad y alcance no fuera suficiente, añade una fase terminal guiada con buscador, capaz de maniobras complejas incluso en escenarios urbanos o encubiertos, testimonios de lo mucho que el equipo de Castelion sabe de cohetería precisa.

Tercero: modularidad y compatibilidad. Una de las mayores genialidades del proyecto es que aprovecha la infraestructura ya desplegada: los lanzadores HIMARS. No hay que inventar ruedas nuevas, ni diseñar plataformas gigantes. Basta con un cohete diferente que calce en los silos existentes. Esto es un golpe de inteligencia logística y financiera: menos costes, menos tiempo de producción y menos obstáculos burocráticos para empezar a usarlos.

De SpaceX a Castelion: un trío de visionarios

Tres ingenieros con experiencia en SpaceX decidieron fundar Castelion en 2022. Apostaron por llevar la precisión y velocidad del espacio… al campo de batalla. En lugar de cohetes para órbita, se centraron en misiles asequibles y fáciles de producir, sin sacrificar velocidad o eficacia.

Los primeros pasos ya están pautados: 2026 será el año de las pruebas de vuelo con aletas fijas. Para 2027 llegará la demostración con fuego real y, si todo va según el plan, para 2028 se empezarán a recibir las primeras unidades operativas. Este calendario es ambicioso, sí, pero el respaldo del Ejército —que necesita urgentemente opciones de alcance medio rápidas y fiables— les da confianza.

No solo es ambicioso, también es simbólico: refleja cómo el Ejército de EE.UU. está recurriendo a contratistas no tradicionales para acelerar el desarrollo de munición de precisión, capaz de ser producida en masa y a bajo coste. Este enfoque es clave para prepararse ante escenarios de conflicto prolongado o de gran escala.

Por qué importa en el tablero global

En primer lugar, porque llega en un momento donde los sistemas de defensa aérea están mejorando. Los misiles hipersónicos son una de las pocas amenazas que desafían sistemas como Patriot o S-400, gracias a sus velocidades extremas y trayectorias impredecibles. Y si encima pueden ser lanzados desde HIMARS, la ecuación se vuelve aún más letal para el adversario.

Dejar de depender de los grandes contratistas militares y apostar por startups abiertas a soluciones disruptivas es una tendencia que se acelera. Al usar plataformas existentes como HIMARS, se reducen los tiempos de aprobación, se minimizan los cuellos de botella logísticos y se optimiza el coste por unidad.

Además, al enfocarse en producción en masa y bajo coste, Castelion se posiciona como alternativa frente a los grandes programas multimillonarios típicos de la industria bélica. Si el Blackbeard GL cumple lo que promete, en cuestión de años podríamos ver cientos de estos misiles en los arsenales estadounidenses, y posiblemente exportados a países aliados que ya operan HIMARS.

Por último, la modularidad del misil permite actualizaciones rápidas en el campo: nuevas ojivas, mejoras en sensores, o variantes defensivas. No habría que cambiar todo el lanzador, solo adaptar el misil. Eso garantiza una plataforma evolutiva y extendible, algo muy apreciado en ciclos de vida largos.

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