Seguro Social cumple 90 años: los desafíos para llegar a un siglo de existencia
En un cumpleaños agridulce, el Seguro Social cumplió 90 años entre satisfacciones pasadas y problemas venideros para que llegue a cumplir un siglo de existencia

El Seguro Social cumplió 90 años este jueves 14 de agosto. Crédito: Shutterstock
Este jueves 14 de agosto, el Seguro Social, uno de los programas más queridos por los trabajadores y sus familias en los Estados Unidos, estuvo de festejo por sus 90 años. Cada mes, 70 millones de adultos mayores, personas discapacitadas y familiares de sobrevivientes de beneficiarios fallecidos dependen de estos pagos.
Sin embargo, no todo es algarabía, ya que la Administración del Seguro Social (SSA) enfrenta una crisis que podría llevarlo a su deceso antes de cumplir su primer siglo de existencia. El informe más reciente de la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social estima que el programa podría quedarse sin fondos fiduciarios en 2034, lo que se traduce en una reducción significativa de los beneficios en casi un 20%.
El Seguro Social data del 14 de agosto de 1935, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt firmó la Ley de Seguridad Social. En el proyecto que se ha mantenido hasta nuestros días, se estableció que por primera vez en la historia del país los trabajadores tuvieran una fuente de ingresos (pensión) durante su jubilación después de cumplir los 65 años.
A pesar de ser una iniciativa loable en el sentido de ofrecer un ingreso a los sectores poblacionales más vulnerables, los números no le favorecen:
- Las personas vive más ahora que hace 90 años: en 1935, el promedio de vida era de 61 años, incluso antes de la edad plena de jubilación (FRA) de aquel entonces, que era de 65 años. Hoy, el promedio de vida es aproximadamente de 77 años;
- El envejecimiento de la población es cada vez mayor, lo que aumenta el número de beneficiarios y el tiempo en el que reciben dinero;
- La cantidad de trabajadores que aportan impuestos al Seguro Social por beneficiario es considerablemente menor con el pasar de los años: en 1950, había 16.5 trabajadores por beneficiario; hoy, solo es de 2.7 trabajadores por beneficiario.
Una de las mayores preocupaciones es la reducción de dinero que podría llevar a una crisis en menos de 10 años. En 2024, el programa costó $1,490 millones de dólares, pero el ingreso total fue de $1,420 millones de dólares, según el informe de 2025 de la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social.
Un mito importante a derribar, aunque es no sea para nada un gran aliciente, es que muchos trabajadores creen que la reducción de fondos fiduciarios implicaría que el Seguro Social ya no pueda realizar los pagos. Eso es totalmente falso. El programa mantiene una fuente de ingresos constante por medio de los impuestos sobre la nómina.
Estos fondos de los que se hacen mención es una especie de “colchón” financiero, como un ahorro que permite pagar la totalidad de los beneficios. Sin ese dinero, lo que sucedería es que el programa enfrente un déficit y recorte los pagos mensuales, pero no que los desaparezca.
De acuerdo la AARP, es espera que el Seguro Social aumente en 12 millones de beneficiarios adicionales en los próximos 10 años, lo que disminuiría la relación de trabajadores activos que pagan impuestos por beneficiario a 2.3.
Por todas estas razones, la confianza de los estadounidenses en el Seguro Social se ha reducido, a pesar de que todavía casi un 75% lo considera como “uno de los programas más importantes de los Estados Unidos”, según una encuesta reciente de AARP. Del 2020 al 2025, esta confianza ha caído 7 puntos, del 43% al 36%.
Los expertos en Seguridad Social han indicado que esta situación podría evitarse o por lo menos amortiguarse con mayor tiempo si los legisladores del Congreso actuaran pronto. Dentro de las propuestas demócratas se encuentra la iniciativa que buscaría que las personas más ricas paguen impuestos del Seguro Social, aunque esto abre el debate a si también deberían tener derecho a recibir los beneficios. No obstante, la mayoría de los estadounidenses han mostrado su aceptación a esta alternativa en diversas encuestas.
Por el lado de los proyectos republicanos, se ha planteado aumentar la edad de jubilación, que actualmente es de 67 años para las personas nacidas después de 1960, a los 70 años.
Como fuera, en cualquiera de las opciones planteadas no hay consenso, ni siquiera discusión legislativa.
Sin una solución, los beneficios mensuales podrían reducirse hasta en un 23%, advirtió la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social en su informe anual de 2025.
Un cumpleaños agridulce el de los 90 años de Seguro Social. Y por el momento, no parece que los próximos sean más alentadores, por el contrario, como sucede con muchos de sus beneficiarios adultos, conforme pase el tiempo y la edad, el cuerpo de la SSA pareciera deteriorarse con mayor celeridad. Nos quedan 10 años por descubrir si llega a su primer siglo de vida o es el principio del fin.
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