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Inmigrante detenido por ICE asegura que fue atacado por un compañero de prisión: “Tengo pesadillas y no puedo dormir”

El ciudadano inmigrante recibió atención médica primaria, aunque condenó que no le realizaron exámenes profundos

La redadas de ICE se han intensificado con la llegada de Trump a la presidencia.

La redadas de ICE se han intensificado con la llegada de Trump a la presidencia. Crédito: AP

Wilfredo Castillo Rivas, un solicitante de asilo venezolano de 47 años, denunció que fue atacado por otro detenido en el Centro de Detención del Noroeste, en Tacoma, Washington. Asegura que, tras la agresión, no recibió la atención médica adecuada y que las autoridades no notificaron a la policía local.

El hecho ocurrió el 12 de agosto, cuando Castillo estaba descansando en su litera. Según relató a Newsweek, un compañero lo atacó sin previo aviso, golpeándolo y apuñalándolo con un lápiz en el estómago, brazo y pierna. Pese a sus intentos por defenderse, sufrió varias heridas.

“Tengo miedo de que alguien me ataque de nuevo. No puedo dormir bien, tengo pesadillas y no me siento seguro aquí”, expresó.

Supervisión médica

Un guardia del Grupo GEO, empresa privada que administra la prisión bajo contrato con ICE, llegó al escuchar el alboroto y lo llevó primero a interrogatorio y luego a la enfermería.

En el lugar, Castillo recibió una vacuna antitetánica, ungüentos, vendajes y analgésicos antes de ser enviado de vuelta a su celda. Según su testimonio, nunca se le practicaron estudios más profundos a pesar de las solicitudes de su familia.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) rechazó estas acusaciones y afirmó que recibió la atención adecuada. Funcionarios señalaron que sus lesiones eran superficiales y que no era necesario hospitalizarlo. También aseguraron que el agresor fue aislado y acusado de asalto.

La situación ocurre en medio de un endurecimiento de las políticas migratorias. Castillo llegó a Estados Unidos en abril de 2024, tras huir de Venezuela, y solicitó asilo.

Aunque inicialmente se le permitió esperar su proceso bajo supervisión, en marzo de 2025 fue arrestado por ICE, que lo acusó de incumplir citas de control, algo que su esposa niega.

En julio de 2025, un juez reconoció que enfrentaba riesgo de tortura o muerte si era deportado y le otorgó protección bajo la Convención contra la Tortura.

Sin embargo, sigue detenido mientras las autoridades analizan enviarlo a un tercer país, una medida criticada por su abogado y familiares.

Su esposa, Karri Castillo, lanzó una campaña en GoFundMe para recaudar fondos legales y reclama su liberación inmediata. “Solo quiero que Will vuelva a casa; es mi mejor amigo”, declaró entre lágrimas.

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