Fue deportada 9 veces y ahora dirige una organización a favor de migrantes en México
Esther Morales es líder de la iniciativa “Comida Calientita” que brinda alimentos a personas que llegan a la ciudad de Tijuana

Morales se convirtió en una de las líderes más destacadas en la ciudad fronteriza de Tijuana. Credit: Gregory Bull | AP
Mucho antes de padecer el difícil y desafiante proceso de una deportación, Esther Morales ya estaba en camino a convertirse en una líder que estaba por convertir sus amargas experiencias en una historia de vida que le permitió liderar una organización para todos aquellos que persiguen el mismo objetivo.
La inmigrante de origen mexicano, que pasó casi dos décadas en Estados Unidos, hoy impulsa la iniciativa “Proyecto Comida Calientita”, con la que entrega alimentos y apoyo a cientos de personas desde la ciudad de Tijuana.
La vida migratoria de Esther Morales
De acuerdo con una entrevista concedida a Telemundo 52, Morales reveló ser originaria de Oaxaca, desde dónde emigró hacia Estados Unidos en 1989 con la esperanza de mejorar la vida de su familia. Al arribar, se estableció en Los Ángeles, donde trabajó durante casi veinte años y formó su hogar. Sin embargo, su permanencia estuvo marcada por un largo historial de detenciones y deportaciones que terminaron por definir su destino.

Fue deportada en nueve ocasiones, pero regresó ilegalmente varias veces en busca del sueño americano. Su última deportación, en 2009, la obligó a permanecer en México debido al endurecimiento de las políticas migratorias. Esa separación fue particularmente dolorosa, pues significó alejarse de su hija que pudo volver a Estados Unidos.
Tras aceptar que Tijuana sería su nuevo hogar, Esther transformó el dolor en determinación. Reconoció que la única forma de salir adelante era trabajando y aprovechando sus habilidades. “Lo que me pasó me dolió mucho, pero no iba a quedarme llorando, llorando y llorando”, declaró a CNN.
De migrante a líder comunitaria en Tijuana
La vida de Esther en Tijuana comenzó con un pequeño restaurante donde servía platillos típicos de su estado, como tamales y champurrado. Esa experiencia la conectó con su pasión por la cocina y la inspiró a llevar sus habilidades a los albergues de migrantes.

Al recordar su paso por esos lugares, donde a menudo no había comida ni agua potable, decidió que su misión sería dar lo que a ella le faltó en su momento.
Así nació el Proyecto Comida Calientita, una organización comunitaria que proporciona comidas recién preparadas a inmigrantes. Morales coordina donaciones de arroz, frijoles, ropa y víveres que luego distribuye semanalmente en uno o dos albergues. Su iniciativa ha logrado alimentar a miles de personas y con el tiempo se consolidó como un símbolo de esperanza para quienes esperan en la frontera.
El impacto de su labor ha trascendido fronteras: medios internacionales han reseñado su historia y su organización exhibe un mural lleno de recortes de prensa y reconocimientos. Durante el gobierno de Donald Trump, cuando Estados Unidos limitó drásticamente las solicitudes de asilo, muchos migrantes encontraron inspiración en ella y en el lema que acuñó: “De este lado también hay sueños”.
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