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“Pequeño J”, el narco que habría ordenado asesinar a 3 jóvenes argentinas y grabar los crímenes

El asesinato de 3 jóvenes argentinas a manos de un grupo criminal conmocionó al país entero, y las autoridades buscan al principal responsable

Jóvenes asesinadas en Argentina

Las tres jóvenes presentaban fracturas y quemaduras. Crédito: Gobierno de la provincia de Buenos Aires | Cortesía

La Justicia argentina busca intensamente a “Pequeño J”, un presunto narcotraficante peruano identificado como Julio Valverde o Julio Noguera, señalado como el autor intelectual del brutal asesinato de tres jóvenes en Florencio Varela. El crimen, que conmocionó al país, fue filmado y transmitido en vivo en redes sociales como un mensaje disciplinador dentro de su propia organización criminal.

Las víctimas, Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi, fueron secuestradas, torturadas y asesinadas en una casa del conurbano bonaerense el viernes por la noche. Sus cuerpos aparecieron cinco días después, enterrados en el patio de la vivienda.

Aunque su nombre completo no fue oficialmente difundido, fuentes policiales confirmaron que “Pequeño J” lidera una organización delictiva radicada en la villa Zavaleta, al sur de la Ciudad de Buenos Aires, y que mantiene conexiones con zonas del conurbano, como Florencio Varela y Barracas.

El perfil que traza la policía lo describe como un narco de conducta “extremadamente sanguinaria”, a pesar de su corta edad. Según la investigación, ordenó cavar los pozos donde luego fueron enterradas las víctimas y planificó cada detalle del crimen: desde la falsa invitación a una fiesta hasta la transmisión en vivo del asesinato a un grupo cerrado por redes sociales.

“Esto le pasa a quien me roba”, habría repetido el líder narco durante el homicidio, en lo que los investigadores interpretan como una advertencia interna hacia un integrante de su propia banda que lo habría traicionado.

El fiscal de La Matanza, Gastón Duplaá, sostiene que el móvil del crimen no fue personal contra las jóvenes, sino una represalia narco que utilizó sus muertes como “vehículo de un mensaje” para alguien dentro de su círculo. Esa persona habría visto el video en vivo y conocido a las víctimas.

En paralelo, el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, confirmó que se investiga el caso como un “ajuste de cuentas narco” y que la transmisión fue diseñada para generar miedo y construir poder territorial. Se estima que al menos 40 personas vieron el crimen en directo por Instagram.

La brutalidad fue confirmada por las autopsias: las tres jóvenes presentaban fracturas, heridas cortantes, mutilaciones y quemaduras. Algunos de los detenidos aseguraron que las víctimas fueron torturadas antes de ser asesinadas.

Redada fallida y tensiones políticas

Este miércoles se realizaron allanamientos en Villa Zavaleta, donde se presume que opera el grupo narco liderado por “Pequeño J”. Sin embargo, el operativo no logró capturarlo. Según fuentes del caso, momentos antes del ingreso de la policía, el prófugo habría estado en una vivienda ubicada en un tercer piso del barrio.

Durante los operativos se encontraron trampas electrificadas y una nota dirigida a las fuerzas de seguridad, presuntamente escrita por el propio criminal.

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, desestimó que se tratara de un crimen de género y criticó al gobierno provincial por la gestión del caso. “No hay certeza aún sobre los autores materiales ni el móvil real”, dijo, al tiempo que cuestionó que se etiquete el crimen como un femicidio.

Detenidos e investigación en curso

Por el triple asesinato hay cuatro detenidos: Magalí González Guerrero, Daniela Ibarra, Maximiliano Parra y Miguel Ángel Villanueva Silva. Todos se negaron a declarar. Están acusados de homicidio calificado por ensañamiento, alevosía y violencia de género, aunque no se descarta el encubrimiento agravado.

Uno de los detenidos sería familiar del prófugo. Según fuentes judiciales, dos de ellos presenciaron los crímenes y revelaron detalles que sólo podrían conocer quienes vieron la transmisión en vivo.

A pesar del despliegue, fuerzas federales y policiales desconocen la existencia de “Pequeño J” en los mapas del narcotráfico porteño. No figura en registros previos y no se le vincula con clanes dominantes como el de Marco Antonio González (“Marcos”) o “Los Cabral”.

Sin embargo, los investigadores admiten que podría operar en sectores aún opacos del entramado narco, especialmente entre bandas peruanas del sur del conurbano. La presunta base de operaciones en Barracas y el control de un búnker electrificado refuerzan esa hipótesis.

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