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Ucrania estrena drones submarinos capaces de destruir cualquier barco de la flota rusa

Los drones Toloka pueden transportar hasta 5 toneladas de carga en explosivos para llevar a cabo ataques de gran escala

Los nuevos drones Toloka podrían ser utilizados para atacar tanto a la flota rusa como a insfraestructura crítica en Crimea

Los nuevos drones Toloka podrían ser utilizados para atacar tanto a la flota rusa como a insfraestructura crítica en Crimea Crédito: Shutterstock

Ucrania acaba de sorprender al mundo al presentar la familia de drones submarinos Toloka, una nueva apuesta tecnológica con la que espera cambiar las reglas del combate naval. En plena Defense Tech Valley 2025 de Leópolis, el gobierno ucraniano mostró esta gama de dispositivos subacuáticos controlados a distancia, listos para convertirse en el verdadero terror del mar Negro y un desafío directo a las defensas rusas. 

Lo más relevante es que estos drones, por su versatilidad, podrían transformar la guerra marítima y el futuro de la península de Crimea.

Los tres modelos Toloka: versatilidad total bajo el agua

La familia Toloka está compuesta nada menos que por tres modelos distintos, cada uno diseñado con funciones y capacidades específicas para abordar diferentes necesidades tácticas:

  • Toloka TLK-200: Es el más compacto del grupo, con solo 20 centímetros de diámetro. Este modelo eléctrico puede operar hasta 62 millas de distancia y llevar una carga útil de 33 libras de explosivos. Su autonomía lo hace ideal para misiones de exploración, enlace de radio o incluso ataques quirúrgicos, ya que puede permanecer activo hasta 15 días en el fondo del mar sin ser detectado.
  • Toloka TLK-400: Representa el escalón intermedio. Es un dron híbrido que puede surcar las profundidades durante hasta dos meses, con una impresionante autonomía de 750 millas. Su carga útil asciende a 1,100 libras de explosivos, lo que lo convierte en una excelente elección para operaciones de minado naval, reconocimiento avanzado y ataques directos a infraestructuras críticas enemigas.
  • Toloka TLK-1000: Este es el “monstruo” de la serie, con 12 metros de largo y 1,5 metros de diámetro. Su capacidad para dinamitar infraestructuras es única: puede transportar cinco toneladas de explosivos a más de 1,250 millas de distancia. Además, está equipado con un avanzado sistema de navegación apoyado en redes neuronales ópticas, térmicas, acústicas e inerciales. ¿Su objetivo? Destruir plataformas energéticas, infraestructuras portuarias críticas y especialmente el puente de Kerch, vital para el suministro ruso hacia Crimea.

Por qué estos drones navales pueden cambiar el futuro bélico

El enfoque de Ucrania con los Toloka es totalmente disruptivo si se le compara con el de las principales potencias navales occidentales. Mientras países como Estados Unidos, Reino Unido o China desarrollan submarinos no tripulados de gran tamaño, ultra-sofisticados y carísimos, diseñados principalmente para dar apoyo a otras misiones, Ucrania apuesta por drones mucho más baratos, fáciles de producir y de uso ofensivo desechable. Aquí no se trata de ostentar músculo tecnológico, sino de maximizar el impacto con innovación táctica y tecnología accesible.

Esto implica que, si los Toloka logran penetrar las defensas rusas y ejecutar ataques de alto valor estratégico, podrían reescribir la doctrina militar naval y romper esquemas tradicionales de la guerra en el mar. Así como los drones aéreos FPV transformaron los combates terrestres, los Toloka amenazan con inaugurar una nueva etapa de ataques encubiertos y letales bajo el agua.

Crimea en la mira: un cambio potencial de escenario

Las implicancias estratégicas son enormes. El objetivo prioritario para la Toloka TLK-1000 es, sin duda, el puente de Kerch, una infraestructura clave que une a Rusia con Crimea. Con su poder destructivo —cinco veces superior al de los drones marinos empleados anteriormente—, un ataque exitoso sería devastador no solo en términos logísticos sino también a nivel simbólico, pues cortaría de raíz el principal canal de abastecimiento ruso hacia la península.

Pero la amenaza no termina ahí. Los puertos militares, plataformas en el mar y posiciones rusas fuertemente defendidas en Crimea también quedarían expuestas a ataques encubiertos y persistentes, erosionando la supuesta sensación de control ruso sobre el mar Negro. Además, el mero anuncio de estos drones ya ha obligado a Moscú a potenciar sus defensas submarinas, incrementando el gasto y la presión operativa sin garantías de éxito ante esta tecnología disruptiva.

En conclusión, el lanzamiento de la familia Toloka coloca a Ucrania a la vanguardia en innovación militar subacuática. La guerra naval tal como la conocemos podría estar a punto de cambiar, y Crimea, con su carga geopolítica, bien podría ser el primer escenario donde se vea el verdadero impacto de estos nuevos jugadores tecnológicos.

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