Jaguar Land Rover sigue en problemas tras ciberataque
Un mes después del ciberataque que obligó a detener la producción de Jaguar Land Rover, la empresa sigue sin poder normalizar sus operaciones

Jaguar Land Rover. Crédito: Jaguar Land Rover. Crédito: Cortesía
La crisis que enfrenta Jaguar Land Rover (JLR) no tiene un desenlace inmediato. Lo que comenzó como un ciberataque a inicios de septiembre se ha convertido en un golpe prolongado a sus operaciones globales.
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Las líneas de producción permanecen paralizadas y la empresa no logró cumplir con su objetivo inicial de reinicio el 1 de octubre.
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El impacto ha sido profundo: más de un mes sin actividad en fábricas, retrasos en pedidos de piezas, acumulación de pagos a proveedores y pérdidas millonarias diarias. Todo ello pone de relieve lo vulnerable que puede ser una compañía automotriz ante un ataque digital bien ejecutado.
Producción detenida y pérdidas millonarias
El hackeo paralizó los sistemas informáticos de Jaguar Land Rover y forzó el cierre de sus plantas en distintos países. La medida, aunque drástica, fue necesaria para proteger los datos de la compañía y contener la amenaza.
Durante el trimestre anterior a la crisis, JLR produjo más de 80,000 vehículos. Hoy esa cifra es inalcanzable, con un impacto que se traduce en costos estimados de hasta $6,100,000 dólares por día.
La marca británica, que está enfocada en la transición hacia los vehículos híbridos y eléctricos, ahora enfrenta un escenario de incertidumbre que podría retrasar sus planes estratégicos a mediano plazo.
Avances parciales, pero sin fecha de normalidad
El 29 de septiembre, la compañía comunicó que “algunas secciones de las operaciones de fabricación se reanudarán en los próximos días”. Sin embargo, la mayoría de sus líneas de producción continúa inactiva.
Jaguar Land Rover aclaró que el regreso será “controlado y por fases”, lo que implica volúmenes reducidos en un primer momento y sin una fecha clara para volver a la normalidad.
Como aspecto positivo, la compañía ha restaurado sistemas clave, incluidos los de pagos, y trabaja para saldar las deudas acumuladas con proveedores. También se reactivó su Centro Global de Logística de Piezas, lo que permite atender servicios de reparación y mantenimiento en distintos mercados.
El riesgo para los proveedores
El alcance de la crisis va más allá de la propia Jaguar Land Rover. La red de proveedores de la compañía en el Reino Unido emplea a unas 150,000 personas. Con las fábricas cerradas, estos socios enfrentan dificultades para sostener sus operaciones.
Para evitar un efecto dominó en la industria, el gobierno británico intervino y anunció que garantizará un préstamo de $1,820,000,000 dólares a través del programa Export Development Guarantee (EDG).
La medida busca dar un respiro financiero a JLR y asegurar la estabilidad de su cadena de suministro.

Investigación en curso
El ciberataque del 1 de septiembre continúa bajo investigación por parte de la policía y especialistas en ciberseguridad. El grupo Scattered Lapsus$ Hunters se adjudicó la responsabilidad, el mismo que meses atrás atacó a la marca Marks & Spencer, ocasionándole pérdidas estimadas en $365,000,000 dólares.
Aunque JLR no ha confirmado públicamente los detalles técnicos del ataque, expertos señalan que la magnitud de la interrupción evidencia la complejidad de la intrusión y la dificultad de restablecer sistemas críticos en el corto plazo.
La recuperación de Jaguar Land Rover dependerá de su capacidad para restaurar completamente las operaciones y de cómo gestione la confianza de proveedores, concesionarios y clientes en medio de la crisis.
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