Señales de que no te estás hidratando adecuadamente
La deshidratación ocurre cuando se pierde más líquidos del que se ingiere, alterando el balance necesario para el funcionamiento normal de órganos y sistemas

Beber agua es la mejor forma de combatir la deshidratación. Crédito: fizkes | Shutterstock
El agua es el componente más abundante del cuerpo humano, representando aproximadamente entre el 55% y el 60% del peso corporal en adultos. Este elemento vital participa en prácticamente todas las funciones fisiológicas: regula la temperatura corporal, transporta nutrientes y oxígeno a las células, lubrica las articulaciones, facilita la digestión y ayuda a eliminar desechos a través de la orina y el sudor. A pesar de su importancia fundamental, muchas personas no consumen la cantidad de líquidos necesaria para mantener un equilibrio hídrico óptimo, lo que puede derivar en deshidratación en diferentes grados de severidad.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, alterando el balance necesario para el funcionamiento normal de los órganos y sistemas. Este desequilibrio puede presentarse de forma gradual y pasar desapercibido en sus etapas iniciales, ya que muchas personas no reconocen los primeros síntomas o los atribuyen a otras causas.
Factores como el clima cálido, la actividad física intensa, ciertas enfermedades, la edad avanzada o simplemente el olvido de beber agua regularmente pueden aumentar el riesgo de deshidratación. Reconocer las señales tempranas que envía el cuerpo es esencial para prevenir complicaciones mayores y mantener un estado de salud óptimo. Incluso, el agua es vital para el crecimiento y desarrollo de los niños: favorece los huesos, articulaciones y dientes fuertes; es beneficiosa para la circulación; es esencial para mantener un peso saludable; y mejora el estado de ánimo, la memoria y la concentración.
Señales de deshidratación
Entre las principales señales de deshidratación están:
Sed intensa y boca seca. La sed es el primer mecanismo de alerta del cuerpo. Cuando sientes sed, ya has perdido aproximadamente un 1-2% del agua corporal. La boca seca, los labios agrietados y una sensación de pegajosidad en la lengua son indicadores directos de que necesitas hidratarte.
Orina oscura y escasa. El color de la orina es uno de los indicadores más confiables del estado de hidratación. Una orina de color amarillo pálido o transparente indica buena hidratación, mientras que un color amarillo oscuro, ámbar o marrón sugiere deshidratación. Además, orinar con menos frecuencia de lo habitual (menos de 4 veces al día) es una señal de alerta.
Fatiga y debilidad. La deshidratación reduce el volumen de sangre, lo que obliga al corazón a trabajar más para bombear oxígeno y nutrientes. Esto se traduce en sensación de cansancio, falta de energía y debilidad muscular, incluso sin haber realizado actividad física intensa.
Dolores de cabeza y mareos. El cerebro es especialmente sensible a la deshidratación. La falta de líquidos puede causar que el cerebro se contraiga temporalmente debido a la pérdida de fluidos, provocando dolores de cabeza. Los mareos y la sensación de aturdimiento también son comunes cuando los niveles de hidratación son bajos.
Piel seca y pérdida de elasticidad. La piel deshidratada pierde su elasticidad natural. Puedes hacer una prueba simple: pellizca suavemente la piel del dorso de tu mano; si tarda en volver a su posición normal, puede ser señal de deshidratación. La piel también puede sentirse áspera, tirante o con aspecto envejecido.
Ojos hundidos y falta de lágrimas. La deshidratación afecta la producción de líquidos corporales, incluyendo las lágrimas. Los ojos pueden verse hundidos, secos o sin brillo, y puedes experimentar sequedad ocular o irritación.
Estreñimiento. El agua es esencial para mantener las heces suaves y facilitar su tránsito intestinal. La deshidratación crónica puede endurecer las heces y causar estreñimiento persistente.
Ritmo cardíaco acelerado. Cuando estás deshidratado, tu corazón debe latir más rápido para compensar el menor volumen de sangre y mantener la presión arterial adecuada, lo que puede manifestarse como palpitaciones o taquicardia.
Confusión mental y dificultad para concentrarse. El cerebro necesita estar bien hidratado para funcionar correctamente. La deshidratación puede afectar la memoria a corto plazo, la capacidad de concentración y el estado de ánimo, causando irritabilidad o confusión.
Tipos de deshidratación y sus efectos
Los National Institutes of Health (NIH) clasifican la deshidratación según la pérdida relativa de agua y sodio, cada una con distintos efectos fisiopatológicos.
- Deshidratación isotónica: ocurre cuando se pierde agua y sodio por igual, como se observa en afecciones como vómitos, diarrea y hemorragia. Esto provoca hipovolemia o reducción del volumen plasmático, que se manifiesta como taquicardia, hipotensión y disminución de la perfusión orgánica.
- Deshidratación hipertónica: se registra cuando la pérdida de agua supera la de sodio, lo que resulta en hipernatremia. Las causas comunes incluyen la ingesta inadecuada de líquidos, la sudoración excesiva y la diabetes insípida. La deshidratación celular resultante puede provocar síntomas neurológicos como confusión, convulsiones y coma.
- Deshidratación hipotónica: sucede cuando la pérdida de sodio supera la de agua, lo que resulta en hiponatremia. Es común en personas que toman diuréticos o en quienes padecen enfermedad renal crónica (ERC) o insuficiencia suprarrenal. El desplazamiento de líquidos hacia las células puede provocar edema cerebral, debilidad muscular y letargo.
Recomendaciones para mantenerte hidratado
Mantener una hidratación adecuada es más sencillo de lo que parece. Bebe agua regularmente a lo largo del día, sin esperar a sentir sed. La recomendación general es consumir entre 2 y 3 litros de agua al día, aunque esta cantidad varía según tu peso, nivel de actividad física, clima y estado de salud.
También incluye alimentos ricos en agua como frutas y verduras, establece recordatorios para beber agua si tiendes a olvidarlo, y aumenta tu consumo durante el ejercicio o en días calurosos.
Recuerda que otras bebidas también cuentan, aunque el agua natural es siempre la mejor opción para mantenerte hidratado de forma saludable.
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