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Más parecidos a los animales de lo que creemos, pero somos más violentos

El humano es la única especie capaz de mostrar un comportamiento de crueldad, como puede ser la tortura o el comportamiento genocida

Más parecidos a los animales de lo que creemos, pero somos más violentos

Los animales domesticados son más competentes para entender las señales humanas que otros primates. Crédito: Yavdat | Shutterstock

A pesar de compartir rasgos psicológicos y comportamientos con los animales, los seres humanos desarrollan un lado oscuro caracterizado por la agresividad y la crueldad. Este comportamiento se materializa en conductas extremas como la tortura y el genocidio, que se evidencian a lo largo de la historia.

Así lo expuso a EFE Fernando Colmenares, profesor en Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid, España.

“Los animales tienen estados mentales, tienen emociones, tienen motivaciones, tienen un soporte psicológico para su comportamiento. Pero estos mecanismos no alcanzan la sofisticación que tienen los humanos y eso explica por qué nuestra psicología es muy distinta a la de los animales, a pesar de que tengamos rasgos compartidos”, explicó.

Formas de agresión comparativa

Colmenares distingue entre dos tipos de agresión en los humanos: la reactiva, que se manifiesta ante una amenaza, y la proactiva, que es calculada y dirigida hacia un objetivo. A pesar de la autodomesticación que ha permitido una mayor cohesión social, la agresión proactiva sigue siendo un comportamiento poco alterado en la evolución humana.

“Somos la única especie capaz de mostrar un comportamiento de crueldad, como puede ser la tortura o el comportamiento genocida”, eso explica las guerras y otros conflictos entre pueblos desde el inicio de los tiempos hasta los actuales, sostiene el experto.

“Nos hemos amansado, pero fundamentalmente para facilitar la cohesión dentro de nuestro grupo”, agrega.

Vulnerabilidad de la empatía

El catedrático enfatiza la importancia de la empatía como un freno a la violencia, aunque sostiene que esta es susceptible a contextos en los que se deshumaniza al otro.

Además, resalta que dentro de un mismo grupo, la falta de empatía puede dar lugar a dinámicas de violencia y coerción, como se observa en la violencia de género y la homofobia.

La deshumanización afecta negativamente la dinámica de grupo al socavar la empatía, la cohesión y la cooperación entre sus miembros. Al tratar a ciertos individuos o grupos como menos humanos, se justifica la discriminación, el prejuicio y la violencia, lo que deteriora la confianza y genera conflictos internos y polarización. Esto puede crear ciclos de hostilidad y represalias, donde los grupos se perciben mutuamente como enemigos, dificultando el diálogo y la resolución pacífica de diferencias.

Domesticación y las mascotas

El especialista argumenta que las mascotas son el resultado de una selección artificial donde seleccionamos características que sean convenientes para nuestro bienestar.

Asegura que los animales domesticados son más competentes para entender las señales humanas que otros primates, aunque subraya las diferencias fundamentales en los mecanismos psicológicos entre humanos y animales.

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