Suena improbable, pero no lo es: beber agua embotellada no parece ser la mejor opción
Por la presencia de microplásticos y nanoplásticos en estos envases, investigadores señalan hasta como más aconsejable beber agua filtrada de grifo
Las botellas de plástico para agua potable están en cuestionamiento. Crédito: Tatiana Diuvbanova | Shutterstock
Investigadores de la Universidad Concordia publicaron un estudio en el Journal of Hazardous Materials que revela que una persona promedio consume entre 39,000 y 52,000 partículas de microplástico al año. La ingesta puede incrementarse hasta 90,000 partículas adicionales en consumidores regulares de agua embotellada, aseveran.
Los microplásticos y nanoplásticos se han asociado a problemas de salud graves, incluyendo complicaciones respiratorias, reproductivas y riesgos de cáncer. Las partículas pueden causar inflamación crónica y alteraciones hormonales al ingresar al torrente sanguíneo. Por eso, comer y beber en recipientes de plástico, como agua embotellada, es una amenaza.
El equipo analizó 141 artículos científicos sobre el tema para evaluar cuán cantidad de estos plásticos pueden estar ingiriendo las personas y los niveles que pueden ser considerados graves.
Microplásticos por doquier
Los investigadores señalaron que los nanoplásticos son especialmente preocupantes porque son invisibles a simple vista y pueden penetrar en las células humanas, atravesar barreras biológicas y tener el potencial de alcanzar órganos y tejidos.
Los microplásticos son partículas diminutas de plástico de menos de 5 milímetros que resultan del desgaste y degradación de objetos plásticos mayores o son fabricados para usos específicos, como microperlas en cosméticos. Contienen polímeros y aditivos que pueden ser tóxicos y representan un riesgo para la salud humana y los ecosistemas, ya que pueden ingresar a la cadena alimentaria, inhalarse o absorberse a través de la piel. Se encuentran ampliamente distribuidos en ecosistemas acuáticos y terrestres y afectan a la flora, fauna y procesos naturales al acumularse y transportar contaminantes químicos.
Mientras que los nanoplásticos son partículas de plástico aún más pequeñas, con tamaños que oscilan entre 1 y 1000 nanómetros (una millonésima parte de un milímetro). Pueden ser fabricados en ese tamaño o resultar de la fragmentación de plásticos más grandes. Su tamaño los hace invisibles y pueden persistir en el medio ambiente durante siglos.
Peligro del embotellamiento plástico
“Lo más sorprendente es lo poco estudiado que sigue siendo este tema, a pesar de su amplio impacto”, declaró a Fox News Digital Sarah Sajedi, experta en gestión ambiental y candidata a doctorado en la Universidad Concordia.
Los investigadores sugieren alternativas a las botellas de plástico desechables, como el uso de acero inoxidable o vidrio. Incluso, señalan como más aconsejable beber agua filtrada del grifo.
“Beber agua embotellada está bien en una emergencia, pero no es algo que deba usarse en la vida diaria”, expresan en un comunicado de prensa. “Es necesario que la gente comprenda que el problema no es la toxicidad aguda, sino la toxicidad crónica”.
Estos expertos van más allá de la recomendación a los consumidores, piden a las autoridades más pruebas estandarizadas y políticas más estrictas para controlar la contaminación de los plásticos en el agua embotellada.
La industria se defiende
La Asociación Internacional de Agua Embotellada (IBWA, por sus siglas en inglés) ha declarado que la industria se compromete a ofrecer productos seguros, pero sostiene que la contaminación por microplásticos es un problema ambiental generalizado.
“Los microplásticos y nanoplásticos se encuentran en todas partes del medio ambiente: en el aire, el suelo y el agua (…) Dado que no existen métodos de prueba certificados ni consenso científico sobre los posibles impactos de los micro y nanoplásticos en la salud, la industria apoya la realización de investigaciones adicionales sobre este importante tema”, emplaza la IBWA en un comunicado publicado en su sitio web, citado por Fox News.
Por otra parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) afirma que no hay evidencia suficiente que demuestre que los microplásticos en alimentos representan un riesgo para la salud humana.
Afectación al ecosistema y la biodiversidad
Los microplásticos también afectan negativamente a los ecosistemas y la biodiversidad, principalmente por su alta presencia en ambientes acuáticos y terrestres, donde se incorporan a la cadena alimentaria. Son ingeridos por organismos pequeños, como el fitoplancton y el zooplancton, lo que puede causar bloqueos digestivos, desnutrición, y daño celular. Esto reduce la oferta alimentaria para especies mayores y altera la estructura trófica del ecosistema.
Además, los microplásticos actúan como vectores que transportan contaminantes tóxicos como metales pesados y compuestos orgánicos, afectando la salud de los organismos y la biodiversidad en general. Estos contaminantes persistentes dañan servicios ecosistémicos, disminuyen la diversidad funcional y especies, y afectan la calidad del sustrato, interfiriendo incluso con la fotosíntesis. Su acumulación puede llevar a la muerte de especies marinas e impactar ecosistemas enteros, representando una amenaza global que también tiene repercusiones en la salud humana debido a su presencia en alimentos y ambientes (agua, aire, suelo). Se estima que si no se toman medidas, para 2050 los océanos podrían contener más plástico que peces, agravando esta crisis ambiental.
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