La fiebre es una importante señal, ¿cómo identificarla de una manera adecuada?
Es crucial acudir al médico si la fiebre persiste por más de tres días, no responde a los medicamentos o si se presentan signos de deshidratación severa

Se puede hablar de fiebre cuando la temperatura oral supera los 37.5 °C y la rectal los 38 °C. Crédito: JJ-stockstudio | Shutterstock
Ante todo debemos dejar claro que la fiebre es un síntoma, la manifestación de una enfermedad. Es uno de los mecanismos de alerta del cuerpo que predice afecciones. La fiebre se reconoce no solo cuando sube la temperatura corporal, sino que puede manifestarse acompañada de escalofríos, sudoración, enrojecimiento de la piel, dolor de cabeza y malestar general. Estos síntomas frecuentemente se reflejan como respuesta a alguna afección inflamatoria o infecciosa.
Médicos señalan que se puede hablar de fiebre cuando la temperatura oral supera los 37.5 °C y la rectal los 38 °C, aunque se trate de adultos o niños.
Ciertamente, algunas variables influyen, que puede incidir en que una medición sea considerada adecuada para el diagnóstico. Tanto es así que popularmente se habla que varía desde el quebranto hasta fiebre propiamente dicha.
¿Fiebre o quebranto?
Se considera “quebranto” de salud o febrícula cuando la temperatura corporal apenas sobrepasa los 37.5 grados centígrados, mientras que la fiebre es cuando es significativo el aumento, por encima de los 38 grados. El término “quebranto” se usa de manera coloquial para referirse a febrícula, especialmente en países como Venezuela, y se acompaña de síntomas como malestar general y dolores musculares.
La fiebre alta puede ser un síntoma de algo más que un problema menor, como un resfriado. Puede ser un síntoma de una infección seria y estar acompañada de otros síntomas alarmantes. Algunas de estas señales de alarma incluyen dificultad para respirar, dolor de cabeza intenso, confusión, dolor abdominal, vómitos persistentes, erupciones cutáneas o rigidez en el cuello.
Pero en términos médicos, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la fiebre se puede catalogar:
- Bajo grado: 37.3 a 380 °C (99.1 a 100.4 °F)
- Grado moderado: 38.1 a 39.0 °C (100.6 a 102.2 °F)
- Alto grado: 39.1 a 41 °C (102.4 a 105.8 °F)
- Hipertermia: superior a 41 °C (105.8 °F)
Cuándo buscar atención médica
Se debe buscar atención médica si la fiebre es alta (por encima de los 39.4 °C) o si se acompaña de otros síntomas como dificultad para respirar, dolor de cabeza intenso, confusión, rigidez en el cuello, dolor abdominal, vómitos constantes o sarpullidos.
Además, es crucial acudir al médico si la fiebre persiste por más de tres días, no responde a los medicamentos o si se presentan signos de deshidratación severa.
Fiebre letal
Los NIH recogen investigaciones que señalan que una fiebre sostenida y muy elevada puede provocar efectos letales en múltiples sistemas orgánicos:
Cerebro: Tras un episodio de hipertermia, puede producirse una alteración aguda de la función neurológica y cognitiva, y aproximadamente el 50% de los supervivientes de un golpe de calor experimentan daño neurológico crónico. En concreto, las células de Purkinje de la corteza cerebelosa son sensibles al daño por calor, lo que puede provocar una disfunción cerebelosa prolongada.
Cardiovascular: En la fase aguda, un paciente con hipertermia tenderá a presentar hipotensión con un gasto cardíaco elevado debido a la redistribución sanguínea y a la vasoconstricción inducida por el óxido nítrico. En casos de fiebre intensa, como un golpe de calor, el electrocardiograma puede mostrar anomalías y defectos de conducción.
Grastrointestinal: Por encima de 40 °C (104 °F) se observa una reducción del flujo sanguíneo al tracto gastrointestinal. Además, se evidencia estrés oxidativo, proteínas desnaturalizadas y daño en las membranas celulares, lo que aumenta el potencial de liberación de citocinas proinflamatorias, inflamación gastrointestinal y edema.
Hígado: Se observan niveles elevados de enzimas hepáticas en personas con temperaturas corporales superiores a 40 °C. En casos graves, se produce daño hepatocelular permanente que requiere un trasplante de hígado. Es importante tener en cuenta que la función hepática puede continuar deteriorándose incluso después de corregir la hipertermia.
Riñón: Los pacientes con temperatura corporal elevada tienen un riesgo significativamente mayor de lesión renal aguda. Un aumento de la temperatura corporal de tan solo 2 °C provoca una disminución de la tasa de filtración glomerular, que continúa disminuyendo con un aumento adicional de la temperatura. Los estudios de laboratorio mostrarán un aumento de la creatinina y la urea plasmáticas.
Hemostasia: En pacientes hipertérmicos se observan clásicamente inhibición de la agregación plaquetaria, sangrado espontáneo, aumento de los tiempos de coagulación, trombocitopenia y aumento de la producción de degradación de fibrina plasmática
¿Cuál es más precisa, la medición oral o rectal?
La medición de la fiebre es más precisa con la toma rectal, pues proporciona la lectura más cercana a la temperatura corporal central. Aunque la toma oral es más común para adultos, no es ideal para niños pequeños que no pueden mantener la boca cerrada correctamente para obtener una lectura precisa.
La toma rectal es especialmente recomendada para bebés y niños pequeños, ya que ofrece la lectura más confiable en este grupo de edad.
Tratamientos comunes para bajar la fiebre
Existen varios tratamientos para reducir la fiebre, entre los más efectivos están los medicamentos antipiréticos como el paracetamol (acetaminofén) y el ibuprofeno. El paracetamol es muy eficaz y tiene pocos efectos adversos, logrando reducir la temperatura en unas dos horas. El ibuprofeno también es eficaz, además tiene propiedades antiinflamatorias, aunque su acción máxima tarda un poco más, alrededor de tres horas después de la ingesta.
Otros medicamentos como la aspirina también pueden usarse para bajar la fiebre, pero no se recomiendan en niños por riesgo de síndrome de Reye.
Además de los medicamentos, se recomiendan medidas físicas y caseras como aplicar compresas húmedas en la frente, tomar baños de agua tibia (no fría para evitar temblores), mantenerse bien hidratado, descansar y usar ropa ligera para ayudar a regular la temperatura corporal.
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