¡No es por ser aguafiestas! Consumir refrescos y golosinas trae serias consecuencias
La OMS señala que el azúcar no es necesario desde el punto de vista nutricional y exhorta a aplicar medidas para reducir el consumo de bebidas azucaradas

Consumir altos niveles de azúcar tiene efectos negativos en la salud mental. Crédito: antoni halim | Shutterstock
El consumo excesivo de golosinas puede causar sobrepeso, obesidad, caries dentales, y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y síndrome de hígado graso no alcohólico. También puede provocar problemas como visión borrosa, fatiga, debilidad y fluctuaciones en el estado de ánimo.
Por lo tanto, se sugiere optar por una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y agua, y limitar las bebidas azucaradas y productos ultraprocesados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el azúcar no es necesario desde el punto de vista nutricional. En tanto que exhorta a aplicar medidas en todo el mundo para reducir el consumo de bebidas azucaradas. La OMS recomienda que el consumo de azúcares libres se reduzca a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria, y sugiere que una reducción por debajo del 5% aportaría beneficios adicionales para la salud. Esto equivale a no más de 25-50 gramos (5-10 cucharaditas) de azúcar libre al día para un adulto con peso corporal saludable. En
Efectos sobre la salud mental
Consumir altos niveles de azúcar tiene varios efectos negativos a largo plazo sobre la salud mental. Primero, puede aumentar el riesgo de depresión debido a la activación repetida y sobreactivación del sistema de recompensa en el cerebro, generando cambios de humor extremos y la perpetuación de antojos por más azúcar. Esto se relaciona con niveles reducidos de la hormona BDNF, importante en trastornos como la depresión y la esquizofrenia.
Además, el azúcar puede intensificar la ansiedad al provocar oleadas de adrenalina que aumentan la hiperactividad y la respuesta al estrés, haciendo más difícil tomar decisiones objetivas.
En cuanto a la función cognitiva, el consumo excesivo puede causar inflamación crónica cerebral que deteriora la capacidad de aprendizaje y memoria. Estudios muestran que la resistencia a la insulina inducida por dietas altas en azúcar daña células cerebrales, afectando la memoria. Altos niveles fluctuantes de azúcar también pueden liberar glutamato en exceso, causando agitación, depresión y ansiedad.
A nivel epidemiológico, investigaciones indican que personas que ingieren grandes cantidades de azúcar tienen un riesgo aumentado de trastornos mentales comunes y depresión recurrente, con efectos adversos independientemente de otros factores sociodemográficos o dietarios.
Finalmente, aunque el consumo de azúcar produce inicialmente efectos placenteros por la liberación de dopamina y adrenalina, estos son temporales y a largo plazo la salud mental resulta comprometida, con un mayor riesgo de empeoramiento de síntomas depresivos y ansiosos.
Coma de azúcar
El coma de azúcar, también conocido como coma diabético, es una complicación grave que ocurre cuando los niveles de azúcar en la sangre están extremadamente altos (hiperglucemia) o extremadamente bajos (hipoglucemia), llevando a la pérdida de conocimiento y poniendo en riesgo la vida.
Síntomas de nivel alto de azúcar en sangre (hiperglucemia):
- Sed intensa y boca muy seca
- Micción frecuente
- Visión borrosa
- Cansancio o debilidad
- Dolor de cabeza
- Náuseas, vómitos y dolor estomacal
- Aliento con olor frutal
- Dificultad para respirar
Síntomas de nivel bajo de azúcar en sangre (hipoglucemia):
- Temblores y ansiedad
- Sudoración excesiva
- Hambre intensa
- Mareos y sensación de hormigueo en la piel
- Dolor de cabeza y visión borrosa
- Dificultad para hablar y desorientación
- Pérdida del conocimiento (coma)
El coma diabético puede presentarse de forma repentina o tras síntomas previos de alteración metabólica. Es vital medir los niveles de glucosa y buscar atención médica inmediata si se sospecha un desequilibrio de azúcar severo para prevenir daños cerebrales irreversibles u otras complicaciones graves como problemas cardíacos, respiratorios o renales.
Alternativas saludables
Existen varias alternativas saludables a las golosinas para satisfacer la necesidad de un dulce sin recurrir a alimentos procesados y cargados de azúcares añadidos. Algunas opciones recomendadas incluyen:
- Frutas frescas y deshidratadas. Son dulces naturales, nutritivas y aportan fibra, vitaminas y minerales. Variedades como plátano, manzana, arándanos o frutas de temporada son ideales para saciar el antojo.
- Chocolate negro con alto porcentaje de cacao (70% o más). Contiene menos azúcar y aporta antioxidantes, siendo una opción más saludable que el chocolate con leche.
- Crema o mantequilla de cacahuete sin azúcares ni aceites añadidos, combinada con especias como canela o vainilla, es otra alternativa dulce y saciante.
- Yogur natural sin azúcar añadido con frutas frescas, de textura cremosa y dulce natural, aporta calcio y probióticos beneficiosos.
- Frutos secos y semillas sin sal ni azúcar añadido, que aportan grasas saludables, proteínas y fibra para reducir el antojo de azúcar.
Otras opciones incluyen helados caseros de yogur con frutas, palitos de vegetales con hummus, y galletas caseras elaboradas con ingredientes saludables como harina integral y plátano.
La clave está en la moderación y en elegir alimentos que aporten nutrientes y saciedad, evitando el consumo frecuente de golosinas procesadas.
Estas alternativas además fomentan hábitos de alimentación más saludables y ayudan a reducir el consumo excesivo de azúcar.
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