Tesla, BYD y Stellantis: rivales unidos por conveniencia
Las marcas de autos están formando alianzas insólitas para esquivar las severas multas por exceso de emisiones que impondrá la Unión Europea
El Tesla Model Y es la referencia del Tesla Model Q. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía
Europa está viviendo un momento decisivo para su industria automotriz. Con el reloj corriendo hacia 2035, año en que se planea el fin de los motores de combustión, los fabricantes enfrentan una carrera contrarreloj: o reducen sus emisiones o pagan sanciones multimillonarias. Ante esa disyuntiva, incluso los rivales más acérrimos han comenzado a aliarse para sobrevivir.
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Las normas europeas en materia ambiental son cada vez más estrictas, y el costo de incumplirlas puede ser devastador.
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Según la ACEA (Asociación de Fabricantes de Turismos en Europa), las multas acumuladas podrían alcanzar los $15,000 millones de dólares si los fabricantes no logran reducir sus emisiones de CO₂ a los niveles exigidos. Por eso, las marcas están recurriendo a estrategias financieras y alianzas técnicas inéditas.
Bruselas suaviza, pero no perdona
A comienzos de este año, la Comisión Europea decidió flexibilizar temporalmente los objetivos de emisiones. Los fabricantes tendrán hasta 2027 para cumplir los niveles previstos para 2025. La multa, sin embargo, sigue siendo alta: $100 dólares por cada gramo de CO₂ que exceda el límite de 93,6 gramos por kilómetro.
Aunque el margen adicional ofrece un respiro, el riesgo económico continúa siendo enorme. Las marcas, conscientes de ello, han optado por una salida pragmática: comprar derechos de emisiones a aquellas que ya han superado los estándares.
Este sistema, similar al comercio de bonos de carbono, permite a los fabricantes menos “verdes” compensar su exceso de emisiones a través de acuerdos con empresas más eficientes. El resultado es una red de asociaciones inesperadas, donde los antiguos rivales ahora colaboran para evitar las sanciones de Bruselas.

Tesla, el gran proveedor de “aire limpio”
En este juego de emisiones, Tesla se ha convertido en el actor más poderoso. Gracias a que todos sus vehículos son eléctricos, la compañía acumula una gran cantidad de créditos de emisiones que luego vende a otros fabricantes.
El grupo Stellantis, que agrupa 15 marcas (incluyendo Peugeot, Fiat, Opel y Jeep), ha sido uno de los principales compradores. También han recurrido a Tesla marcas como Toyota, Ford, Subaru, Mazda, Honda y Suzuki.
Para Tesla, este sistema representa un ingreso adicional de cientos de millones de dólares anuales. Y para sus socios temporales, es una forma de ganar tiempo mientras desarrollan su propia gama de vehículos eléctricos o híbridos.
Nuevas parejas en la industria: Nissan, BYD y más
Lo que hace unos años parecía impensable hoy es una realidad. Nissan, uno de los pioneros en movilidad eléctrica con su modelo Leaf, ha decidido asociarse con BYD, el gigante chino que lidera la producción global de autos eléctricos y baterías.
Otra alianza inesperada es la de KGM (antigua SsangYong), que firmó un acuerdo con XPeng, otra marca china en rápido crecimiento.
Estas asociaciones reflejan una tendencia clara: la cooperación entre fabricantes europeos y asiáticos para adaptarse a las exigencias regulatorias del continente.
Por su parte, Mercedes-Benz ha sellado una alianza con Volvo, una unión que tiene aún más matices si se observa el mapa corporativo. Volvo pertenece al conglomerado Geely, que también controla marcas como Polestar, Lynk & Co y Smart, además de ser el segundo mayor accionista de Mercedes, solo por detrás del grupo BAIC. Una relación tan entrelazada que ya roza la interdependencia.

Volkswagen y Renault, los que aún resisten solos
Mientras tanto, gigantes como Volkswagen y Renault aseguran poder cumplir con las normas sin necesidad de alianzas. Ambos grupos han invertido miles de millones en plataformas eléctricas propias, y por ahora, mantienen independencia en la carrera por la descarbonización.
Sin embargo, los analistas creen que incluso ellos podrían verse obligados a buscar socios si las metas de reducción de emisiones se endurecen en los próximos años.
Pese a los ajustes y negociaciones, la tendencia es clara: el coche eléctrico sigue ganando terreno. En 2024, los vehículos eléctricos representaron el 12% de las matriculaciones nuevas en Europa. Para finales de este año, se espera que alcancen el 15%, y para 2027 podrían rozar el 24% del total.
De mantenerse el ritmo, hacia 2030 cerca del 40% del parque automotor europeo será completamente eléctrico.
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