Seguro Social: más trabajadores creen que no obtendrán sus pagos al jubilarse
El 76% de los trabajadores teme no recibir sus pagos del Seguro Social al jubilarse, según una nueva encuesta nacional
Los trabajadores más jóvenes dudan de que el Seguro Social no les pague los beneficios que prometen para su jubilación. Crédito: Shutterstock
El Seguro Social es uno de los programas sociales más queridos en Estados Unidos. Ayuda a que poblaciones vulnerables, como adultos mayores y discapacitados, tengan un soporte financiero. Lamentablemente, ahora en sus 90 años de existencia, cada vez son más los trabajadores pesimistas sobre que el programa pueda ayudarle en su futuro.
Que el Seguro Social no alcance para las futuras generaciones sigue causando incertidumbre entre los estadounidenses. Una encuesta reciente de Bankrate, publicada el 22 de octubre, reveló que tres de cada cuatro trabajadores creen que los beneficios prometidos podrían no estar disponibles cuando se jubilen.
El estudio halló que 76% de los empleados y 80% de los jubilados están preocupados por la estabilidad del programa. En 2024, esos porcentajes eran menores, 73% y 71%, respectivamente, lo que refleja una pérdida de confianza acelerada.
Los temores no son infundados. Según proyecciones de la AARP, el fondo del Seguro Social podría quedarse sin reservas para 2034. A partir de ese año, el sistema solo tendría recursos suficientes para pagar alrededor del 81% de los beneficios.
“El financiamiento del programa se ha vuelto más cuantificablemente amenazante en los últimos años”, advirtió Mark Hamrick, analista económico senior de Bankrate. Para millones de personas, esa fecha se ha convertido en un símbolo de incertidumbre y preocupación.
A los problemas financieros se suma la inestabilidad institucional. En 2025, la Administración del Seguro Social (SSA) ha enfrentado recortes de personal, cambios de liderazgo y ajustes de políticas. Todo ello ha alimentado la percepción de caos.
El presidente Donald Trump intensificó las dudas al afirmar ante el Congreso en marzo que la agencia sufre “niveles impactantes de incompetencia y probable fraude”. Algunos críticos incluso temen que su gobierno busque privatizar el programa.
Una encuesta de AARP publicada en julio mostró que solo 36% de los estadounidenses confía en el futuro del Seguro Social, frente al 43% que lo hacía en 2020.
El miedo ha llevado a muchos a reclamar sus beneficios anticipadamente. Según la AARP, cerca del 25% de las personas entre 62 y 66 años ya ha solicitado su pago o planea hacerlo.
Un funcionario del Seguro Social informó que las solicitudes de nuevos beneficios aumentaron 15% en marzo respecto al año anterior. En los primeros ocho meses de 2025, 1.7 millones de personas adicionales se sumaron como beneficiarias, más que en todo 2024.
Los expertos advierten que reclamar temprano puede reducir los ingresos a largo plazo. Aunque se puede empezar a los 62 años, los pagos mensuales crecen hasta los 70, edad en la que se alcanza el beneficio máximo.
A pesar de las dudas, la mayoría de los estadounidenses sigue dependiendo del programa. Según Bankrate, 52% de los trabajadores espera vivir de esos pagos cuando se retire, y 78% de los jubilados afirma depender de ellos hoy.
El nivel de dependencia también ha aumentado. Datos de la AARP muestran que 65% de los jubilados depende “de manera sustancial” del Seguro Social, frente al 51% que lo hacía en 2005.
Para salvar el programa, los legisladores deberán actuar pronto. Podrían aumentar impuestos, elevar la edad de jubilación o endeudarse más.
“Creo que el Congreso definitivamente hará algo para evitar reducir los beneficios”, comentó Emily Ekins, del Cato Institute, a USA TODAY. Sin embargo, Hamrick no comparte ese optimismo. “No ha habido nada que refuerce la confianza en que resolverán el problema fácilmente”, advirtió.
Mientras el futuro del Seguro Social sigue en debate, los expertos recomiendan a los trabajadores no depender únicamente de este ingreso. Ahorrar por cuenta propia y buscar otras fuentes de retiro puede ser la mejor defensa ante un panorama incierto.
El mensaje es claro: la confianza en el Seguro Social está cayendo, y aunque el programa sigue siendo un pilar esencial para millones, su estabilidad depende de decisiones que deben tomarse pronto.
También te puede interesar: