Suben los precios de la carne de res: las razones y las polémicas que lo originan
La carne de res en EE.UU. ha generado tensiones entre productores, políticos y consumidores, lo que ha provocado el aumento en sus precios
Comer carne de res se ha convertido cada vez más en un privilegio que pocos pueden costear, debido a su elevado precio. Crédito: Shutterstock
Los precios de la carne de res aumentan en Estados Unidos y el tema se ha convertido en un foco de debate político, económico y social. La administración del presidente Donald Trump intenta reducir los costos para los consumidores mediante la importación de más cortes de carne desde Argentina, mientras los ganaderos nacionales denuncian una posible manipulación del mercado y riesgos sanitarios. Aquí te detallamos cada una de estas controversias.
El gobierno anunció que cuadruplicará la cuota de importación de carne argentina, llevándola a 80,000 toneladas métricas, con el objetivo de aliviar la presión sobre los precios internos.
“Los precios han bajado muchísimo en nuestro país. El único precio que realmente ha subido es el de la carne de res”, declaró Trump en el Despacho Oval el 22 de octubre. “Vamos a implementar medidas rápidas y sencillas para reducir el precio de la carne de res. Los ganaderos lo entienden”.
Sin embargo, esta medida ha generado críticas en el sector ganadero, que considera que la estrategia podría perjudicar la producción local.
El presidente defendió su decisión señalando que los aranceles que impuso sobre las importaciones benefician a los productores nacionales, pero insistió en que los precios deben bajar para incentivar el consumo.
“Los ganaderos, a quienes amo, no entienden que la única razón por la que les va tan bien es porque puse aranceles al ganado que entra a Estados Unidos“, afirmó el presidente en su red social Truth Social.
No obstante, las asociaciones de productores no comparten esa visión.
“Si el presidente Trump es realmente un aliado de los productores de carne de res de Estados Unidos, le pedimos que abandone este intento de manipular los mercados”, sentenció el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne de Res, Colin Woodall.
También advirtió sobre los riesgos sanitarios que implicaría importar carne desde Argentina, un país con antecedentes de fiebre aftosa.
En los últimos meses, el Departamento de Agricultura (USDA) reportó que los precios del ganado alcanzaron niveles históricos. En agosto, el precio promedio de las reses para sacrificio llegó a $243,14 dólares por cada 100 libras, seis dólares más que en julio y casi $54 más que el año anterior. La demanda de carne de alta calidad se ha mantenido sólida, mientras la oferta se ha visto restringida por sequías que afectaron las principales zonas ganaderas del país.
El economista agrícola David P. Anderson, de la Universidad Texas A&M, explicó a USA TODAY que la actual situación es el resultado de varios años de altibajos.
“En 2014 los precios alcanzaron récords históricos, lo que llevó a los ganaderos a producir más. Luego, una serie de sequías severas redujo los rebaños y eso nos ha dejado con menos carne disponible y precios más altos“, señaló.
A esta dinámica se suman las tensiones con las grandes empacadoras de carne, que controlan cerca del 80% del mercado estadounidense. Empresas como Tyson Foods, JBS, Cargill y National Beef determinan en gran medida los precios al consumidor.
En los últimos años, varias de estas compañías han enfrentado demandas por supuesta manipulación de precios y prácticas monopólicas. Tyson Foods accedió recientemente a pagar $85 millones de dólares para resolver una demanda por conspirar para elevar los precios del cerdo, mientras que JBS pagó $83.5 millones de dólares por acusaciones similares en el mercado de la carne de res.
En este contexto, la Casa Blanca presentó el “Plan para Fortalecer la Industria de la Carne de Res Estadounidense”, que busca reducir costos a largo plazo, ampliar las opciones de mercado y garantizar información clara para los consumidores. Sin embargo, varios legisladores republicanos han exigido mayor transparencia. En una carta encabezada por la representante Julie Fedorchak, los congresistas pidieron que cualquier decisión “se base en ciencia sólida y en un compromiso firme con la industria ganadera estadounidense”.
A pesar de la ampliación de la cuota para Argentina, los expertos no prevén un impacto significativo en los precios locales. Anderson explicó que el país sudamericano representa apenas el 2.1% de las importaciones de carne de res de Estados Unidos.
“La mayoría de lo que importamos de ellos es carne magra, recortes que se usan para hacer carne molida. Es difícil pensar que eso afecte los precios de manera notable”, comentó Anderson.
Los datos del USDA muestran que las exportaciones de carne de res estadounidenses cayeron un 19% en julio respecto al año anterior, con descensos marcados hacia China, México y Taiwán. En contraste, las importaciones aumentaron un 13%, principalmente desde Brasil, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y México.
El alza de los precios tiene, además, un componente de percepción. El consumidor estadounidense se enfrenta a un panorama donde el costo de los alimentos sigue en aumento, pese a los esfuerzos de la Reserva Federal por contener la inflación. Muchos hogares ajustan sus presupuestos, optando por proteínas más económicas o reduciendo la frecuencia de compra de carne roja.
Si la presión sobre los precios continúa y la oferta no logra equilibrarse, el impacto podría extenderse más allá de los supermercados. Restaurantes, procesadores y exportadores también enfrentan márgenes reducidos.
También te puede interesar: