¿Por qué? El Chevrolet Corvette eléctrico aún no está listo
El Corvette, símbolo de la deportividad estadounidense, encara uno de los mayores desafíos de su historia: adaptarse a la era eléctrica sin perder su esencia
Corvette CX Concept. Crédito: Chevrolet. Crédito: Cortesía
Pocos autos pueden presumir del legado que tiene el Chevrolet Corvette. Desde su debut en 1953, el deportivo se ha convertido en un emblema de la ingeniería y la cultura automotriz estadounidense. Sin embargo, el mundo avanza hacia la electrificación, y ese cambio representa una encrucijada para el legendario modelo.
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A diferencia de otros fabricantes que ya anunciaron la electrificación completa de sus deportivos, Chevrolet avanza con más cautela. Y la razón es simple: mantener la identidad del Corvette no es tarea sencilla cuando se trata de reemplazar su rugido V8 por el silencio de un sistema eléctrico.
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El propio Mark Reuss, presidente de General Motors (GM), explicó en una entrevista con Motor1 que el proceso no es tan simple como muchos creen. Aunque admite que el proyecto es técnicamente posible, reconoce que el momento aún no ha llegado. “Creo que es posible hacerlo. Hemos presentado una gran cantidad de prototipos eléctricos. No diría que el sistema de propulsión fuese fiel a la forma de esos prototipos, pero eran muy interesantes y nos permitieron hacer muchas cosas diferentes con la forma, el diseño y la estética”, afirmó.
La complejidad detrás de un Corvette eléctrico
Transformar un Corvette en un deportivo totalmente eléctrico no solo es una cuestión de voluntad o diseño, sino de ingeniería avanzada. Según Reuss, los desafíos actuales tienen que ver con el peso, el rendimiento térmico y la dinámica del vehículo, factores clave para mantener la esencia del modelo.
“Un Corvette totalmente eléctrico que pueda hacer lo que se supone que debe hacer no es fácil ahora mismo. Me refiero a que, cuando se trata de masa, desde el punto de vista de la dinámica del vehículo, cuando se trata del rendimiento térmico… se pueden lograr avances en esos aspectos, como ya hemos hecho. Pero no estoy seguro de que el carácter del Corvette, y nuestro comprador, estén listos para recibir ese esfuerzo todavía”, explicó el directivo.
El mayor obstáculo técnico es el peso. Las baterías necesarias para ofrecer un rendimiento acorde con el ADN del Corvette añaden masa considerable, lo que afecta su comportamiento. Reuss no descarta que el futuro lo haga posible, pero aclara que aún falta un salto tecnológico importante: “Pero, si llega el día en que la tecnología cambie, [más] ligereza, cosas así, sean más alcanzables, entonces parece que podría estar más en línea con esos valores. Podría ser, sin duda. Pero todavía no. Por eso debemos seguir invirtiendo en tecnología e I+D”.

El presente híbrido del Corvette
Mientras ese futuro eléctrico se materializa, Chevrolet ha encontrado un punto intermedio con la electrificación parcial. Actualmente, la marca ofrece no uno, sino dos Corvette híbridos, que aprovechan la energía eléctrica como complemento de rendimiento y tracción.
El primero fue el Corvette E-Ray, que sirvió de base para el posterior Corvette ZR1X, la versión más radical de la gama. Estos modelos demuestran cómo la electricidad puede mejorar el desempeño sin traicionar la esencia del deportivo.
Reuss, quien conduce uno de estos híbridos, lo considera un ejemplo perfecto del uso inteligente de la tecnología: “Y eso es realmente genial. Eso es usar la electricidad para hacer las cosas bien. Usarla para obtener potencia, velocidad, manejo y tracción es un gran uso de la electricidad en un Corvette”.

Potencia descomunal con ayuda eléctrica
El Corvette ZR1X es una auténtica bestia sobre ruedas. Combina un motor 5.5 V8 LT7 que entrega 1,079 caballos de fuerza y 1,121 Nm de par, con un motor eléctrico adicional de 138 kW (186 caballos) y una batería compacta de 1.9 kWh.
En conjunto, el sistema ofrece 1,250 caballos de fuerza y tracción total, cifras que le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 2 segundos. Todo esto sin comprometer demasiado su equilibrio dinámico. Es una muestra clara de que la electricidad puede potenciar el rendimiento sin alterar el carácter del modelo.
Dentro de General Motors, la electrificación es una prioridad estratégica. La compañía continúa invirtiendo miles de millones de dólares en investigación, desarrollo y producción de nuevas plataformas eléctricas. Sin embargo, cuando se trata del Corvette, la apuesta sigue siendo la prudencia.
El objetivo no es ser el primero, sino hacerlo bien. El deportivo estadounidense más emblemático del siglo XX solo dará el salto cuando la tecnología permita mantener sus estándares de ligereza, respuesta y emoción al volante.
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