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Elon Musk admite fracaso en venta de FSD a otros fabricantes

Elon Musk reconoció recientemente que la visión de licenciar la tecnología Full Self-Driving (FSD) a otras automotrices no se concretará pronto

El interior del Tesla Model S

El interior del Tesla Model S. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía

Elon Musk ha sabido mantener la idea de que los principales fabricantes de automóviles acabarían comprando la tecnología más ambiciosa de Tesla: el sistema Full Self-Driving (FSD). Sin embargo, los mensajes recientes del CEO en X (Twitter) confirman que esa visión no está cerca de materializarse.

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“¡No lo quieren!”, escribió Musk, enfatizando que los acercamientos de otras empresas se limitan a “programas diminutos a cinco años vista” y con “requisitos inaceptables” para Tesla. Esta declaración marca un giro total frente a la narrativa que Musk impulsó durante años sobre la expansión del FSD más allá de Tesla.

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La expectativa de que Tesla no solo fabricara autos, sino que liderara la inteligencia artificial en movilidad, se consolidó desde 2020. Musk aseguró repetidamente que la ventaja tecnológica era tan grande que otras empresas tendrían que licenciar el FSD para mantenerse competitivas. En 2023 incluso afirmó públicamente que Tesla estaba “feliz de licenciar Autopilot/FSD” a cualquier interesado.

Expectativas vs. realidad: los obstáculos del FSD

El entusiasmo por un acuerdo con otro fabricante alcanzó su punto máximo en 2024, cuando Musk anunció estar “en conversaciones con un gran fabricante” y señaló que había “una buena probabilidad” de cerrar un trato ese mismo año. La realidad fue distinta: nada se concretó.

Los comentarios del CEO de Ford, Jim Farley, fueron claros: “Waymo es mejor”. Estas palabras descartaron de manera definitiva la posibilidad de que Tesla logre que sus sistemas se integren en vehículos de la competencia.

Analistas del sector señalan que la diferencia de estándares entre Tesla y los fabricantes tradicionales es la causa principal del rechazo. Mientras que empresas como Mercedes-Benz asumieron plena responsabilidad legal con su sistema Drive Pilot —el primer nivel 3 aprobado en Estados Unidos—, Tesla ha adoptado un enfoque más arriesgado y experimental.

La estrategia de Tesla y sus riesgos legales

A diferencia de los métodos convencionales de validación, Tesla ha desplegado su software FSD en fase beta, ahora denominado “Supervised” (supervisado), utilizando a los propios conductores para recopilar datos y validar el sistema. Este enfoque ha generado críticas regulatorias, investigaciones federales y demandas.

Elon Musk, visionario empresario
Elon Musk/ AP.
Crédito: Francis Chung | AP

Recientemente, Tesla cerró un acuerdo extrajudicial tras un accidente en el que un Tesla Model Y, con Autopilot activado, colisionó contra un vehículo policial detenido. La compañía buscó evitar un juicio que podría haber tenido un alto costo legal y mediático.

Para los fabricantes, integrar el FSD implicaría asumir riesgos legales que actualmente no están dispuestos a aceptar. Los “requisitos inaceptables” mencionados por Musk podrían incluir la necesidad de un sistema que sea verdaderamente autónomo, capaz de evitar colisiones con objetos estáticos y con un marco de responsabilidad claro.

La competencia avanza mientras Tesla enfrenta obstáculos

Mientras Tesla lucha por licenciar su tecnología, otras empresas avanzan en soluciones propias o en alianzas estratégicas. Toyota, por ejemplo, colabora con Waymo para integraciones tecnológicas, y otros fabricantes están desarrollando sistemas de conducción autónoma internos que cumplen con los estándares regulatorios y de seguridad.

Esto refuerza la distancia entre las expectativas de Tesla y la realidad del mercado: el FSD aún no se perfila como un estándar global, y la ambición de Musk de liderar la industria de licencias de conducción autónoma parece cada vez más lejana.

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