¿Nave o cometa? La teoría de un científico de Harvard sobre 3I/ATLAS que desafía a la NASA
El astrónomo asegura que 3I/ATLAS es una nave espacial que podría desplegar sondas durante su paso por Júpiter
La NASA ha asegurado que 3I/ATLAS no tiene un origen artificial Crédito: Shutterstock
La astrofísica moderna se encuentra, una vez más, ante un debate que desafía los límites de lo convencional. Avi Loeb, exdirector del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, ha presentado una nueva teoría sobre el objeto interestelar 3I/ATLAS que va más allá de la clasificación tradicional de cuerpo celeste.
Según sus recientes análisis, este visitante cósmico podría no ser un simple cometa, sino una estructura artificial diseñada para desplegar sondas durante su próximo acercamiento a Júpiter en la primavera de 2026.
La comunidad científica observa con escepticismo y fascinación mientras Loeb argumenta que las anomalías detectadas en la trayectoria y composición de 3I/ATLAS requieren una explicación que la astrofísica estándar, a su juicio, no logra satisfacer por completo.
Anomalías orbitales: Indicios más allá de la gravedad
El punto central de la argumentación de Loeb reside en el comportamiento dinámico del objeto. Descubierto por el sistema de alerta ATLAS, 3I/ATLAS ha exhibido una trayectoria hiperbólica que confirma su origen extrasolar. Sin embargo, lo que ha captado la atención del astrofísico no es su procedencia, sino su movimiento.
El objeto presenta una “aceleración no gravitacional” que, según los modelos convencionales, se atribuye a la desgasificación (el efecto cohete producido por la evaporación de hielos).
No obstante, Loeb discrepa de esta interpretación estándar. Según sus observaciones, los chorros de gas detectados son “extremadamente colimados” y se proyectan de manera perpendicular a la dirección del Sol, un comportamiento atípico para un cometa natural. En lugar de una dispersión caótica de material, Loeb sugiere que esta configuración podría indicar un sistema de propulsión controlado o un mecanismo de estabilización.
Además, el análisis espectral ha revelado la presencia de níquel sin las cantidades esperadas de hierro, una proporción que en la Tierra se asocia frecuentemente con aleaciones industriales y no con formaciones geológicas naturales.
La maniobra de Júpiter: Un punto estratégico de despliegue
Quizás el aspecto más audaz de la teoría es la predicción sobre el futuro inmediato del objeto. Los cálculos orbitales indican que 3I/ATLAS pasará cerca de Júpiter el 16 de marzo de 2026. Loeb destaca que la trayectoria cruza con precisión el límite del “Radio de Hill” del gigante gaseoso, la región donde la gravedad del planeta domina sobre la del Sol.
Desde una perspectiva de ingeniería aeroespacial, esta sería una ubicación ideal para liberar cargas útiles con un gasto energético mínimo. Loeb plantea la hipótesis de que el objeto podría actuar como una nave nodriza, liberando pequeñas sondas o “dandelions” (dientes de león) que quedarían atrapadas gravitacionalmente en el sistema joviano.
Estas supuestas sondas podrían tener como objetivo la recolección de datos o la vigilancia a largo plazo del sistema solar. El astrofísico incluso ha interpretado ciertas irregularidades visuales en las imágenes telescópicas recientes como posibles indicios físicos de esta separación de componentes.
El debate científico: Prudencia frente a especulación
La respuesta de la comunidad científica institucional, encabezada por la NASA, mantiene una postura conservadora y basada en la evidencia empírica disponible. La agencia espacial clasifica a 3I/ATLAS como un cometa, señalando que su cola y desgasificación, aunque inusuales, son consistentes con un cuerpo rico en volátiles que se fragmenta. Para la mayoría de los expertos, invocar tecnología alienígena es innecesario cuando los fenómenos naturales, aunque complejos, pueden explicar las observaciones.
Sin embargo, la insistencia de Loeb pone sobre la mesa una crítica recurrente a la ciencia contemporánea: el riesgo de descartar anomalías por un exceso de conservadurismo. El astrónomo aboga por la utilización de instrumentos de alta precisión, como el Telescopio Espacial James Webb y la sonda Juno, para monitorizar el paso del objeto por Júpiter.
Independientemente de si la teoría de Loeb se valida o se refuta, el paso de 3I/ATLAS se perfila como uno de los eventos astronómicos más vigilados de la década, una oportunidad única para estudiar materiales provenientes de otros rincones de la galaxia.
Sigue leyendo:
• El cometa 3I/ATLAS desconcierta a astrónomos por su brillo inusual
• La NASA revela nuevas imágenes del cometa interestelar 3I/ATLAS y rechaza rumores sobre nave extraterrestre
• La NASA publicará las primeras fotos del cometa interestelar 3I/ATLAS