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Formas naturales de proteger el cerebro (RECOMENDACIONES)

"Casi la mitad de los casos de demencia podrían retrasarse o prevenirse abordando factores de riesgo modificables", afirma el doctor Rudy Tanzi

Formas naturales de proteger el cerebro (RECOMENDACIONES)

Protección y atención de la salud mental. Crédito: ESB Professional | Shutterstock

Muchos no tratan su salud cerebral con la misma seriedad con la que lo hacen con la función cardíaca o pulmonar. Para el neurocientífico de Harvard Rudy Tanzi, uno de los investigadores del Alzheimer más citados del mundo, ese desequilibrio está destinado a convertirse en una crisis de salud pública.

A este respecto, el medio Newsweek, entrevistó al también director del Centro McCance para la Salud Cerebral del Hospital General de Massachusetts y profesor de neurología en la Facultad de Medicina de Harvard, acerca de este problema.

“Ahora tenemos la esperanza de vida más larga de la historia, pero nuestra salud cerebral no se mantiene al mismo ritmo”, lo que podría generar un aumento en los casos de demencia, sostiene.

Estrategias para proteger la salud cerebral

La investigación de Tanzi destaca un enfoque práctico para la salud cerebral a través de hábitos simples. Se introduce el mnemotécnico SHIELD, que incluye dormir bien, manejar el estrés, interactuar socialmente, hacer ejercicio, aprender nuevas habilidades y mantener una dieta adecuada.

A la vez, la salud vascular y metabólica juega un rol crucial en la salud del cerebro. La diabetes y enfermedades cardíacas son factores de riesgo que deben ser controlados para prevenir el deterioro cognitivo. Estrategias como el ayuno intermitente pueden ser beneficiosas.

“Casi la mitad de los casos de demencia podrían retrasarse o prevenirse abordando factores de riesgo modificables”, declaró Tanzi a Newsweek.

Entre las recomendaciones para proteger la salud cerebral señala:

Dormir entre 7 y 8 horas, lo cual es fundamental, no solo para tener energía, sino también para la limpieza neurológica. El sueño sirve para eliminar las placas que conducen al deterioro cognitivo

Manejo del estrés: el cortisol, la hormona que se libera durante el estrés, puede dañar las neuronas y acelerar la formación de placa. El neurocientífico aconseja probar la meditación para reducir los niveles de estrés.

Interacción social: la soledad aumenta el riesgo de demencia, interactuar con amigos cercanos, incluso por teléfono o videollamada, activa redes cognitivas clave.

El ejercicio reduce el exceso de amiloide en el cerebro, creando el nacimiento de nuevas células nerviosas. Un estudio reciente demostró que cada 1000 pasos diarios —con un límite máximo, por supuesto— retrasa el deterioro cognitivo y funcional un año, afirma Tanzi. Por ejemplo, caminar 3000 pasos al día puede retrasar el deterioro tres años.

Apertura a aprender nuevas cosas, ya que el aprendizaje permanente crea conexiones sinápticas, un andamiaje esencial para la resiliencia del cerebro.

Alimentación: una dieta antioxidante, rica en omega-3 y fibra, es esencial para fomentar la salud del cerebro. La conexión entre el intestino y el cerebro implica que lo que se consuma impactará significativamente la función cognitiva. La dieta mediterránea, por ejemplo, no solo alimenta el cuerpo, sino que también apoya el microbioma intestinal, que a su vez protege el cerebro.

Tanzi enfatiza el tiempo como un factor crucial en la salud cerebral. Adoptar cambios positivos antes de que los síntomas aparezcan es fundamental para preservar la memoria y la identidad en el envejecimiento.

Síntomas tempranos del deterioro cognitivo

Los signos tempranos de deterioro cognitivo incluyen pérdida de memoria a corto plazo, dificultades de concentración y cambios en el estado de ánimo, que pueden afectar la vida diaria y alertar sobre problemas en la salud cerebral.

Signos de memoria y orientación:

  • Olvidos frecuentes de eventos recientes, conversaciones o citas importantes, repitiendo preguntas.
  • Desorientación en lugares familiares o confusión con el tiempo y fechas.
  • Extravío de objetos cotidianos como llaves, sin poder recordar dónde se dejaron.

Dificultades cognitivas:

  • Problemas para concentrarse en tareas, seguir conversaciones o completar actividades que requieren atención sostenida.
  • Dificultad en la toma de decisiones, planificación o resolución de problemas cotidianos, como manejar finanzas.
  • Problemas con palabras al hablar o escribir, lentitud en el procesamiento de información.

Cambios emocionales y sociales:

  • Irritabilidad, ansiedad, apatía o cambios en la personalidad sin causa aparente.
  • Pérdida de interés en hobbies o aislamiento social.

Estos signos, especialmente si son nuevos o progresivos, justifican una consulta médica para evaluación temprana.

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