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Mantén un equilibrio entre los aromas festivos y la calidad del aire interior

Los contaminantes generados por productos como velas y chimeneas pueden provocar problemas respiratorios

Mantén un equilibrio entre los aromas festivos y la calidad del aire interior

La Navidad suele dar un decorado y fragancias características a los hogares.  Crédito: Julia Zavalishina | Shutterstock

La temporada de festividades trae consigo fragancias agradables como el jengibre, la resina de pino y el vino caliente. Sin embargo, estas delicias olfativas pueden tener efectos negativos en la calidad del aire en interiores, particularmente durante los meses de invierno en el hemisferio norte.

Expertos alertan sobre los contaminantes generados por productos como velas y chimeneas que pueden provocar problemas respiratorios.

Todas las llamas liberan sustancias químicas que pueden causar síntomas similares a los de las alergias o contribuir a problemas respiratorios a largo plazo si se inhalan en cantidades suficientes, recoge Associated Press (AP) comentarios de especialistas.

No obstante, la Dra. Meredith McCormack, directora de la división de medicina pulmonar y de cuidados intensivos de la facultad de medicina de la Universidad Johns Hopkins, afirma que la gente no tiene por qué dejar de sentarse junto a la chimenea ni deshacerse de productos como velas perfumadas y difusores de aceites esenciales; recomienda tomar precauciones para controlar los contaminantes en sus hogares.

“Si tener aromas de temporada es parte de tu tradición o te evoca nostalgia, quizás deberías considerarlo con moderación”, recalca.

Quienes enfrentan mayores riesgos

Con relación a las costumbres de las personas en el hemisferio norte, que tienden a pasar más tiempo en interiores durante las fiestas de Navidad y fin de año, cuando las temperaturas son más frías, la Asociación Americana del Pulmón advierte que el aire interior suele estar significativamente más contaminado que el aire exterior. Esto se debe a que los contaminantes quedan atrapados en el interior y se concentran sin una ventilación ni filtración adecuadas.

En este contexto, las chimeneas y aparatos de gas activos liberan diminutas partículas suspendidas en el aire que pueden llegar a los pulmones, así como sustancias químicas como el dióxido de nitrógeno, un componente importante del smog, agrega la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.

También productos de limpieza, ambientadores y velas emiten contaminantes atmosféricos en concentraciones variables. El riesgo que las fragancias y otros contaminantes del aire pueden representar para la salud respiratoria depende de la fuente, la duración y la intensidad de la exposición de una persona y la salud individual.

No todos los individuos son afectados de la misma manera por la mala calidad del aire. Los niños, ancianos y aquellos con condiciones de salud preexistentes, como el asma, tienen un mayor riesgo al estar expuestos a estos contaminantes.

La fisiología de los niños, que poseen pulmones más pequeños, aumenta su susceptibilidad a efectos nocivos de la contaminación del aire.

Estrategias para un ambiente saludable

Existen medidas prácticas que los consumidores pueden adoptar para mejorar la calidad del aire en sus hogares sin renunciar a las fragancias festivas. La elección de velas elaboradas con cera de soya en lugar de parafina, la apertura de ventanas y la utilización de purificadores de aire son algunas de las recomendaciones que pueden resultar efectivas.

Además, establecer límites con los visitantes que fuman se considera una buena práctica.

Importancia de la moderación y la conciencia

La Dra. Meredith McCormack sugiere disfrutar de las fragancias de forma moderada, promoviendo un equilibrio entre el ambiente festivo y la salud respiratoria.

La combinación de tradiciones navideñas con un enfoque proactivo respecto a la calidad del aire puede contribuir a un hogar más saludable durante esta temporada.

Recomendaciones con el uso de las chimeneas

Recomendaciones clave cunado utilicen chimeneas incluyen limpieza regular, uso de combustibles adecuados y técnicas de encendido correctas. Estas medidas reducen riesgos para la salud como irritación respiratoria.

Limpieza y mantenimiento. Deshollina la chimenea al menos una o dos veces al año para eliminar hollín, cenizas y obstrucciones que impiden el tiraje adecuado y provocan que el humo entre en la casa. Realiza inspecciones profesionales periódicas para detectar grietas, corrosión o nidos que afecten el flujo de aire. Una chimenea limpia asegura una combustión eficiente y menor acumulación de contaminantes.

Elección de combustible. Usa leña seca y curada con menos del 20% de humedad, almacenada al menos 6-12 meses en lugar ventilado, ya que genera menos humo que la húmeda. Prefiera maderas duras como roble, encina o haya, evitando tratadas, pintadas, resinosa o conglomerados que liberan gases tóxicos. No quemes basura, plásticos ni desperdicios, pues obstruyen el conducto y aumentan partículas nocivas.

Técnicas de encendido. Enciende el fuego gradualmente: inicia con astillas o leña pequeña, luego agrega troncos mayores para crear un tiro óptimo y evitar exceso de humo inicial. Precalienta el conducto con papel o trapo encendido antes de añadir leña, y abre ventanas cercanas para mejorar la circulación de aire. Mantén el tiro de la chimenea completamente abierto al inicio.

Equipos complementarios. Instala puertas herméticas de vidrio o acero para sellar la chimenea y evitar fugas de humo cuando no se usa. Considera extractores de humo o purificadores de aire con filtros HEPA y sensores para capturar partículas y monitorear la calidad interior. Asegura ventilación adecuada en el hogar para contrarrestar presión negativa que aspira humo hacia adentro.

Exposición a contaminantes de aire en el hogar

La exposición a contaminantes del aire en el hogar, como humo de tabaco, moho, productos de limpieza o partículas finas, provoca síntomas variados que afectan principalmente el sistema respiratorio y general. Estos signos suelen aparecer rápidamente y mejoran al salir del ambiente afectado.

Síntomas leves y comunes. Los efectos iniciales incluyen irritación en ojos, nariz y garganta, con picazón, lagrimeo o congestión nasal. También surgen dolores de cabeza, fatiga y mareos, que son reversibles al mejorar la ventilación.

Síntomas respiratorios. Aparecen tos persistente, estornudos, sibilancias y dificultad para respirar, agravando alergias o asma en personas sensibles. La congestión y garganta seca son frecuentes por alérgenos como polvo o ácaros.

Efectos graves a largo plazo. Exposiciones prolongadas elevan riesgos de bronquitis crónica, infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas y cáncer de pulmón, especialmente en niños, ancianos o con condiciones preexistentes.

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