window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-laopinion'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

La falta de seguro médico, un desastre que podría haberse evitado

La actitud de los congresistas republicanos tendrá consecuencias profundas y duraderas más allá de un debate presupuestario

La Ley de Cuidado de Salud Asequible es un logro del gobierno de Barack Obama.

La Ley de Cuidado de Salud Asequible es un logro del gobierno de Barack Obama. Crédito: Joe Raedle | Getty Images

La reticencia de una gran parte de los congresistas republicanos a extender los subsidios para el seguro médico tendrá consecuencias profundas y duraderas que van más allá de un debate presupuestario.
Aunque es claro que la actual Ley de Cuidado de Salud Asequible podría mejorarse, hasta ahora el partido del Presidente Trump no ha presentado una alternativa viable. En consecuencia, millones de personas resultarán afectadas. Cuando la cobertura desaparece, no solo se pierde un beneficio administrativo: se pierde la posibilidad de prevenir enfermedades, de tratar padecimientos crónicos y, en muchos casos, de vivir con dignidad.
El impacto inmediato será la expulsión silenciosa de miles de familias del sistema de salud. Personas que hoy pueden pagar una prima reducida gracias a los subsidios de Obamacare. Pronto se verán obligadas a elegir entre comprar alimentos, pagar la renta o mantener su seguro médico.
La experiencia reciente demuestra que, ante esa disyuntiva, la salud suele quedar relegada. El resultado es previsible: diagnósticos tardíos, tratamientos interrumpidos y un aumento de emergencias médicas que terminan siendo más costosas para el propio sistema público.
Este efecto dominó no distingue ideologías.
Aunque el debate se ha planteado en términos partidistas, los afectados viven tanto en distritos urbanos como rurales, muchos de ellos en bastiones conservadores.
En estados gobernados por republicanos, una proporción significativa de la población depende de estos subsidios. Cuando pierdan el acceso a consultas, medicamentos o atención preventiva, la frustración no se dirigirá únicamente a “Washington” como concepto abstracto, sino directamente a quienes bloquearon la extensión de esos apoyos.
Desde el punto de vista político, la falta de acción también puede convertirse en un búmeran para los propios republicanos y para figuras centrales de su liderazgo, incluido el Presidente Donald Trump. El discurso de protección a la “clase trabajadora” choca frontalmente con una realidad en la que esa misma clase queda desamparada frente a enfermedades y deudas médicas.
En campañas electorales, los mensajes sobre empleo y seguridad pierden fuerza cuando los votantes recuerdan que perdieron su seguro médico bajo una determinada mayoría legislativa.
Además, el costo social de esta decisión terminará reflejándose en hospitales saturados, en gobiernos locales presionados para cubrir vacíos y en una economía menos productiva debido al aumento de enfermedades no tratadas. Negar la extensión de los subsidios puede parecer, en el corto plazo, un gesto de disciplina fiscal. En el largo plazo es una apuesta arriesgada que profundiza la desigualdad, erosiona la confianza pública y deja cicatrices políticas difíciles de borrar.
En definitiva, no aprobar estas extensiones es una decisión con consecuencias humanas, sociales y electorales que, tarde o temprano, alcanzarán también a quienes hoy creen estar a salvo de sus efectos. 

María Luisa Arredondo es directora de Latinocalifornia.com y autora del libro “La vida después del cruce”.
 

Contenido Patrocinado