¿Por qué pagar el mínimo por tu tarjeta de crédito es una trampa?
Haga un esfuerzo extra; de lo contrario, tendrá un balance por años y a un alto costo
Vamos a partir de dos premisas:
- Es frustrante que casi todos los planes financieros familiares o individuales que se hagan pasen por mantener una cierta frugalidad para estar a flote.
- El único pago de intereses que merece la pena es el de la hipoteca porque, al menos, es deducible.
¿Qué tiene que ver lo uno con lo otro? Que quien firma esta nota simpatiza con la frustración ante la frugalidad como receta, pero no queda más remedio que insistir en ella cuando se trata de hacer frente a los pagos de una tarjeta de crédito porque los intereses de este dinero de plástico hacen daño a las cuentas.
Y el pago mínimo no debe traer demasiada paz financiera y mental para quienes crean que con ello se cumple y se está al día con lo exigido por el emisor de su tarjeta porque no le sirve para tener una vida financiera saludable.
¿Por qué?
Por que no se lo va a deducir y eso, en cualquier caso, es lo de menos. El problema de estos pagos mínimos, que suelen ser asequibles y por lo tanto atractivos tienen cuatro grandes problemas.
- Mantienen la deuda durante mucho tiempo y a un costo muy elevado.
Cuanto más tiempo se mantenga el balance en la tarjeta, más se paga. Es algo que se puede ver en el recibo que le enviará el emisor o preguntando al servicio al cliente. Con un interés medio del 14% (APR), pagar apenas un 2% de la deuda no le permitirá deshacerse de ella en años y puede que termine pagando más en intereses que en principal. La solución es hacer un esfuerzo extra. Hay que ser frugal en los gastos porque se ha de aspirar a pagar mucho más que el mínimo. Si le exigen $25 al mes, trate de abonar el doble o pida a su emisor que le calcule cuántos años e intereses terminará pagando con un pago mayor que le resulte cómodo de forma consistente. El objetivo es acabar con el balance cuanto antes para no pagar muchos intereses que encarezcan el crédito. Receta: austeridad en los gastos para pagar más deuda. - Cada compra que haga costará más. Porque se añade al balance cuyo costo es más elevado conforme pasa el tiempo. Piense que el café de la mañana no le va a costar $2.15, sino un 14%; más si lo paga con una tarjeta ya cargada de deuda que no puede pagar de una sola vez. El café se digerirá rápido, la deuda, sin embargo tardará más en desaparecer del sistema. Receta: austeridad en las compras.
- El pago mínimo puede ir subiendo. Si sigue cargando gastos a la tarjeta con un balance que apenas disminuye, el pago mínimo subirá porque es un porcentaje de lo que debe, el APR que tenga. Receta: austeridad.
- Se corre el riesgo de perjudicar la calificación de crédito Si se paga el mínimo aún está cumpliendo con sus obligaciones y, en cierta medida,se cuida la calificación del crédito. Pero, hay que tener mucho cuidado porque cuando el balance crece, y el pago mínimo no lo reduce, se puede rebasar el ratio de utilización de tarjeta que es la deuda que se debe frente al crédito que se tiene a disposición. Cuando se supera el 30% del crédito que se tiene, los tres números con los que se le califica la deuda empezarán a bajar y esto le pasa una factura a la hora de solicitar otros créditos, ya que la tasa de interés de estos subirán para compensar el riesgo que la calificación indique. Receta: austeridad en los gastos para poder cancelar la mayor cantidad de deuda posible mensualmente.
Alternativas
Si la receta sobre la que se insiste no se adapta a sus necesidades y es algo que puede ser posible con apenas un par de facturas médicas que se acumulen, hay otra salida (temporal): transferir balances.
Actualmente, algunas tarjetas ofrecen interesantes APR introductorios del 0% durante algunos meses que pueden ser hasta más de un año. Algunas de ellas cobran un porcentaje por la transferencia, pero no todas y conviene preguntar por ello. Permiten reducir la deuda más rápidamente durante esos meses.
Si va a solicitar alguna de estar tarjetas, hágalo antes de que su calificación crediticia sufra por el balance que tiene para recibir un límite de deuda tan elevado como le sea cómodo.