Reanudan juicio que sacaría a Michel Temer de la presidencia de Brasil
Tiembla el gigante suramericano ante la inestabilidad política
BRASILIA — En medio de gran expectativa y rodeado fuertes medidas de seguridad, se reanudó en el Tribunal Superior Electoral (TSE) el histórico juicio por abuso de poder político y económico de la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer en las elecciones de 2014, por el cual el mandato actual podría ser anulado y el presidente Temer sería obligado a dejar su cargo.
Si no hubiera obstáculos o pedidos de vista de algún juez, el proceso terminaría mañana a la noche, luego de cuatro sesiones, y tras haber tenido un inicio frustrado el 4 de abril. Si Temer perdiese el poder, aunque seguramente apelaría la decisión del TSE, se iniciaría un incierto camino de sucesión que amenaza con generar más inestabilidad política y descarrilar la incipiente recuperación económica tras dos años de profunda recesión.
Dentro y fuera de la modernista sede del TSE el ambiente era de suma tensión. El edificio estaba acordonado y resguardado por un estricto cerco policial; adentro, agentes de la Policía Federal con perros rastreadores de explosivos vigilaban cada movimiento y para ingresar a la bóveda del auditorio principal había que pasar por detectores de metales.
El TSE está integrado por siete magistrados: tres provenientes del Supremo Tribunal Federal, dos del Supremo Tribunal de Justicia y dos juristas reconocidos. Al leer su extenso informe sobre la causa, el juez relator del caso, Herman Benjamin, destacó a sus pares la “procedente” acción judicial para anular el mandato de Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) y Temer (Partido del Movimiento Democrático Brasileño, PMDB). Resaltó que los recientes acuerdos de colaboración con la justicia del empresario Marcelo Odebrecht y del publicista João Santana, estratega de la campaña petista, confirmaron que la fórmula ganadora de los comicios de 2014 se financió de forma ilegal, además de cometer numerosos ilícitos.
Irónicamente, la demanda ante el TSE había sido presentada a fines de 2014 por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), hoy principal socio del PMDB en el gobierno de Temer, tras el impeachment a Rousseff. Y el candidato socialdemócrata derrotado, Aécio Neves, está envuelto en el escándalo de sobornos del frigorífico JBS.
En sus presentaciones iniciales, los abogados de Rousseff y Temer buscaron desestimar las acusaciones; primero, alegaron que la ex presidenta ya fue depuesta por el Congreso y, luego, que las declaraciones de Odebrecht y Santana fueron incluidas en la causa mucho después del origen de la demanda.
Temer siguió la sesión del TSE desde el “gabinete de crisis” que instaló en el tercer piso del Palacio del Planalto. Con sus asesores, conversó ahí antes sobre el otro frente tormentoso que preocupa al presidente: la probable denuncia de la Procuraduría General de la República (PGR) por el caso de coimas de JBS.
El escándalo estalló el mes pasado, cuando los dueños de JBS, Joesley y Wesley Batista, firmaron un acuerdo de delación premiada con la justicia y entregaron a la PGR la grabación de una conversación que Joesley Batista había mantenido con Temer en marzo en la que el presidente daba su aval para el pago de coimas al PMDB y para comprar el silencio del ex titular de la Cámara de Diputados, el pemedebista Eduardo Cunha, impulsor del impeachment contra Rousseff.
Como consecuencia, el procurador general de la república, Rodrigo Janot, inició una investigación contra Temer por presunto intento de obstrucción de la justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita. Ahora se cree que una denuncia formal sería inminente.