Exhiben en Long Beach millonario tesoro recuperado de un barco hundido en 1857
Le dicen el “Jardín Dorado” por la gran cantidad de monedas y lingotes de este preciado metal a la vista
Lingotes y monedas de oro de California recuperadas tras la desaparición hace 161 años del buque SS Central América en medio de un huracán, se exhiben desde en el Centro de Convenciones de Long Beach, al sur de Los Ángeles.
La colección total recuperada y calificada como “el más grande tesoro perdido en la historia de los Estados Unidos”, aunque también conocida como “Jardín Dorado” del océano, consta de 3,100 monedas de oro, 45 lingotes también de oro y más de 80 libras del preciado metal transportado por el SS Central América, que se hundió en el Atlántico.
Según declaró Dwight Manley, socio del California Gold Marketing Group, empresa que adquirió el tesoro en una transacción aprobada en noviembre y que lo expone al público por primera vez, la colección está evaluada en más de $40 millones.
“Para efecto de seguros, hemos estimado que la muestra vale $40 millones, pero estos extraordinarios tesoros no tienen precio”, afirmó Manley y agregó que solo una de las monedas podría valer entre coleccionistas $1 millón.
Según Manley, solamente los 45 lingotes valen aproximadamente 12 millones de dólares y una pequeña barra de un poco más de tres pulgadas de largo, dos pulgadas de ancho y media pulgada de grosor puede valer un cuarto de millón de dólares.
El vapor SS Central América, de tres mástiles y 280 pies de longitud, enviado con toneladas de oro desde San Francisco, navegaba desde Colón (Panamá) hasta Nueva York cuando se hundió en septiembre de 1857.
Restos de la embarcación, junto con el oro, fueron descubiertos a 7,000 pies de profundidad en septiembre de 1988.
Una pequeña muestra del tesoro recuperado se exhibió en febrero del año 2000 en Long Beach y en otras ciudades del país y del exterior.
No obstante, la exhibición actual, que cierra al público el sábado 24 de febrero, presenta piezas nunca antes expuestas.
En el Centro de Convenciones de Long Beach se pueden apreciar muchas de las 3,100 monedas de oro, más de 10,000 monedas de plata y 45 lingotes que han estado en bóvedas de seguridad desde que fueran recuperados del fondo del océano hace cuatro años.
Todas las monedas han sido certificadas como auténticas por el Servicio Profesional de Gradación de Monedas (PCGS, sus siglas en inglés) y en la muestra que comienza se exhibirán bolsos de cuero que contienen más de 1,000 onzas de oro encontrado en California en 1857 y provenientes de una caja fuerte hallada en el barco hundido.
Junto con Manley, durante la exhibición está presente, para responder preguntas de los visitantes, el experto Robert Evans, científico de la comisión que rescató parte del tesoro y colaboró en la recuperación del resto en 2014.
Según explicó Evans, su trabajo de los últimos meses ha consistido en “quitar todo el sucio y óxido acumulado en las monedas”.
Su meta fue hacer que el tesoro luzca “como originalmente estaba cuando fue embarcado”.
Para este quehacer, el científico se dedicó varios meses a limpiar en un laboratorio en Santa Ana, al sureste de Los Ángeles, uno por uno los objetos rescatados.
Cada pieza fue limpiada para recuperar su brillo original. “Algunas no se veían por los sedimentos que el agua y el fondo marino habían acumulado sobre ellas”, explicó Evans.
El investigador comenzó la búsqueda del tesoro hace más de treinta años y “fue en la expedición comandada por el Capitán Tommy Thompson, de finales de los años 80”, cuando por primera vez vislumbraron el que llamaron “Jardín Dorado” con lingotes ligeramente cubiertos por sedimentos que brillaban bajo el agua.
Lograron rescatarlo en parte, pero Thompson desapareció con cientos de monedas y la expedición no pudo continuar por falta de recursos.
Fue en 2014, y con Thompson en la cárcel, que la búsqueda se reanudó, dando como resultado el hallazgo y recuperación del fabuloso tesoro que se puede apreciar en Long Beach.
Para Manley, desde niño coleccionista de monedas, trabajar en la preparación de la exposición representó “cada día una nueva aventura”.