Baja participación en el referéndum irlandés
El rechazo popular al pacto fiscal restrictivo acordado por la Unión Europea es visto como un rechazo a la permanencia de Irlanda en la zona Euro.
Dublín, 31 de Mayo.- Los irlandeses votaron hoy en referéndum sobre la ratificación del Pacto de estabilidad presupuestaria de la Unión Europea (UE) entre una lluvia persistente y con baja participación, aunque los resultados se conocerán mañana viernes.
Al cierre de los colegios a las 21:00 GMT después de quince horas de votación, la participación se estimaba de alrededor del 50% de un censo de poco más de tres millones de irlandeses, según la televisión pública RTE, lo que puede perjudicar a los partidarios del “sí”.
Durante la campaña los sondeos habían otorgado la victoria a los defensores de la ratificación del tratado europeo por temor a un “no” al euro, pero una alta abstención podría dar un impulso inesperado a los detractores del texto comunitario, representados por grupos de izquierda.
El recuento de los sufragios, no obstante, no comenzará hasta mañana a las 8:00 GMT y el resultado definitivo se espera para media tarde del viernes.
“Voté ‘no’ cuando se nos consultó sobre la entrada en el euro, pero ahora voto ‘sí’, porque la moneda única está en peligro y tenemos que permanecer en Europa. Estamos demasiado expuestos a la crisis internacional como para abandonar el barco”, dijo a Efe Deirdre Kilroy, una abogada de 38 años, a las puertas del colegio electoral Saint Mary’s de Fairview, en el norte de Dublín.
Las urnas abrieron a las 6:00 GMT de hoy para que votase Irlanda, un país intervenido por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a finales de 2010 a causa del estallido de su burbuja inmobiliaria y la crisis bancaria.
Los últimos sondeos otorgaban al “sí” un apoyo del 39 % y al “no” un 30 %, pero resultará vital la balanza por la que se decante el 22 % del electorado irlandés que se declaraba indeciso.
Mary Murphy, que trabaja con discapacitados, explicaba a Efe que los recortes aplicados por el Gobierno irlandés tras el plan de rescate internacional han sido “brutales”, por lo que optó por el “no”.
Este año el objetivo del Gobierno irlandés es ahorrar 4, 200 millones de euros para cumplir con un rescate internacional cuantificado en 85, 000 millones de euros.
“El Gobierno -dice Mary Murphy- debe echar el freno, volver a plantearse cuál es el mejor plan de acción para salir de la crisis y, si es necesario, regresar a Bruselas para renegociar el tratado, porque las medidas de austeridad no están funcionando”.
Su marido Martin, de 49 años y empleado de una naviera, confiesa sin embargo que, aunque le hubiese gustado “dar un tirón de orejas al Gobierno”, es mejor “estar dentro (de la UE) que fuera”.
El pacto de estabilidad a votación, un texto que prevé imponer estrictas políticas presupuestarias a los Gobiernos, solo precisa del apoyo de doce países miembros de la UE para entrar en vigor, por lo que, por esta vez, el referéndum irlandés no es vinculante.
Sin embargo, el Ejecutivo de Dublín de coalición entre conservadores y laboristas ha advertido de que su rechazo dañaría su posición en la zona euro y podría provocar el descarrilamiento del rescate de la UE y el FMI a este país.
En un último llamamiento a la ciudadanía, el gobernante partido Fine Gael del primer ministro conservador, Enda Kenny, aseguró que el “no” impedirá al Gobierno acceder, en caso de necesidad, a los fondos del Mecanismo de Estabilidad Financiera cuando finalice su programa de ayuda en 2014.
Entonces este país confía en regresar a los mercados de deuda para buscar fuentes de financiación independientes a un tipo de interés permisible.
Mientras, los detractores del texto, liderados por el Sinn Fein (antiguo brazo político del inactivo IRA) y la Alianza de la Izquierda Unida, demandan una reforma del tratado europeo firmado a principios de marzo que incluya medidas de reactivación económica, como contrapeso al rigor presupuestario.
La última vez que Irlanda rechazó un texto comunitario fue en 2008, cuando un índice de participación del 53 % impidió la ratificación del tratado de Lisboa, aunque un año después lo aprobó en otra consulta con una afluencia de casi el 60 %.