Las otras emergencias en CDMX en tiempos de coronavirus
Familiar de un paciente cuenta la travesía de 4 horas que pasó para encontrar espacio en un hospital
MÉXICO – María vivió la desesperación por hallar un hospital en la CDMX durante la crisis por coronavirus, cuando su padre, de 68 años, tuvo una emergencia médica.
La madrugada del 1 de mayo, el padre de la joven tuvo una hemorragia, producto de várices esofágicas que se rompieron y le causaron vómito con sangre, por lo que solicitaron una ambulancia al 911 que les cobró 3 mil pesos (unos $135 dólares).
Paramédicos de Ambulancia Xaamedic indicaron que el servicio no era gratuito, pese a ser requeridos por el número de emergencias.
Cerca de las 2:00 horas, llegaron a un hospital en Calzada de Tlalpan, donde evaluaron al paciente y determinaron que necesitaba una transfusión de sangre, que no tenían ahí. Entonces, comenzó la travesía.
A María le preocupaba que en hospitales pequeños no tuvieran la infraestructura para atender la gravedad de su papá, por lo que decidió ir al Hospital San Ángel Inn Universidad, a bordo de otra ambulancia.
Al llegar, lo encontraron cerrado, no había personas alrededor y la imagen era desesperanzadora.
“Salió la médico encargada a preguntarnos ‘¿a qué vienen?, ¿qué quieren?’, así que le expliqué la situación”, contó.
“No tengo camas. No tengo espacio. El 100 por ciento de urgencias y terapia intensiva está ocupado por pacientes Covid. Además, no hay sangre”, contestó la doctora.
Mientras María escuchaba la noticia, alcanzó a ver el interior del hospital, donde el personal médico pasaba de prisa cubierto de pies a cabeza. Nunca le negaron el servicio, pero le advirtieron que si recibían a su papá, probablemente moriría.
La joven regresó a la ambulancia, que arrancó sin rumbo fijo. Los paramédicos recomendaron un hospital pequeño, como el Hospital María José Roma, el cual no atiende a pacientes con COVID-19, pero también se encontraba saturado.
La ambulancia se detuvo en la lateral de Churubusco. María intentaba encontrar otro hospital y, de repente, recibió una llamada de su cuñada, que había hallado espacio en el Hospital San Ángel Inn Sur.
Después de cuatro horas, el padre de María fue atendido y recibió la transfusión de sangre, que costó más de 30 mil pesos.
“Mi papá está bien, pero sí pienso mucho en que si se vuelve a poner mal, ¿cómo le vamos a hacer?”, se pregunta María.