Restos de soldado hispano asesinado en Carolina del Norte llegan a California para funeral

El asesinato de Enrique Román Martínez todavía es un misterio. El Ejército ofrece $25,000 de recompensa

Roman-Martinez era paracaidista en Fort Bragg, Carolina del Norte.

Roman-Martinez era paracaidista en Fort Bragg, Carolina del Norte. Crédito: Chris Hondros | Getty Images

Los restos del soldado Enrique Román Martínez, quien desapareció a fines de mayo en Carolina del Norte, llegaron este miércoles al sur de California, donde su familia vive y exige justicia por su muerte.

Martínez, de 21 años, miembro del grupo de paracaidistas de Fort Bragg en Carolina del Norte, desapareció después de la medianoche del 22 de mayo durante el fin de semana en que se celebró el Día de Recordación, cuando acampaba cerca de Cape Lookout, en el mismo estado.

Parte de sus restos fueron encontrados el 29 de mayo en Shackleford Banks, cerca de donde desapareció, según informó el Ejército que, con base en los registros dentales, confirmó unos días después que se trataba del paracaidista latino.

Desde la desaparición la familia del soldado ha pedido al Ejército justicia y respuestas sobre lo ocurrido después de que fuera visto por última vez en una acampada con varios compañeros.

Dijeron que mi hermano se fue sin decir nada”, contó en una entrevista con Efe Griselda Martínez, hermana del militar.

“Cuando nos dijeron que se fue sin su (teléfono) celular y sin sus lentes, mi mamá y yo nos desesperamos”, señaló Griselda Martínez al explicar que Enrique necesitaba lentes, especialmente en la noche. Las dos viajaron de inmediato a Fort Hood y luego visitaron el sitio del campamento, localizado a unas cuatro horas por carretera de la base militar.

“Cuando vimos la isla nos pusimos muy tristes y lloramos pues era muy pequeña, y no entendíamos cómo mi hermano había desaparecido”, añadió.

Unos días después de su visita al fuerte, el Ejército les confirmó que los restos hallados eran los de Enrique.

Posteriormente -“tres o cuatro días después”- supieron por un artículo en internet sobre la llamada al 911 que los compañeros habían hecho el 23 de mayo, alrededor de las siete de la tarde, cerca de 19 horas después de que el grupo dijera haber visto a Enrique por última vez.

“Así que todos nos fuimos a la cama las 12:03. Fue entonces cuando todos decidimos acostarnos y esa es la última vez que lo vimos”, se escucha en la grabación oficial del 911.

En la llamada se explica que la última vez que los soldados vieron a su compañero latino, este solo vestía una pantaloneta azul.

Los investigadores del Ejército informaron a Griselda que el soldado acampaba con otros seis hombres y una mujer, todos estacionados en Fort Hood, pero “no nos dejaron hablar con ninguno de ellos”.

“Prestó servicio a su nación con honor y estamos absolutamente tristes por su pérdida y nuestros corazones están con su familia, amigos y compañeros paracaidistas”, señaló una declaración oficial del Ejército.

María Guadalupe Martínez, madre de Enrique, está desolada. “Él era su bebé, era el menor y era su favorito, y mi hermana y yo lo entendemos”, explicó Griselda, la segunda de los tres hijos.

La familia clama porque alguien se comunique con ellos o con el Ejército para ofrecer alguna pista sobre lo sucedido al paracaidista.

El Ejército ofrece una recompensa de 25,000 dólares a quien proporcione información válida “que lleve al arresto y condena de la(s) persona(s) responsable(s) por el homicidio” del soldado latino.

La congresista demócrata Norma Torres se unió a la familia para presionar a las autoridades en las investigaciones.

Un servicio en honor del soldado se realizará la noche de este miércoles.

El caso de Enrique Román Martínez se suma a otros de soldados latinos muertos en circunstancias sospechosas, incluyendo los de Vanessa Guillén y Gregory Morales, ambos de la base Fort Hood, en Texas.

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