Sin clientes mexicanos, los negocios fronterizos son los que pierden
Temen que el comercio del lado estadounidense perezca sin ventas navideñas a consecuencia de las restricciones para cruzar la frontera.
La señora Patricia, una consumidora mexicana que a menudo hacía compras en San Ysidro, preguntó en un grupo de Facebook si alguien tenía idea de cuándo podrían cruzar la frontera a hacer compras los mexicanos que tienen visa de visitante.
Alguien le respondió que el sábado, el 21 de noviembre.
es desde el 21 de marzo el cierre parcial de la frontera se ha ampliado un mes a la vez. Según autoridades federales estadunidenses, las restricciones comenzaron por prevenir contagios de coronavirus, y con el actual rebrote en todo el país la frontera difícilmente se abrirá a los consumidores mexicanos.
“Yo veo esto como muy injusto, porque fíjese cómo los viernes y los sábados hay unas largas filas para cruzar de San Diego a Tijuana, miles son turistas que viven en California, y a ellos no les prohíben el paso”, dijo Patricia.
Hace ocho meses que aguarda que se levanten las restricciones para pasar a California a comprar medicamentos de botiquín que se venden sin receta, artículos de higiene personal, algunos alimentos, ropa de marca en una tienda de descuento, “ahora ya hasta compras navideñas quisiera hacer”, explicó.
Madre de dos menores, Patricia calculó que “cuando pasaba a hacer mis compras, gastaba entre $100 y $120 dólares por semana, a veces un poquito más si ponía gasolina o cuando compraba ropa” en California.
Son al menos 400 dólares mensuales que los negocios al menudeo en San Ysidro dejaron de percibir, pero la señora Patricia es solo una de decenas de miles de consumidores mexicanos que desde marzo no pueden pasar a hacer compras a California, cuya ausencia ya pone en riesgo de quiebra a centenares de comercios fronterizos estadunidenses.
“La situación es crítica”, dijo a La Opinión el director ejecutivo de la Smarth Border Coalition, o Coalición Frontera Inteligente, Gustavo de la Fuente, “todos vemos con expectativas pero con pocas esperanzas lo que las autoridades van a decidir este sábado”.
Si las restricciones continúan después del 21 de noviembre, las fechas navideñas y “muchos negocios que dan trabajos en la región” difícilmente van a sobrevivir.
De acuerdo con el analista binacional, “el impacto es mayor para las pequeñas ciudades fronterizas, como Calexico o San Luis, Arizona, porque son ciudades que completamente viven del comercio a los consumidores mexicanos, no tienen ninguna otra alternativa de ingresos”.
Explicó que en condados más grandes, como San Diego y El Paso, los residentes tienen, aún en medio de la pandemia, opciones de buscar otros trabajos, pero las ciudades pequeñas viven completamente de las ventas al menudeo a mexicanos.
Las restricciones las impusieron, del lado de Estados Unidos la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), y del lado mexicano la cancillería.
Las restricciones son para “cruces fronterizos no esenciales”, para los que no son para trabajar o por citas médicas, por ejemplo.
Pero como observó la señora Patricia, mientras de sur a norte CBP solo deja pasar ciudadanos estadunidenses y residentes legales que, aunque no debieran por su condición migratoria, viven en México, de norte a sur cruzan miles de personas incluso a pasear y a hacer compras.
A finales de agosto CBP hizo esperar en filas de vehículos entre 12 y 14 horas a quienes regresaban de México, la mayoría de paseos de fin de semana, pero el escarmiento ahora comienza a perder efecto y regresan a distraerse.
De la Fuente explicó que nadie supuso que la pandemia se prolongaría de la forma en que se experimenta ahora, con cifras sin precedentes en Estados Unidos, un incremento que al parecer comienza a reflejarse también en México.
Mientras la tercer ola continúe, las autoridades difícilmente quitarán las restricciones a los cruces fronterizos, y aunque hay dudas de que el virus se propague por cruces fronterizos, “a los comerciantes y las organizaciones civiles no nos dan voz ni voto” en la decisión, dijo De la Fuente.
El director ejecutivo de la Cámara de Comercio de San Ysidro, Jason Wells, explicó el impacto que las restricciones han tenido al considerar que, sin ventas navideñas, muchos negocios podrían cerrar sin capacidad de reabrir.
“En un radio de dos millas en la frontera más transitada en el mundo”, normalmente 778 negocios y empresas tienen operaciones anuales por $2,500 millones de dólares. Esto incluye bancos, casas de cambio y otras instituciones.
Pero “$865 millones de dólares son ventas al menudeo, de las que los consumidores mexicanos que cruzan la frontera hacen en 95 por ciento”; los ciudadanos y residentes solo paran en San Ysidro ocasionalmente en su camino al trabajo.
Desde marzo que las autoridades impusieron las restricciones, “por lo menos cien negocios ya han tenido que cerrar definitivamente”, informó Wells.
Lo peor es que “la temporada navideña es la de mayores ventas en San Ysidro”, por lo que las restricciones a cruces fronterizos pueden ser devastadoras para los comercios.