Tarjeta Roja: ¿Por qué son fanáticos del Cruz Azul?
El club se aprovecha de la idiosincracia mexicana y ha hecho de la derrota su mística.
La relación que existe entre el Cruz Azul y su afición es algo que solo ellos comprenden, un evidente maltrato institucional que lleva más de dos décadas y una sequía deportiva que probablemente haya estado manipulada por los directivos es algo que pone los pelos de punta a todos los que no somos seguidores de “La Máquina”.
Durante estos 23 años de sequía hemos visto todo tipo de reacciones en la afición cruzazulina luego de las humillantes derrotas que han sufrido: llanto, rabia, destrucción de televisores, quema de camisetas, pero nada hace que laaficion deje de ir al Estadio (cuando se ha podido), compre la camiseta del torneo actual y apoye hasta las lágrimas (siempre, todos los años) a un equipo que simplemente, no da una sola satisfacción a su gente.
Esta es una pregunta seria. Es solo para menores de 30 años. ¿Por qué se hicieron aficionados a @CruzAzulCD? Y aún más importante, ¿por qué le siguen yendo a @CruzAzulCD?
— José Pablo Coello (@JosePabloCoello) December 17, 2020
El tema de los niños es para mí, algo inexplicable: nunca han visto a Cruz Azul ser campeón y sin embargo lloran a moco tendido cada vez que vuelven a perder en un claro reflejo de lo que ven en sus padres quienes, de forma injusta les heredaron la afición por un equipo roto, turbio y sí, repito, maltratador.
Y la pregunta más complicada de responder ¿Por qué cada vez hay más afición del Cruz Azul?
Simple, los mexicanos somos un pueblo empático con el dolor, sí, así somos, nos educaron de esa forma para estar siempre al lado del que más sufre, del que peor la pasa, del que nunca puede ganar por más empeño que le ponga.
Solo hay que ver un par de películas de la llamada “Época de Oro” del cine mexicano para entender que eso es lo que nos representa desde entonces: el jodido que nunca puede salir adelante y que se tiene que conformar con seguir siéndolo… sí, justo como El Chavo del Ocho.
El Cruz Azul convirtió la derrota en un negociazo, es algo de lo que la afición necesita darse cuenta. Más allá de la teoría de los partidos amañados o la sospechosa participación de alguno de sus jugadores a la hora buena, es un hecho que mientras más pierda, más le conviene a un club que de forma increíble ha hecho de la derrota, su mística.