Tragedia tras tragedia vive la familia Medina: claman por tu ayuda
Su hija de 21 años se encuentra hospitalizada; y sus padres en México sin poder estar a su lado
La familia Medina ha vivido tragedia tras tragedia desde octubre pasado cuando el padre fue arrestado de manera sorpresiva y deportado en unas cuantas horas a México, pese a que llevaba tres décadas en este país. Ni el padre deportado ni la madre que se quedó en Los Ángeles y sus cuatro hijos, imaginaban que la deportación, era apenas el comienzo de una cadena de infortunios.
En enero, cuando no se reponían aún del sufrimiento extremo que les trajo la abrupta separación, se enteraron de que el padre José Manuel Medina estaba enfermo de COVID en México.
Consternadas con la noticia, sus hijas gemelas de 21 años, Andrea y Daniela viajaron de emergencia a México para cuidar al padre de 61 años que además es hipertenso. “Nosotros, todos en la casa, ya nos habíamos enfermado de COVID en diciembre. Así que no había ningún riesgo de volvernos a enfermar”, dice Teresa Medina, madre de las gemelas y esposa de José Manuel.
Con lo que no contaban es que en Jalisco, México, les aguardaba una nueva tragedia. “A los tres días después de llegar, Andrea empezó a sentirse mal. Se le inflamaron las anginas. El cuello se le puso del tamaño del pescuezo de un pelícano; y le pegó una infección muy fuerte”, cuenta la madre.
A pesar de los antibióticos y los antiinflamatorios, el mal no cesaba y comenzó a propagarse a otras partes del cuerpo de la joven Andrea.Los médicos que la atendían, recomendaron que la llevaran a una clínica en Guadalajara, donde podría recibir una mejor atención, ya que ellas estaban en Cocula, Jalisco, un pueblo a 35 millas de Guadalajara.
“Debido a la inflamación que le deformaba el cuello, no pensamos que la dejarían subirse a un avión para regresar a Los Ángeles a recibir atención médica. No podía hablar, comer o beber. Tan solo mover la cabeza, era muy doloroso para ella”, relata Teresa.
Cabe decir que las hermanas gemelas Andrea y Daniela sufren de diabetes tipo 1, una enfermedad que les fue detectada desde niñas y las obliga a inyectarse insulina a diario. “Con la infección, los niveles de azúcar se le descontrolaron por completo”, cuenta su madre, quien temía que le fuera a dar un coma diabético que agravará su delicada situación.
En el hospital privado Santa Margarita en Guadalajara, México, Andrea fue sometida a tres operaciones en alrededor de tres semanas para drenar la infección y el absceso que estuvo a punto de llegarle al corazón y a los pulmones, y según relata su madre, su hija salió bien de la primera intervención.
Pero cuando días después, le avisaron que había sufrido un paro cardiorrespiratorio, no la pensó dos veces, y sin importarle que su salida, podría significar que tal vez no habría retorno a EE.UU. debido a su estatus migratorio, dejó todo y se marchó a ver a su hija. “Pensé que me habían mentido, que mi hija estaba muerta. Cuando llegué a Guadalajara, ella estaba sedada, en terapia intensiva. Así ha estado desde que le dio el paro”.
La doctora les recomendó que le hablaran. “Yo le decía, que ya se parara, que no me mortificara, que nos íbamos a regresar juntas a Los Ángeles. Ella no podía hablar, pero respondía con un ligero parpadeo o algún reflejo”.
Fue la doctora que la atendía en el Hospital Santa Margarita, quien sugirió que debido a que la tecnología es más avanzada en EE.UU., era mejor trasladarla cuanto antes.
Fue ahí donde se encontraron con que transportarla a Los Ángeles, en una ambulancia médica desde Guadalajara, tenía un costo superior a los $33,000. “Por suerte, mis hijos pudieron conseguir una ambulancia aérea que nos costó $23,000”.
Andrea llegó a Los Ángeles el jueves 11 de marzo por la noche, donde ya la esperaba una cama de hospital, y el costo de sus gastos médicos será absorbido por MediCal, el seguro médico con el que ella cuenta en California. “Aunque puede respirar por ella misma, su nivel de respiración es muy bajo y la mantienen con un ventilador”, dice Sandra Mareny, hermana mayor de Andrea.
“La he podido ver por una puerta de cristal durante 25 minutos. La doctora que la recibió anoche, me dijo que estaban revisando todos sus estudios.Su mayor enfoque, es ver qué tantas funciones va a recuperar, de acuerdo al daño que sufrió durante el paro cardiorrespiratorio en México”.
Sandra Mareny dice que es una gran bendición tener a su hermana ya en Los Ángeles. “Hemos dado un gran paso hacia su recuperación”.
Necesitan de tu ayuda
La familia Medina abrió una cuenta en el sitio GoFundMe con la meta de recaudar $40,000 para ayudarse con los gastos médicos y el pago de la ambulancia aérea. “El Hospital Santa Margarita nos pasó una cuenta de 1,745,000 en pesos mexicanos por las semanas que Andrea estuvo hospitalizada, las operaciones y los honorarios de los médicos.
“Para pagar la ambulancia, una amiga de la familia nos prestó $23,000, mientras mis hijos pueden conseguir un préstamo en el banco”, explica Teresa.
La deuda en dólares contraída en el hospital privado de Guadalajara, al tipo de cambio del 12 de marzo, ascendía a $83,733. Para ayudar a la familia Medina, con los gastos de Andrea, solicitan tu generoso apoyo, visitando el sitio Support Andrea’s Medical Recovery.
La deportación
“Me detuvo la migración, el 22 de octubre pasado. Cuando me iba a subir a mi carro para ir al trabajo, llegaron 4 patrullas, una de ellas, era de la policía local. Dos horas después me deportaron a Tijuana”, recuerda José Manuel.
Teresa dice que el mundo se le vino encima a toda su familia cuando deportaron a su esposo.
“Se sentía un gran vacío en la casa. Estábamos todas tristes, con mucho dolor en nuestro corazón”. José Manuel y Teresa llevaban casados 35 años, antes de que fueran separados por la deportación.
Emigraron juntos a EE.UU. en 1991. Él se ganaba la vida como tornero mecánico; y Teresa, cuidaba niños en su casa en Norwalk, una ciudad del condado de Los Ángeles. Son padres de 4 hijos, ya mayores de edad. Los tres más chicos nacieron en Los Ángeles. Omar, el mayor está casado y es padre de dos niños. Le sigue Sandra Manera, quien tiene su pareja y va a ser madre, en mayo.
Las hijas menores son las gemelas Andrea y Daniela de 21 años. Andrea estudia la licenciatura en salud pública en la Universidad Cal State Los Ángeles. Su gemela Daniela estudia diseño teatral y producciones en Cal Poly Pomona.
Una pesadilla
Teresa dice que se siente como si estuvieran metidos en un torbellino de pesadillas, donde no se pueden agarrar de nada. “Por un lado, estoy más tranquila porque mi hija ya está recibiendo la mejor atención médica posible, pero a la vez, me siento muy triste. Mi corazón está desgarrado por no estar con ella. Mi hija me necesita. Tengo mucho miedo. Es una pesadilla horrible”.
Y clama por apoyo: “Por piedad, necesitamos ayuda para volver a Estados Unidos al lado de nuestra hija. Esta separación es algo horrible, muy doloroso. Lo que más deseamos es estar con ella”.
Visa humanitaria
Sandra Mareny dice que su esperanza está en lograr que les den una visa humanitaria a sus padres. “Vamos a buscarla para que puedan regresar y estar con Andrea. Ella los necesita más que nunca”.