México dará datos personales de paisanos a los bancos… ¿qué piensan los migrantes?
En febrero el gobierno mexicano anunció un programa en el cual migrantes mexicanos podrán abrir cuentas bancarias desde EE.UU. para recibir y enviar remesas, situación que está causando polémica por el otorgamiento de datos personales
A la mamá de Roger Guzmán le robaron 180,000 pesos —unos 9,000 dólares— en el 2009. Uno de sus muchachos transfirió durante varios años dinero para un ahorro y de un día para otro la institución bancaria en México se lo hizo “perdedizo”. La familia cree que esto no hubiera pasado si en lugar de ser ella la titular de la cuenta hubiera sido el hijo, pero éste no podía abrirla porque le pedían que acudiera en persona. Y él vive en Estados Unidos.
“Se aprovecharon de que ella es humilde y no sabe bien cómo reclamar el dinero”, concluye Roger Guzmán.
Este migrante de 38 años oriundo de Hidalgo es partidario de que los consulados compartan sus datos personales con la banca mexicana para que así los mexicanos que están fuera del país puedan abrir a su nombre una cuenta bancaria en México. Hasta ahora era imposible hasta que lo autorizó el gobierno.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) está ahora autorizada para compartir con el sistema bancario mexicano los datos biométricos recopilados en los consulados cuando los paisanos acuden a solicitar la matrícula consular o el pasaporte
El tema ha levantado cierta polémica. Algunos críticos creen que esta decisión es una violación a la privacidad de los migrantes en otro país, donde se encuentran más vulnerables porque los bancos tendrán toda la identidad de los migrantes: de las huellas dactilares, a la imagen de los iris; la foto y la firma digital. En resumen: lo mismo que necesita la Secretaría de Gobernación para el Registro Nacional de Población.
Pero la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) argumenta que no debe haber preocupación. El presidente de la institución, Juan Pablo Graf, compara la decisión de compartir los datos de los paisanos con lo que ya hace el el Instituto Nacional Electoral (INE) desde hace años con la banca mexicana que corrobora en la base de datos del INE la veracidad de la credencial de votar, el documento con el que se aperturan las cuentas bancarias en México.
“Es lo mismo”, afirma.
Para Roger Guzmán es un asunto más simple, aún. Quiere poder abrir una cuenta bancaria en México a su nombre, desde Estados Unidos porque aunque desde los 16 años vive allá —más de la mitad de su vida —tiene claro que lo pueden deportar en cualquier momento. “No descarto tener un negocio allá y sigo enviando dinero a mi mamá”. Ella lo recibe y le dice cuánto va acumulando porque a él, por no ser el titular, no le dan ninguna informaciónen Bancomer, donde tiene la cuenta.
“Si mi mamá fallece me gustaría tener acceso al ahorro”, dice. “No quiero que desaparezca porque el dinero estaba a nombre de ella”.
Los dineros extraviados es una historia relativamente común entre los migrantes que abrieron cuentas en México y luego emigraron. Alberto Trejo sabe de eso. Su hermano le abrió una cuenta en la que perdió hace poco 16,000 pesos (unos 800 dólares) que depositó a través de Intermex, una remesadora. La plata no llegó al banco y ahora la empresa de envíos le da largas para devolvérselo.
En tanto, no ha tenido más opción que conservar la cuenta porque aún quedan 36,000 pesos (alrededor de 1,800 dólares) que no puede tocar porque él no está allá. “No puedo hacer ninguna transacción en línea porque para el contrato en línea te piden que vayas a la sucursal”, advierte. “Si quiero tener una cuenta a mi nombre para cuando me retire o para que mis dos niñas tengan también un patrimonio allá”
¿Tienen miedo de que los consulados compartan sus datos personales?
Ni Roger Guzmán ni Alberto Trejo. Siempre y cuando sean sólo para los bancos, coinciden. Ambos entrevistados dieron a los consulados, además de sus datos biométricos, sus números telefónicos, correos y sus direcciones físicas. “Lo peor sería que se compartiera con el gobierno americano”, dice Freddy Clorio, quien reside en Los Ángeles, pero es optimista. “No creo que los bancos mexicanos compartan la base de datos con el gobierno americano”. En caso contrario, sería su única objeción.
Por lo demás, está a gusto con sus dos cuentas, una en Bancomer y otra en HSBC, que abrió hace dos años, cuando fue repatriado a la Ciudad de México. De otra forma no hubiera podido abrirlas ni pagar la línea de Telmex de su mamá, recargarle el celular o hacerle regalos. Todo desde la banca móvil (en el teléfono) porque conserva el chip de su teléfoo de México en EEUU. “Lo malo es que, si los bancos comparten la base de datos con algunas empresas, después éstas no dejan de llamarte para ofrecerte cosas o el mismo banco, que quieren darte tarjetas de crédito y todas esas promociones”.
¿Qué va a pasar?
El antecedente de compartir los datos de los paisanos entre instituciones de manera oficial se remota a mayo pasado cuando el Diario Oficial de la Federación dictó los criterios para que los consulados soltaran la información personal recopilada en el extranjero a la Secretaría de Gobernación para que ésta, a su vez, la integrara al Registro Nacional de Población (Renapo).
En reciprocidad, Gobernación permite a los consulados la consulta permanente y en línea de la base de datos del registro civil para expedir los pasaporte o las matrículas consulares y trámites en general. Esto permite “disminuir el riesgo de robo de identidad o acreditación incorrecta de nacionalidad, entre otros supuestos”, argumentó el Diario Oficial.
Después de esto, la SRE dio los mismos datos al Banco del Bienestar, una institución del Estado que busca captar el envío del dinero de los paisanos “con mejores tasas de interés para las remesas”, según palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Así se hizo posible que los migrantes mexicanos pudieran abrir cuentas de manera remota, por internet, en los consulados mexicanos con apoyo del Instituto de Mexicanos en el Exterior en las Ventanillas de Asesoría Financiera, y recibir, ahí mismo, su tarjeta de débito del Banco del Bienestar sólo con la matrícula o el pasaporte, documentos que ya aceptan muchos bancos estadounidenses.
Según se argumenta de manera oficial, lo que busca el gobierno mexicano es que los migrantes mexicanos accedan a las remesas en México a través de 2,393 sucursales del Banco del Bienestar así como sociedades financieras populares y cooperativas de ahorro y préstamo que integran L@ Red de la Gente en las que los paisanos podrían recoger las remesas.
Fue el Banco del Bienestar (anteriormente Bansefi) el que ideó que los mexicanos pudieran abrir una cuenta vía remota desde 2017, pero no contaba con la base de datos con la que ahora se cuenta para la aperturación.
Actualmente el Banco del Bienestar ofrece tres tipos de cuenta: una para mexicanos que se encuentran actualmente en el extranjero (Debicuenta Exprés), otra para deportados (Debicuenta Migrantes) y, la tercera, para familiares de migrantes (Debicuenta)”.
La directora general del Banco del Bienestar, Diana Alvarez, explicó que, para el caso de la Debicuenta Exprés, se piensa entregar el plástico en los consulados en Estados Unidos en las Ventanillas de Atención Financiera del Instituto de los Mexicanos en el Exterior. Este diario solicitó más información, a través de Vladimir Castilloledón, encargado del área de comunicación social de la cancillería durante dos semanas, pero no hubo respuesta.
Para la cuenta que pueden abrir los repatriados a México, Diana Álvarez detalló que al día de hoy los migrantes cuentan con un apoyo directamente en módulos de atención del IME instalados en los principales cruces fronterizos y también en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
“Los migrantes pueden abrir en estos módulos una cuenta de débito presentando únicamente la constancia de repatriación expedida por el Instituto Nacional de Migración, con esta cuenta se pueden llevar a cabo transferencias electrónicas de bancos en el extranjero, de remesadoras o de SPEI y con la tarjeta puede retirar dinero de cajeros automáticos y realizar compras en establecimientos”, agregó.
En esta cuenta, los migrantes cuentan con un periodo posterior para que integren sus documentos oficiales una vez que son repatriados a México y con el apoyo de las diferentes autoridades. Durante muchos años, los deportados se han quejado de la misma situación con la banca: no les aceptan la matrícula consular y, en algunos casos, también les han negado la posibilidad de abrir una cuenta porque el pasaporte fue expedido en Estados Unidos.
“Esto puede ayudar mucho si se da constantemente la información porque cuando llegas a México, todo desorientado y deprimido, no piensas en lo que tienes que hacer y se te olvida lo que te dicen”, advierte Javier Rosales, un mexicano repatriado de Michigan hace dos años, a quien le costó casi un año entender cómo funciona el sistema bancario y no podía abrir una cuenta por falta de documentos en México.
El dinero en efectivo
A finales del año pasado, una propuesta de ley que aprobó el Senado mexicano puso la lupa en el dinero en efectivo que depositan los migrantes para enviar a México. Según el proyecto que pasó para su rectificación a la Cámara de Diputados, se permitiría a los bancos de México recibir los dólares en efectivo y obligaría al Banco de México a comprar lo que les quedara a las instituciones financieras que hacen transacciones con esa moneda para ponerlas como reservas del país.
La justificación de la propuesta fue que los migrantes ganan dinero legítimamente en efectivo y que pierden mucho dinero por los costos del sistema financiero.
Sin embargo, el Banco de México, Alejandro Díaz, a través de su gobernador puso el grito en el cielo y alertó que esa decisión abriría las puertas al dinero del narcotráfico y las transacciones fraudulentas.
“Sería México una gran lavadora”, alertó el senador de oposición Emilio Alvarez Icaza. El Fondo Monetario Internacional, a través de su directora gerente, Kristalina Georgieva, coincidió en las medidas pondrían en riesgo “la reputación” de las reservas del país.
El Banco de México, un organismo independiente del gobierno, señala que “es un engaño” que los migrantes no puedan ingresar dólares al sistema financiero porque actualmente tiene opciones de hacerlos por 300 dólares al día con un límite de 4,000 dólares al mes .
Además, precisa que en lo que va del año un 99.3% de las remesas en dólares han llegado a México por medio de la vía electrónica. O sea, que el manejo en efectivo para ingresar al sistema bancario por parte de los migrantes es de .7%.
Mientras tanto, la propuesta sigue en la Cámara de Diputados y, aunque no se ha vuelto a hablar de ella, no se ha descartado hasta el momento. En un parlamento abierto para la discusión, el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera dijo que el tema no debe ignorarse y deben buscar una solución.
“La esencia del problema está en que un número no menor de ellos (migrantes que visitan México, turistas extranjeros o empleados del sector turismo) no tiene posibilidad de cambiar sus dólares legítimamente ganados en el mercado formal, a tipos de cambio competitivos, y
acuden a centros cambiarios, restaurantes, comercios y gasolineras, que les pagan en promedio 10% por debajo del tipo de cambio más competitivo en el mercado, que es el que ofrecemos los bancos comerciales”, dijo.
Como ejemplo, mencionó que los límites en los que se venden y compran dólares en efectivo, podrían revisarse con las autoridades, sobre todo en zonas fronterizas y turísticas.
Mientras tanto, el Banco de México desarrolla un sistema para que las instituciones financieras puedan realizar “de forma rápida y eficiente, un perfil de las personas migrantes con quienes celebren operaciones” y por eso el interés de que se comparta la base de datos que los consulados han recogido en el extranjero, principalmente en EU.
Las autoridades financieras también crearán un sitio web y una aplicación que permitirá a los migrantes conocer centros de canje e identificar las sucursales más cercanas y ampliarán la lista de municipios en donde las instituciones de crédito cuenten con autorización para recibir dólares en efectivo por “operaciones de compra, recepción de depósitos, recepción de pagos por bienes o servicios, y transferencias o situación de fondos”.
Todo con los límites de 300 y 4,000 dólares como máximos por día y mes.
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